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Son super papás; Yahir, Mauricio, Manuel y Mauricio Islas

Por Eunice Martínez Arias

El Siglo de Torreón

TORREÓN, COAH.- Los hay de todos los tipos: cascarrabias, tiernos, modernos y tradicionales. Hay papás cómplices, consejeros y que les encanta dar sermones, pero en una palabra para sus hijos son los mejores del mundo y por qué no decirlo, ¡unos súper papás!

Aunque Manuel (de la segunda generación de La Academia), Mauricio (ex inquilino de Big Brother), Yahir y Mauricio Islas no se consideran unos padres extraordinarios y mucho menos con “poderes especiales”, son ejemplo de amor y paciencia con sus hijos.

Mañana 15 de junio, festejarán su día trabajando o acompañados por su familia, sea como sea, sólo resta decir ¡Feliz Día del Padre!

El milagro de la vida

“Puedes estar ahí, no te preocupes”. Manuel esperaba ansioso que llegara la hora del parto; el médico ya le había dado permiso de acompañar a su esposa, solamente faltaba “que el condenado chaparro” se decidiera a salir.

“¡Lo vi nacer!”, exclamó emocionado. “Cuando vi salir al condenado chaparro casi me desmayo, me solté llorando. Me estaban temblando las manos”.

Manuel Mancillas –tercer lugar de la Segunda Generación de La Academia- fue testigo del milagro de la vida. Antes de casarse y convertirse en papá se sentía muy solo, pero a raíz de que contrajo matrimonio con Karina y que tuviera a su hijo, su existencia se iluminó. ¿Y qué decir de su bebé? Junto con su esposa, es lo más grande que le ha sucedido en la vida.

-¿De qué manera te enteraste que ibas a ser papá? “Constantemente le preguntaba ¿que pasó? ¿nada nuevo? Y ella (su esposa Karina) no me daba noticias de algún embarazo. Pero un día nos juntamos a cenar en el departamento de mi compadre Yahir; él, su novia, Karina y yo. Ahí cenando, mi esposa me dijo que me tenía una sorpresa, era que estaba embarazada. Me volví loco de la emoción”.

Gracias a big brother

Cuando Mauricio entró a concursar a Big Brother, lo hizo buscando el premio de los tres millones y una experiencia diferente, pero lo que nunca imaginó, es que esos días de encierro lo convertirían en el súper papá que cualquier niño siempre hubiera querido, incluyendo su hijo de seis años Erick.

“Por el programa te vuelves una persona que todo el mundo conoce y a mi hijo le hablaron maravillas de mí. Por obvias razones me convertí en una persona mucho más importante de lo que ya era para él”.

El simple hecho de pensar que su pequeño pudiera tener un accidente, pone muy mal al oriundo de Tecámac. Erick es el amor de su vida, quien le provocó esa sensación inexplicable cuando su pequeña manita lo tomó por primera vez. “En ese momento me di cuenta que no podría separarme nunca de él”.

Además del sustento diario, Mauricio busca inculcar en su hijo que sea alguien fiel a todas sus convicciones, sencillo, humilde, que quiera a todas las personas y que se dé a querer. Respecto al dinero, tiene que trabajar muy duro dentro de la construcción, pero asegura que su oficio de albañil le ha dejado lo suficiente como para vivir –no con lujos- pero sí bien.

Muy consentidor

Desde antes de tener hijos, Mauricio Islas supo cómo iba a ser con ellos: cien por ciento consentidor y cariñoso. “Y realmente así soy con Camila; me chantajea totalmente, me tiene manipulado. Mi nena me dobla con una sonrisa”.

Todo el amor que siente por ella, es más “real” que la misma telenovela que protagoniza junto con Adela Noriega y Fernando Colunga. Mauricio Islas no tuvo mucho tiempo para platicar sobre la paternidad, pero cuando quiso hacerlo no encontró las palabras precisas para definir tal estado del hombre. “Quizá una lágrima y una sonrisa juntas explicarían lo que siento. Podría decir, amor, felicidad... pero me quedaría corto para explicar lo que verdaderamente siento dentro de mí”.

Y es que este actor que le da vida a Adolfo, recuerda que cuando le dieron la noticia del nacimiento de su pequeña, se le movieron las entrañas, y cuando la tuvo en sus brazos “toqué el cielo”.

“Híjole, no sé si en el futuro me convertiré en un padre celoso, ahorita podría decir que sí por muchas cosas, pero mejor me preocuparé cuando crezca (Camila)”.

Un papá de diez

Las grabaciones de la telenovela, los conciertos de La Academia, la promoción de su disco, las entrevistas y las sesiones fotográficas... ¿a qué hora es papá?

Pues así, con todo y su apretada agenda de trabajo, Yahir Othón Parra se da un tiempo para estar con su pequeño Tristán. Hay quienes aseguran que es el mejor papá del mundo, otros dicen simplemente que es un ¡súper papá!

El originario de Hermosillo, Sonora trabaja al cien por ciento diariamente con el único objetivo de asegurarle un porvenir a su hijo. "Todo lo hago por él, es mi adoración", dice.

Y es que no hay cosa más importante en la vida para el intérprete de Alucinado que su pequeño. Su compadre Manuel cuenta que Yahir tuvo al niño por mucho tiempo, incluso él (Manuel) llegó a cuidárselo para que se fuera a cantar al bar donde trabajaba.

Tristán es el fruto de la relación que el nuevo artista tuvo con Jacqueline Fierros hace años. No se casaron pero el joven nunca se desatendió del niño.

El 22 de julio del 2002 durante el tercer concierto de la primera generación de La Academia, Yahir recibió el mejor regalo que pudo: Tristán le entregó los documentos que lo acreditaban como su hijo legítimo.

El ejemplo es su herencia

Ya están en el firmamento, pero la luz de estas estrellas continúa iluminando la vida de sus hijos, quienes decidieron seguir sus pasos profesionales sin olvidar los consejos que ellos les dieron.

-Jorge Ortiz de Pinedo y su padre Óscar Ortiz de Pinedo. Ambos trabajaron en obras como Las Locuras de Don Juan y Cuidado con el de los Cuernos, donde “Jorgito” fue testigo del cariño que la gente tenía por su protector.

-Irma Infante no alcanzó a conocer a su padre, el ídolo de Guamuchil, Pedro Infante, pero conoce el legado innegable que le dejó a ella y su familia.

-José Elías Moreno es otro que perdió a su padre a temprana edad, Don José Elías Moreno. Tenía sólo 13 años, y fue hasta seis años después cuando decidió incursionar en el medio artístico.

-Además de haber sido uno de los mejores actores de la época del Cine de Oro en México, Pedro Armendáriz fue un padre que nunca dejó de lado a su familia y enseñó valores a su hijo, el también actor Pedro Armendáriz Jr.

-Ni los amigos que tiene desde la infancia han superado la confianza y el afecto de verdadero "cuate" que Jorge Reynoso sintió por su papá, el actor de cine y telenovelas David Reynoso.

FUENTE: Investigación El Siglo de Torreón

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