GÓMEZ PALACIO, DGO.- “Yo tuve una vez un globo que de tanto hablar se desinflaba”; frases como ésta, expresadas por un niño, impulsaron al “Tío Patota” a iniciar su carrera como cuenta cuentos y lo inspiraron a realizar libros como “Estuve en el Fin del Mundo”, “Shhh, Atentos y Calladitos” y hasta “El Arte de Contar Cuentos”.
Eduardo Robles Boza “Tío Patota”, mexicano, hijo de padres españoles, reconoce: “Vivo del cuento, como los políticos, pero diferente, pues trato de despertar la imaginación del niño. Momentos antes de tener el contacto con los menores que esperan impacientes el primer cuento, se aísla, pues es importante meterte en ti mismo y pensar los cuentos que vas a narrar”, explica.
“El Tío Patota”, que hoy dirige la Asociación Nacional de Narradores de Cuentos, recuerda su inicio como cuentero, hace 25 años... Y fue por casualidad, reconoce, pues en una ocasión me dijeron que contara un cuento y noté la respuesta enorme de los niños y de ahí me agarré y hasta hoy, pero los cuenteros existen de toda la vida, sin embargo la narrativa oral y moderna, yo la inicié, asegura.
¿Por qué ese oficio?
Mira, soy comunicador y me gusta la palabra, he leído mucho, me gusta hablar y escribir, entonces siento que es el arte más directo porque a través de la palabra tú estás mirando a los ojos a quien te escucha y encuentras una respuesta inmediata, las personas te sonríen, se enternecen, se sorprenden, hay comunicación directa, perfecta y se da el circuito de la comunicación, pues provocas sentimiento y puedes hacer mucho daño o hacer volar a la persona con sus propias alas, entonces pienso que hay una fuerza, la que lleva la palabra bien dicha y bien entonada que puede mover montañas con ella.
Yo he provocado llanto en la gente pero también carcajadas hasta tirarse al suelo y eso en cuestión de segundos, entonces es magia, es un arma, porque prendes la imaginación, todo lo que estás contando lo están viendo, entonces es mágico, el comunicarse con alguien es eso, miles de personas que tienes a tu alrededor, el Centro Nacional de las Artes a reventar y todos sin moverse, niños y grandes, escuchando la palabra imaginando, están esperando lo siguiente que vas a expresar, es como decirle al mundo, no pierdas la capacidad de charlar, yo puedo con una palabra herirte o enamorarte.
Sonia Salum, promotora de la cultura, aseguraba que lo que pasa es que como no se cobran impuestos por hablar, el día que Hacienda te cobre impuestos por cada palabra que digas, entonces sí te cuidarás y eso es verdad.
¿Qué haces antes de empezar a contar un cuento?
Antes de empezar debo estar solo, es importante sensibilizarte a flor de piel las emociones, eso es vital para que esa dureza de la defensiva se te ablande, lo segundo es pensar qué cuento voy a contar, pero eso no lo preparas, pues tiene que darse un segundo antes y según la gente que tienes enfrente, no lo tienes que memorizar, lo improvisas, pero además tiene que ser algo que a ti te guste y lo tercero entrarle al toro y tienes que vivir lo que estás contando, si no lo sientes tú, no lo sienten los demás, es maravilloso cuando hay una comunicación humana, cuando no hay televisión, ni otro aparato más que una relación directa es maravilloso.
Yo mismo me río de lo que digo o cuando digo algo que no había pensado y luego no debes dejarte emborrachar con el engaño de más y más, tienes que saber detenerte, no excederte, cuenta lo que tienes que contar y que la gente quede con ganas de seguir escuchando para que guste de este maravilloso mundo de imaginación que está desapareciendo.
¿Por qué si es tan bonita esta actividad y gusta tanto a los niños, no es tan promovida?
Es bonito despertar la imaginación pero hay falta de promoción y de interés y se debe en gran parte a que somos un país que no lee, pues sólo el tres por ciento de los mexicanos practica la lectura y eso provoca que muy poca gente sepa hablar, la mayoría no sabe ni siquiera construir y usar la palabra con gusto, la palabra tiene olor, forma, como decía García Márquez, empezando por ahí, pero también hay tantos medios de comunicación, yo creo en la televisión pero no abuso de ella y creo que la televisión y los juegos de maquinitas han acabado con la capacidad de imaginar del ser humano.
