Rodrigo Camacho ofrecerá un taller de arte popular en el Centro de las Artes
TORREÓN, COAH.- Más que alebrijes son quimeras laguneras, porque representan la fauna característica de la región como los moyotes, las víboras de cascabel, los coyotes y los zopilotes. Obviamente, sin perder el sentido fantástico privativo de los seres mitológicos.
En busca de una identidad en el arte popular de la región, Rodrigo Camacho impartirá el taller de elaboración de alebrijes, en el Centro de las Artes del Instituto Coahuilense de Cultura (Icocult) Laguna.
Dicho curso se desarrollará los días 25, 27 y 29 de agosto y primero, tres y cinco de septiembre. Serán seis sesiones, en las que el material está incluido.
En entrevista, Camacho aclara que el taller está dirigido al público en general. No únicamente a avanzados, sino que cualquier persona que haya realizado trabajo manual puede ingresar.
El creador de origen capitalino, pero arraigado desde hace muchos años en la Comarca Lagunera, y más específicamente en La Flor de Jimulco, explica que la variación que en este taller se abordará radica en el tipo de figuras que realizarán.
Porque los alebrijes son seres fantásticos, que pueden tener cuerpo de elefante, alas de mariposa, cabeza de león y más. Entonces la idea es que los integrantes del taller de Camacho realicen este tipo de figuras, pero características de esta región desértica. Por eso las denomina quimeras laguneras.
La elaboración de estos trabajos se encasilla dentro del arte popular. Camacho explica que se denomina arte popular porque se desarrolla en serie. Es decir, se realiza un gran número de creaciones de la misma figura, situación que se presenta en el caso de las artesanías. Y se hacen con el afán de difundir la cultura de la región en la que se gestan, además de ayudar a la economía de quien las produce.
Rodrigo Camacho es de las pocas personas que se dedican al arte popular, y más específicamente a la elaboración de alebrijes. Esto le permite vender sus trabajos con mayor facilidad, además de que tiene la ventaja de ofrecer restauración de los mismos. Pues, como él mismo comenta, los alebrijes que se adquieren en lugares como Oaxaca no pueden trasladarse hasta allá, si sufren un desperfecto.
Por eso, es importante impulsar una nueva generación de personas que se dediquen al arte popular, para que la gente los identifique, adquiera sus obras y se acerque a ellos para conocer más de la región.
La producción
Para elaborar los alebrijes se requiere de alambre, engrudo, papel y pinturas, ya sea periódico o reciclado. Primero se hace la estructura con el alambre, la que se va rellenando con el papel y capas de engrudo.
A esta técnica se le conoce como cestería, en el área del arte popular. Aunque parece sencilla, requiere de una gran habilidad y, según su tamaño, se lleva más de una semana su acabado.
Luego de que se formó la figura deseada, se procede a darle el toque personal con la pintura vinil acrílica de diversos colores, dependiendo del gusto de quien la realiza.
Un alebrije puede venderse desde los 80 pesos, hasta los cinco mil, dependiendo de las características de su elaboración y su tamaño.
Rodrigo Camacho aprendió arte popular durante sus visitas a Oaxaca, Yucatán, Puerto Vallarta y otras ciudades del sur de México. Asentado en La Laguna, el creador quiere compartir sus conocimientos con otros artistas de la región. Por eso, se encargará del taller de alebrijes.
Para mayores, comunicarse a los teléfonos 712-46-00 y 712-46-05.
Quiere que conozcan La Flor de Jimulco
Rodrigo Camacho trabaja actualmente en el proyecto que presentó en el Programa de Desarrollo Cultural Municipal, convocado por el Municipio, el Gobierno del Estado y la Federación.
Su proyecto consiste en la promoción y difusión de la riqueza cultural de La Flor de Jimulco, para lo que está trabajando en una investigación de campo sobre las tradiciones y demás acontecimientos de esa comunidad, en la que vive desde hace cinco años.
La intención es presentar un texto que, dependiendo de las autoridades competentes, podría ser editado y distribuido entre los laguneros, con el afán de que conozcan lo mejor que tiene La Flor de Jimulco.
Será en octubre cuando entregue un primer avance de este proyecto, al que califica de una “especie de antropología social” porque está recopilando los rasgos que otorgan identidad a la comunidad.