Reuters
Nueva York, EU.- La capacidad de Richard Grasso para combinar los 200 años de tradición de la Bolsa de Valores de Nueva York con la era de las transacciones financieras automatizadas puede haber sido su mayor logro, un acto de equilibrismo que preservó los gritos típicos de la bolsa.
Pero ahora, la tradición de siglos de la Bolsa de Nueva York (NYSE por sus siglas en inglés), de negociar la compra y venta de valores a viva voz, podría verse de nuevo amenazada por el zumbido de las máquinas de la era digital.
Grasso, que tras duras presiones terminó renunciando el miércoles a su cargo de presidente de la NYSE, había defendido el sistema tradicional, ante la competencia de Archipelago, Instinet y otras redes de comunicaciones electrónicas (ECN por su sigla en inglés), que se pusieron de moda en los años ?90. Instinet Group Inc. es en su mayoría propiedad de Reuters Group Plc.
Las ECN quitaron participación de mercado tanto a la Bolsa de Nueva York como al mercado electrónico Nasdaq, al argumentar que las transacciones automatizadas, que principalmente son anónimas, son la forma más eficiente y barata de hacer negocios.
Grasso actuó enérgicamente para limitar el avance de los ECN, pero ahora habrá que ver si su sucesor tendrá la astucia política, o la voluntad férrea, para seguir con esa línea.
Históricamente, la NYSE no ha sido muy proclive al cambio. Incluso en la sala de operaciones que se construyó como un guiño a la brillante ?Nueva Economía? de los años ?90 se desarrollan esencialmente las mismas funciones que en las salas de transacciones más antiguas.
Y pese a que la bolsa invirtió millones de dólares en nuevas tecnologías para mejorar el flujo de las órdenes, la velocidad y la combinación de compras y ventas, de todas formas preservó el modelo de operaciones de subastas a viva voz.
De hecho, el método de la NYSE es tan antiguo como el mercado mismo, establecido en 1792 bajo un sicomoro en la calle Wall Street.
Cuando Grasso dejó la presidencia de la bolsa el miércoles, muchos apostaron a que se acercarían cambios significativos.
Pero los miles de operadores que gritan para realizar sus transacciones siguen siendo esenciales para la NYSE, incluso a pesar de que las computadoras que hacen coincidir a compradores con vendedores han reemplazado a los operadores en otras bolsas.
A muchos les gustaría que la NYSE siga así, una idea que apoyan principalmente los operadores del piso de la bolsa y las firmas para las que trabajan.
?Lo que parecería ser anticuado, no lo es?, dijo James MaGuire Sr. un veterano operador de la firma LaBranche & Co. ?Que la gente diga ?hay que moverse a lo electrónico?, bueno por Dios, ya hemos hecho eso?, agregó.
Grasso, que dejó el cargo tras la indignación que generó su paquete de compensación de 140 millones de dólares, apoyaba el antiguo sistema, pues decía que la participación humana es un requisito para que las transacciones se hagan con eficacia.
Grasso y otros argumentaban que sólo un operador experimentado puede evaluar los matices de la oferta y la demanda de una acción determinada en cualquier momento, y actuar para explotar los sutiles cambios de los valores.
MaGuire piensa que los inversionistas no quieren que la bolsa se deshaga de los especialistas que operan en el piso del mercado.
?La gente quiere representación en el punto de venta?, dijo el operador. ?Hasta que se invente algún tipo de robot bastante sofisticado, nosotros estaremos allí?.
Todavía está por verse si los nuevos líderes de la NYSE coincidirán con este punto de vista, pero los críticos no han cedido en su postura.
?La diferencia entre nosotros y las operaciones a viva voz es la inmediatez, la consistencia y la certidumbre. Uno sabe exactamente cuáles son las reglas, porque están codificadas en el software?, dijo Jerry Putnam, presidente ejecutivo de Archipelago.
Mientras el directorio de la NYSE busca un nuevo presidente, los operadores que protegía Grasso han vuelto a sus actividades.
Con sus insignias verdes, pasaban ayer los controles de seguridad que Grasso fortaleció después de los atentados del 11 de septiembre de 2001.
, mientras que otros estaban sentados en los escalones de edificios contiguos a la bolsa, tomando café, fumando y mirando los diarios para buscar titulares mencionando a Grasso.
?Va a ser diferente?, dijo uno de ellos. ?Pero no sé de qué manera?.