SUN-AEE
MÉXICO, DF.- La novela de Margo Glantz sigue dejando rastros: Primero fue finalista en el premio Herralde 2002, en España; y esta vez hizo viajar a la autora a Guadalajara, para recibir el premio Sor Juana Inés de la Cruz 2003 en el marco de la Feria Internacional del Libro (FIL), precisamente por El Rastro.
El de Glantz ha sido un camino de ida y vuelta hacia la llamada ?décima musa?, de quien habla ahora en entrevista.
Un diván es el espacio propicio para el diálogo. Ella posa como odalisca o como ?mujer fatal?, con el cigarrillo que humea entre los dedos.
Una de las descripciones posibles de la novela es que se trata de un soneto de Sor Juana, aquel de ?Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba?, puesto como semilla, y a partir del cual nace un árbol narrativo.
Explica la autora: ?Sor Juana ha sido importante para mí en muchos sentidos. En ella veo la rebeldía de un escritor que se enfrenta a un tipo de tradición artística muy exigente, muy esclavizante, y la posibilidad de liberarse de esa esclavitud pero al mismo tiempo innovar. Proust dice que la retórica es una cárcel, pero que gracias a esa cárcel se han producido los más bellos textos de la literatura universal. Ocurre así en Sor Juana: Se trata de romper con la estructura del soneto pero a la vez de respetar su forma?.
-¿Por qué ese soneto en especial? -Porque en él está perfectamente centralizado el problema del amor, del sentimiento, que siempre está ligado al corazón y al mismo tiempo a la palabra mentirosa, esa ?baja retórica, que decía Sor Juana.
?Esa baja retórica se puede disolver para que el amante entienda que el amado lo ama realmente, a través de esa licuefacción: En el momento en el que el llanto se produce, el corazón destila y queda deshecho en las manos del amante. Me parecía la metáfora perfecta para este problema de la correspondencia amorosa?.
-¿Qué es para usted lo más entrañable en Sor Juana? -Es inagotable, es infinita. Tiene sonetos de una gran perfección y cristalinos, que pueden leerse en su primera acepción y entenderse en todos los niveles, pero al mismo tiempo tienen toda una serie de capas que uno puede ir como destapando y profundizando en ellas. O está también la Sor Juana del Primero Sueño, misteriosa, hermética, pero con unas imágenes deslumbrantes, que nunca acaba uno de descifrar totalmente, y que producen por eso una necesidad incesante de lecturas y relecturas.
-Sor Juana se ha vuelto un icono de muchas cosas, por ejemplo de la literatura femenina- ?Y eso es demasiado fácil. Me indigna, me subleva profundamente, que cualquier persona llegue a Sor Juana y crea que la puede descifrar tranquilamente. Hay, sí, cosas de Sor Juana que se pueden dar casi a nivel de bolero, como si fueran letras de Agustín Lara, pero detrás de eso hay cosas mucho más profundas, mucho más difíciles de penetrar y para llegar a las cuales uno necesita trabajar mucho. Implica un gran gozo encontrar una especie de médula del texto, aunque no llegue uno a encontrar la verdadera médula: Es como descascarar y descascarar, como algo infinito?.
-Es curioso que la tomen como modelo algunas escritoras actuales, que les señala una ruta hacia ?lo femenino?.
?Sí hay un nivel muy directo para poder verlo así, pero ese es uno de los errores del feminismo: No trabajar con profundidad, no desmontar mejor los mecanismos de lo que podría ser el feminismo de Sor Juana, porque se quedan en fórmulas vacías y estereotipos?.
-Y se vuelve a la vez un camino hacia lo ligero-. ?Yo quisiera pensar, sin ser soberbia, que he explorado en El Rastro el problema del sentimiento sin caer en el sentimentalismo. Para eso se necesita prescindir de muchas cosas fáciles, evidentes, que llaman mucho la atención, que venden mucho pero que no son lo que a mí me interesa.
?Creo que la posibilidad de ese tipo de libros tenga éxito se está cancelando de alguna forma, porque llega a ser un manoseo total, una devaluación de alguien como Sor Juana que fue tan perversa, tan sofisticada, artificiosa, capaz de hacer construcciones tan profundas o piramidales o funestas como la de Primero Sueño.
-Incluso se volvió un estandarte del movimiento lésbico. ?Eso me parece legítimo para quienes lo hacen, no sé si para Sor Juana. Uno puede utilizar la literatura para muchos fines. A mí no me parecería ese uno de sus fines, pero no critico a quienes lo hacen?.