FORT WORTH, EU.- La sueca Annika Sorenstam va a sufrir en un torneo la presión habitual en Tiger Woods cuando participe, a partir de hoy, como única mujer en el torneo Colonial del circuito de la PGA.
Sorenstam como número uno del golf femenino mundial ya está acostumbrada a ser objeto de atención, aunque en el torneo tendrá mucha más presión que la habitual.
La golfista ha ganado 13 torneos internacionales femeninos el año pasado y puede atraer la misma expectación de la prensa que Woods en esta ocasión cuando golpee la pelota hoy en el Colonial Country Club.
Sorenstam se convertirá en la primera mujer que juega en 58 años en un torneo de la PGA y el impacto de este factor supera a lo previsto.
Mientras la deportista de 32 años sostiene que la decisión de aceptar la invitación al torneo no tiene nada que ver con cualquier misión feminista, ha abierto nuevamente el debate sobre si hombres y mujeres pueden jugar en el mismo campo de golf.
Personalidades de dentro y fuera del golf han opinado sobre el tema que ya ha generado más interés que el mismo torneo.
Los puntos de vista incluyen una abierta hostilidad, como en el caso del fidjiano Vijay Singh que dijo que Sorenstam no tiene que intervenir en un torneo masculino o Nick Price que tachó su decisión como una maniobra publicitaria.
Pero, Sorenstam encontró un aliado en el propio Woods y, naturalmente, el apoyo de sus compañeras como la británica Laura Davies y la surcoreana Pak Se Ri.
Además de figuras destacadas de otros deportes como las ex tenistas estadounidense Martina Navratilova y Billy Jean King.
Sorenstam misma, ha dicho repetidas veces que no quiere verse envuelta en una “batalla de sexos”. Un choque de estas características en otro deporte terminó desfavorablemente para las tenistas Venus y Serena Williams que fueron apabulladamente vencidas por el especialista de dobles alemán Karsten Braasch durante el Abierto de Australia en 1998.
El partido tuvo lugar después de que las tenistas estadounidenses, que todavía no habían ganado un torneo de Grand Slam, habían sostenido que podrían ganar a un jugador que estuviera en los primeros 200 del ranking mundial.
Braasch, colocado en el puesto 203 y con 30 años, aceptó el reto. Gran fumador en el final de su carrera profesional, Braasch no llegó ni a transpirar mientras derrotaba a Serena por 6-1 y hacía lo mismo con Venus por 6-2, a continuación.
Esperanzas realistas
Sorenstam ha sido más prudente. “Tengo curiosidad por ver hasta donde llega mi juego”, dijo.
“Ahora estoy aquí...Creo que, personalmente, no tengo nada que perder. Nadie espera nada de mí. Espero jugar bien”, agregó. “Creo que bajo condiciones normales en este campo puedo mantener el par y donde me colocará eso, no tengo ni idea”, sostuvo.
Tal es la atención que ha generado su presencia en el torneo de Forth Worth que más de 600 periodistas se reunieron en la conferencia de prensa del martes tras solo tres golpes de práctica bajo la lluvia que no le dejó entrenarse adecuadamente.
“Estoy haciendo esto para probarme a mí misma y no creo que nadie quiera probarme al mismo tiempo”, señaló. “Tengo que ser positiva en mis pensamientos y soy positiva acerca de mi juego”, agregó.