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Sueño americano| 'Que estén sanos aunque no los vea'

Consuelo cruzó la frontera de ilegal con la esperanza de ver a su hijo.

TORREÓN, COAH.- Casi 20 años sin ver a su hijo. De escuchar sólo su voz por teléfono. Por eso a Consuelo de Ávila no le importó cruzar la frontera como ilegal. No tuvo suerte: la “migra” hizo bien su trabajo y ella regresó con las manos vacías.

Consuelo tiene 61 años y tuvo la fuerza suficiente para saltar bardas, lomas y más lomas. La esperanza de ver a su hijo le dio valor para correr cuando era necesario y para levantarse cuando caía. Al verse descubierta por la patrulla fronteriza sintió miedo, su cuerpo se paralizó y ya no tuvo aliento para seguir su carrera.

Iba en compañía de Miliki, otro de sus hijos que vive de ilegal en los Estados Unidos desde hace varios años. También había mujeres con sus pequeños. Dice que no sabe por qué parte del vecino país caminaba cuando fueron descubiertos.

Miliki se quedó en la frontera para seguir intentando pasar a los Estados Unidos. Allá tiene su trabajo, su casa y hasta un automóvil. Su vida está hecha en aquel país y no desistirá hasta conseguir su objetivo.

Consuelo batalla para hablar, las palabras se le atoran en la garganta cuando dice que en este mes se cumplen 20 años sin ver a su hijo Jaime. A pesar de haber pasado tanto tiempo todavía lo extraña como el primer día que partió a los Estados Unidos en busca de mejores oportunidades.

Jaime logró su sueño: ahora tiene una casa propia, su madre dice que trabaja de día y de noche para sacar adelante a su familia, lo malo es que sigue sin obtener su residencia y por eso nunca ha podido regresar a México.

Desde que la “migra” la detuvo y la regresaron a México, Consuelo no para de llorar, todos los días le pide a Dios por sus hijos. Tiene miedo que Miliki no logre cruzar la frontera: “la ilusión de mi Jaime era que yo llegara, me decía que lo intentara otra vez”.

Pero Consuelo le dijo no. El “pollero” la quería pasar por un túnel y no se animó. “No le he dicho yo a nadie como está ese túnel, está lleno de ratas, aguas negras, murciélagos, al final íbamos a salir por una alcantarilla y luego nos esconderíamos en un contenedor, pero ya no tuve el valor de seguir”.

A pesar de que los policías de la patrulla fronteriza se portaron bien -no hubo insultos ni maltratos cuando los detuvieron- las súplicas de Consuelo para que la dejaran seguir no fueron escuchadas. Le tomaron muchas fotografías, le preguntaron de todo y plasmaron sus huellas digitales en muchos papeles.

“Cuando vi a los policías sentí que la sangre se me fue hasta abajo pero me dí mucho valor, no les demostré miedo ni nada”. Consuelo imita el acento americano de los patrulleros para contar lo que le dijeron ese día.

- ¿ De dónde ser?, le preguntó un policía.

- De Guadalupe, Zacatecas, mintió Consuelo.

- ¿Por qué tu cruzar línea?

- Porque quiero conocer.

Y las preguntas siguieron y las mentiras también. Los patrulleros nunca se dieron cuenta que Miliki es su hijo y que uno de los niños es su nieto. “Jaime es mi adoración, lo extraño mucho pero qué gano, voy a intentar sacar mi pasaporte, ojalá y me lo quieran dar”.

A Consuelo se le siguen cortando las palabras cuando habla de su hijo. Detiene el aliento y hace una pausa para limpiarse las lágrimas del rostro. “Yo iba con mucha fe, estaba segura que pasaríamos, pensé que podríamos, pero no fue así”.

Ahora sólo espera que Miliki cruce la frontera con su esposa y su hijo sin que nada les pasé. No le importa seguir extrañando a Jaime a más no poder. Lo único que quiere y se lo pide a Dios, es que sigan sanos y salvos aunque no los vuelva a ver.

El trabajo ilegal y sus beneficios

En los últimos cinco años, las remesas de Estados Unidos a México se duplicaron en los últimos cinco años, según el Banco de México:

*Según estadísticas, la migración de mexicanos a Estados Unidos creció entre 12 y 15 por ciento en los últimos años y ya son entre 20 y 25 millones los que residen en ese país.

*Entre enero y mayo las remesas familiares crecieron 28.29 por ciento, es decir cuatro mil 994 millones de dólares, desde los tres mil 893 millones alcanzados en igual período del 2002.

*Los envíos de dinero podrían llegar a entre diez mil 500 y 12 mil millones de dólares anuales a diciembre, para sostener a unos 2.5 millones de familias mexicanas.

*Las remesas podrían trepar a un récord de 13 mil millones de dólares para fines del 2004.

FUENTE: Agencias

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