Temen que nuevo fenómeno acabe con humildes casas
POR CECILIA AGUILAR ACUÑA
EL SIGLO DE TORRÉON
FRANCISCO I. MADERO, COAH.- Tinas, ollas, jarros y hasta sartenes fueron utilizadas para sacar el agua que por los techos de carrizo, ventanas y puertas abruptamente se metía a la humilde casa de adobe. Dos pares de miradas angustiadas veían la escena en casa de Rosaura García Montes, eran los ojos de sus suegros, dos ancianos discapacitados que observaban cómo el agua llegaba hasta sus pies.
La tromba que azotó el pasado martes al ejido El Cántabro, puso a temblar a Rosaura, como al resto de sus dos mil habitantes.
Parecía que alguien dejaba caer cántaros de agua desde el cielo, comenta Rosaura, quien relata que la lluvia empezó en punto de las cinco de la madrugada y cesó a las 11 de la mañana, “el corazón nos temblaba a mis suegros, esposo e hijos por el miedo de que nuestra casa se viniera abajo”.
Casas pequeñas construidas con adobe humedecido y con techos de carrizo empapado, se aprecian enmarcadas por corrales formados con leña seca, otros de box spring y otro tanto con alambre oxidado por los años y las inclemencias del tiempo.
“Cuando cesó la lluvia, pensamos que todo acabaría, pero cuando volvió como a eso de las tres de la tarde y vimos que no paraba, empezó para nosotros nuevamente la angustia, pues afuera empezaba a formarse una laguna y nuestras cosas ya empezaban a mojarse, fue como a las nueve con 30 minutos, cuando mi vecina, Sara López de Zavala, habló a los bomberos para pedir ayuda”.
Rosaura y su esposo tienen una tiendita en un pequeño cuarto de adobe notablemente desgastado, donde surten de víveres diversos a más de 15 viviendas que se ubican alrededor. En medio de estas casitas, la tromba formó una gran alberca de un metro y medio de profundidad -según el reporte del comandante del Cuerpo de Bomberos de esta ciudad, Gilberto Lozoya Guerrero- y que dejó incomunicado a este sector.
El también director de Protección Civil Municipal, Lozoya Guerrero, manifiesta que al llamado de Sara, acudieron de inmediato tres unidades de la Dirección de Seguridad Pública Municipal, dos de bomberos y dos más de la Policía Estatal para prestar auxilio a los damnificados que prefirieron resguardarse en casas de vecinos y familiares en lugar de los lugares dispuestos como albergue.
Unas pipas con capacidad de 30 mililitros y otra de 15 mililitros, ayer al mediodía aún extraían agua de la laguna y de otro sector del poblado también anegado. De acuerdo a lo que informa Lozoya Guerrero, salvo que azotara otro chubasco, “por el momento está todo controlado”.
Rosaura y los demás habitantes volvieron a sus casas de las que aún escurría agua por los techos de carrizo. Ella manifiesta con recelo que ojalá “no vuelva la tromba, pues ahora sí se nos caen las casas”, luego voltea y sus ojos se toman con aquellas miradas, que ante su comentario, volvieron a reflejar angustia.
Negligencia...
Las vecinas del ejido El Cántabro comentan que son muchos los problemas que enfrenta su comunidad, pero califican que es por la negligencia de los gobiernos municipales, lo que les está pasando, ya que:
· Desde siempre han solicitado que el pozo donde se formó la laguna, sea llenado con tierra.
· Explican que esta problemática es de toda la vida, que ningún gobierno las ha apoyado.
· Se sienten olvidados y le echan la culpa a que el poblado es uno de los más alejados de la cabecera municipal.
· En este ejido, la gente enfrenta también la problemática de escasez de trabajo, pues el campo no se cultiva y mucha gente tuvo que buscar trabajo en las maquiladoras.
· Ahora, dicen que más de la mitad de esos trabajadores, fuero despedidos.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón
Ayuda
El secretario del Ayuntamiento, Isidro Perales, acompañado por la titular del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia, así como del responsable de la Dirección de Salud del municipio de Francisco I. Madero, visitaron las áreas afectadas y a las familias damnificadas para proporcionarles apoyo. La señora Altagracia de Marrufo Álvarez expuso que el DIF enviará despensas y cobertores para los damnificados.
Los acompañaba Ignacio Piña Valadez, quien expuso que la población mostró un estado de desespera-ción el pasado martes, ya que todas las casas parecían desintegrarse, “todo el recubrimiento de las paredes se cayó, aquello parecía como polvorones a punto de desintegrarse”.
Comentó que el apoyo que le está solicitando al Municipio a través del DIF es también una dotación de hules para cubrir los techos, “pues todos son de carrizo y si nuevamente llueve, seguro que no aguantarán... la verdad los pobladores del ejido El Cántabro están en verdadero peligro, pues todas las casas están humedecidas y eso pudiera provocar que se vengan abajo”.