POR CRISTAL BARRIENTOS
EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- “El Día del Trabajo”, “la Batalla de Puebla”, “No sé”, fueron algunas de las respuestas a esta pregunta: ¿Qué se celebra el Cinco de Febrero? Para la mayoría de los entrevistados sólo es un día que no se labora o en caso contrario se paga triple.
Este cinco de febrero de 2003 se cumplen 86 años de la promulgación de la Constitución Mexicana, vigente hasta el día de hoy. Sin embargo en un sondeo realizado por El Siglo de Torreón en el primer cuadro de la ciudad, se comprobó que muchos desconocen el significado de una fecha tan importante.
“La verdad no sé qué se celebra”, dijo Roberto Ceceñas.
“La Batalla de Puebla, no me acuerdo, pero no se trabaja ”, señaló Julio César Estrada.
“Creo que la Batalla de Puebla, sí por eso no se trabaja”, indicó Rogelio Luévanos.
“No sé qué”, manifestó Leticia Rodríguez.
“El Día del Trabajo, no verdad, eso es en mayo, no sé, ya se me olvidó”, dijo Nora Ríos.
Un poco de historia
De acuerdo a los historiadores, en 1910 se inicia el movimiento armado de la Revolución Mexicana, a causa de las condiciones sociales, económicas y políticas generadas por la permanencia de Porfirio Díaz en el poder por más de 30 años.
Este movimiento es justamente el contexto en el que se promulga la Constitución que rige en México hasta la fecha.
Venustiano Carranza en su carácter de primer jefe del Ejército Constitucionalista, encargado del Poder Ejecutivo, convocó en diciembre de 1916 al Congreso para presentar un proyecto de reformas a la Constitución de 1857.
El documento sufrió numerosas modificaciones y adiciones para ajustarse a la nueva realidad social del país. Así, se promulgó el cinco de febrero de 1917 la Carta Magna vigente, en el Teatro de la República de la ciudad de Querétaro, que conjuntó los ideales revolucionarios del pueblo mexicano y que por su contenido ha sido definida como la primera Constitución social del siglo XX en el mundo.
El Congreso Constituyente contó con diputados de todos los estados y territorios del país, con excepción de Campeche, Quintana Roo, y estuvieron representadas ahí diversas fuerzas políticas: los carrancistas o "renovadores", como Luis Manuel Rojas, José Natividad Macías, Alfonso Cravioto, entre otros, los protagonistas o "radicales", como Heriberto Jara, Francisco J. Mújica, Luis G. Monzón, y también los independientes.
Había en el Constituyente hombres de lucha, conocedores de los problemas del pueblo mexicano: generales, ex ministros, obreros, periodistas, mineros, campesinos, ingenieros, abogados, médicos, profesores normalistas.
La nueva Constitución incluía una gran parte de los ordenamientos de la Constitución de 1857, especialmente lo referente a los derechos humanos, ya como "garantías individuales". La forma de Gobierno siguió siendo republicana, representativa, demócrata y federal; se refrendó la división de poderes en Ejecutivo, Judicial y Legislativo, si bien este último dejó de ser únicameral para dividirse en cámaras de Diputados y Senadores.
Se ratificó el sistema de elecciones directas y se decretó la no reelección, suprimiendo la vicepresi-dencia y dando mayor autonomía al Poder Judicial y más soberanía a los estados. En este marco se creó el municipio libre y se estableció un ordenamiento agrario en el país relativo a la propiedad de la tierra.
La constitución vigente determina la libertad de culto, la enseñanza laica y gratuita y la jornada de trabajo máxima de ocho horas y reconoce como libertades la expresión y asociación de los trabajadores.
Esta constitución ha experimentado múltiples modificaciones a fin de responder a los cambios políticos y sociales de nuestro país; entre ellas son particularmente importantes las referidas a la organización electoral, ya que permiten un mejor ejercicio del sistema democrático que la propia ley fundamental consagra.
En ese ámbito son significativas las reformas de 1953, en que se otorgó derecho de voto a las mujeres y de 1969, en que se concedió la ciudadanía a todos los mexicanos mayores de 18 años, así como las sucesivas reformas electorales de 1977, 1986, 1989, 1990, 1993, 1994 y 1996 destinadas a garantizar elecciones plenamente legales, limpias, imparciales y respetuosas de la voluntad popular.
En la actualidad, por mandato constitucional, el voto es universal, libre, directo y secreto para los cargos de elección popular y los partidos son entidades de interés público.
Las elecciones federales son organizadas por una institución autónoma, el Instituto Federal Electoral, cuyos principios rectores son la certeza, la legalidad, la independencia, la imparcialidad y la objetividad.