Numerosas veces nos encontramos en nuestra consulta con niños que presentan serios problemas dentales ya muy avanzados y que en la mayoría de los casos se pudieron haber evitado. Cuando platicamos con los padres nos damos cuenta que por la falta de información o por desinterés no habían atendido a sus hijos.
Si los padres tuvieran más información sobre el cuidado dental preventivo tendríamos como resultado un número menor de problemas bucodentales a edades tempranas.
El desarrollo de los dientes primarios (de leche) empieza en la quinta semana de embarazo, y aparecen en boca hasta que el bebé tiene seis meses de edad, aunque en algunas ocasiones puede ser antes o después de este tiempo, y no terminan de erupcionar hasta alrededor de los tres años de edad aproximadamente, en total son 20 dientes primarios (de leche) y 32 permanentes.
Algunos padres creen que porque son dientes de leche es decir que se van a caer no es necesario atenderlos y eso es totalmente erróneo ya que el proceso de cambio inicia alrededor de los 6 años y termina aproximadamente a los 12 años, los dientes primarios son tan importantes como los dientes permanentes, ya que tienen muchas funciones, les permiten pronunciar mejor las palabras, masticar, sonreír, son guía de erupción de los dientes permanentes además de estimular el crecimiento tanto de maxilar como de mandíbula.
La primera visita al odontólogo se recomienda dentro de los primeros 6 meses de edad, esto con el objeto de que se les informe sobre los cuidados que deben tener, para que su hijo no desarrolle ninguna enfermedad bucodental, por ejemplo se recomienda iniciar la higiene en la boca incluso antes de la aparición de los primeros dientes. Esto acostumbra al niño al proceso de limpieza y proporciona un medio ambiente favorable para la erupción de los dientes primarios (de leche), éstos se pueden limpiar con una gasa húmeda enredada en el dedo índice después de alimentarlos y seguir el procedimiento una vez que aparezcan los primeros dientes en la boca del bebé, para retirar la placa dentobacteriana y los restos alimenticios.
Cuando aparecen las primeras muelitas en el niño se puede empezar a utilizar el cepillo dental, pero sin pasta dental, es decir con agua únicamente, a medida que el niño va creciendo y va adquiriendo la capacidad de escupir, podemos colocar pasta dental, la cantidad que se debe colocar en el cepillo es el del tamaño de un chícharo, en realidad no necesitamos mayor cantidad, recuerde que lo importante es retirar adecuadamente la placa dentobacteriana, que es la película blanca que se forma en los dientes en cuestión de horas y que ahí se alojan restos alimenticios y las bacterias responsables de la formación de caries.
Debemos tener cuidado con las pastas que son para niños ya que por su sabor agradable puede provocar que los niños, lo utilicen como dulce y la ingesta excesiva de flúor puede provocar fluorosis dental. El flúor efectivamente nos ayuda a controlar el desarrollo de caries, pero la ingesta excesiva de éste puede provocar pigmentaciones en dentición permanente y puede afectar la estética de los dientes. Lo ideal es entonces que si utilizamos este tipo de pastas, las mantengamos lejos del alcance de los niños.
También debemos estar conscientes que el uso prolongado del biberón puede provocar caries a edades muy tempranas (al año de edad), se debe evitar el uso de bebidas azucaradas en el biberón por ejemplo refrescos, leche con chocolate y jugos cuando el bebé se vaya a dormir, pues este mal hábito puede traernos como consecuencia un problema llamado caries temprana de la infancia, esta enfermedad empieza con manchas blancas en los dientes anteriores superiores originadas por la descalcificación de los dientes, por el ácido producido por las bacterias, mientras no exista una cavidad, la caries se puede remineralizar, sin embargo si sigue esto, entonces avanzará hasta la destrucción del diente y se puede afectar el resto de los dientes primarios provocando dolor al niño.
La limpieza de los dientes es responsabilidad de los padres hasta que el niño tiene aproximadamente siete años de edad que es el tiempo en el que está demostrado que tienen la destreza para retirar adecuadamente la placa dentobacteriana.
La buena salud dental se reflejará en el bienestar general del niño y recuerde que la mejor forma de tratamiento será siempre la prevención.