Uno de los mitos más antiguos y más arraigados en las mujeres es el de que “cada hijo cuesta un diente” y que ha ocasionado que gran parte de la población femenina esté mutilada de su aparato masticatorio.
Investigaciones recientes llevadas a cabo por la Dra. Rosa Ma. Díaz Romero, en el Instituto Nacional de Perinatología de la Secretaría de Salud, se ha propuesto dilucidar el fondo de esta falacia.
Tomando en cuenta la historia natural de la caries, como la tiene cualquier otra enfermedad, se concluyó que ésta se acelera debido a que las mujeres en el período de gestación ingieren demasiados alimentos principalmente carbohidratos, y posteriormente no se cepillan los dientes adecuadamente debido a que esto les provoca molestias o náuseas. Así pues la lesión cariosa, que puede haberse iniciado antes de la gestación, se desarrolla con gran rapidez por estas causas.
La información distorsionada que se ha propagado ha ocasionado que las embarazadas con problemas bucodentales no se atiendan correctamente con el especialista.
El primer problema al que se enfrenta la mujer embarazada es el miedo a la anestesia “por la intoxicación al feto”. Las investigaciones llevadas a cabo por la Dra. Díaz Romero demostraron que es totalmente inocua y que se puede utilizar, incluso en el tercer trimestre del embarazo periodo que se considera crítico sin ningún efecto nocivo para la madre ni para el producto.
También se comprobó que las radiaciones por los aparatos de rayos X no tienen la intensidad necesaria como para ocasionar malformaciones en el feto ya que no alcanza a traspasar el cuerpo de la mujer, en esa zona, pero para su mayor tranquilidad se recomienda ampliamente la utilización de los mandiles de plomo.
Con lo que respecta a la llamada “gingivitis del embarazo” la Dra. Díaz dice: “Ahora se sabe que las hormonas propias del embarazo adelgazan el epitelio masticatorio, pero que son principalmente los irritantes locales, la placa dentobacteriana, los factores que en un momento dado provocan esta inflamación. Pero esto puede suceder también en mujeres que no están esperando un hijo y que no asean correctamente la cavidad oral”.
Es importante eliminar lo más pronto posible cualquier foco de infección potencial en este período, ya sea en la boca o en cualquier otra parte del organismo, ya que puede dañar al producto.
Así que no hay ninguna sustentación para seguir afirmando que “cada hijo cuesta un diente”, el estar embarazada no le impide atenderse, y cuidarse.