¿Qué sucede hoy con esas maquinitas y la televisión?
Todo se simplifica, eres espectador de todo y luego se escribe mal, entonces se han perdido muchos valores y ese Don de la plática también desaparece, en el interior del país se conserva más la charla, pero en algunos países como Estados Unidos tomarse un café sin haber algún trato de negocio y dinero de por medio es pérdida de tiempo, si le propones a alguien, vamos a platicar, te cuestiona de inmediato ¿de qué? y si contestas que de cualquier cosa te tildan de loco y tendemos a perder el diálogo, entonces al niño, al contarle cuentos, estás aportando mucho, la comunicación, la convivencia, pero sobre todo el saber escuchar y conversar y de esta forma rescatas muchas cosas.
¿Qué haces para rescatar la práctica del diálogo?
Bueno, tengo la Asociación Nacional de Narradores de Cuento a la que cada vez se suman más personas interesadas en iniciar la práctica del cuento y entretener niños y entonces te encuentras con comentarios mágicos que los niños se imaginan, que quieren expresar pero que nadie los escucha y cuando lo hacen piensan que están locos y luego luego pretenden llevarlos con un psicólogo, porque la mayoría de los padres no conoce a sus hijos.
¿Es verdad que los niños de hoy son diferentes, más despiertos?
Eso es falso; es cierto que hoy a los niños les interesan más los viajes galácticos y superhéroes y muchos despiertan la maldad, sobre todo la violencia, pero eso es lo único que les dan de comer a través de los medios de comunicación y películas americanas, sin embargo cuando les doy los cuentos que yo cuento como “La Cosquilla”, “El Lápiz Poeta”, “La Pelota Carlota” o “El Clavo que Quería ser Tornillo”, el niño los quiere y te contesta en el mismo idioma: “Yo tenía un amigo que era globo, pero de tanto hablar se desinfló” y cosas de ésas, significa que vuelven a rescatar la imaginación y revaloran las cosas.
Cuando pláticas con los niños ¿qué es lo que descubres?
Aunque no creas, los niños son poetas y son fuente de inspiración para inventar cuentos, los infantes de hoy son los mismos de ayer, con más capacidades, he escuchado frases como cuando un pequeño en Cocoyoc me dijo: cuando me emociono mi corazón brinca, pero yo lo atrapo porque es mío, otro me dijo: te quiero tanto pero no te alcanzo, los niños son poetas si los dejas hablar y te dicen cosas maravillosas, te sorprendes y precisamente por los niños tengo ese principio: Hacer para Ser y Crear para Creer y eso intento llevarlo a cabo con maestros, niños, padres de familia, soy niñero y muy soñador, hablo con el corazón y luego con la cabeza, contrario a muchos.
Y al hablar con los jóvenes, ¿qué descubres?
Que están alejados de sus padres, cuando un padre se sorprende y se alarma al momento en que habla con su hijo adolescente, significa que no lo conoce, que está alejado del mundo actual y no puede aplicar medidas preventivas, no habla el mismo idioma que su hijo y eso es muy riesgoso.
El Libro “Estuve en el Fin del Mundo”, habla de un grupo de jóvenes que acuden al Festival Cervantino, pero ellos le dicen “festival cerventino”, es una historia real, fuerte, pero aleccionadora, los muchachos consumen droga, alcohol, practican el sexo, hay violencia y uno muere en una bronca, se narra en primera persona y refleja una excesiva libertad permitida por sus padres y algunos jóvenes reprimidos por sus papás que cuando salen se debilitan frente a este mundo que los absorbe y los consume porque no tienen defensa, entonces la lección es ésa, el respaldo y la orientación que los hijos requieren de sus padres para prepararse a enfrentar la vida, es algo muy difícil porque el tiempo moderno, dicen que obliga a trabajar a la pareja y entonces el tipo de vida se va deformando y la sociedad se transforma, lamentablemente para mal como la que hoy conocemos.
NIVEL VERGONZOSO
En nuestro país, sólo el tres por ciento de las personas practica la lectura por gusto; otro grupo estudia porque será cuestionado y si se compara el porcentaje con otras naciones, nos ubicamos en un nivel vergonzoso:
España: 36 por ciento.
Alemania: 60 por ciento.
Japón: 91 por ciento.
Chile: 18 por ciento.
México: tres por ciento.
FUENTE: Asociación Nacional de Narradores de Cuentos.