24 septiembre 2003
Castel Gandolfo, Italia, (EFE).- La salud del Papa es de nuevo motivo de preocupación después de que hoy se viera obligado a renunciar a la audiencia general de los miércoles debido a una "indisposición intestinal", que según el Vaticano "no es preocupante".
Juan Pablo II, de 83 años, cuyo estado de salud se ha debilitado de manera alarmante en los últimos meses, se limitó a enviar vía audio desde su residencia estival de Castel Gandolfo (a 33 kilómetros al sur de Roma) un mensaje a los cerca de 15.000 fieles reunidos en el Aula Pablo VI del Vaticano, a los que bendijo y les dijo que "sentía" no poder estar con ellos.
"Queridos hermanos y hermanas os envío a todos un cordial saludo. Siento no poder estar con vosotros en la tradicional audiencia semanal. Os llevo a todos en el corazón y os bendigo", dijo el Obispo de Roma.
Tras el saludo, el Papa bendijo en latín, con la voz temblorosa, lo que después se comprobó al ver las imágenes mostradas en televisión. Juan Pablo II estaba sentado en una capilla del palacio apostólico. Se le vio cansado, con la cabeza agachada, la voz débil y dando muestras de sufrimiento.
La "indisposición intestinal", según informó el portavoz vaticano, Joaquín Navarro Valls, la padece desde la tarde de ayer, martes, y los médicos que le atienden le sugirieron que anulase todos los compromisos previstos, entre ellos la audiencia de hoy, que le hubiera obligado a trasladarse en automóvil desde Castel Gandolfo hasta el Vaticano.
El Vaticano minimizó su preocupación por el estado de salud del Papa. Fuentes oficiales vaticanas dijeron que se trata de una "infección", sin precisar más, y resaltaron que el estado de salud del Pontífice "no es preocupante".
Navarro Valls dijo también que se mantiene el programa de los próximos días, que contempla un viaje de Juan Pablo II a Pompeya, en el sur de Italia, el 7 de octubre para postrarse ante la Virgen del Rosario, en el final del Año del Rosario, que convocó en octubre del pasado año y concluirá el próximo mes.
La audiencia general fue celebrada por el cardenal secretario de estado, Angelo Sódano, (el "número dos" del Vaticano), que informó a los presentes de la "indisposición" del Pontífice y pidió a los fieles "rezar todos juntos para que se recupere lo más pronto posible".
Esta no es la primera vez que el Papa renuncia a celebrar la audiencia general por motivos de salud. En marzo de 1996 se vio obligado a suspenderla debido a un fiebre por un problema digestivo y en febrero de 1997 tuvo también que cancelarla por otra fiebre.
Hoy ha sido la primera vez, sin embargo, que ha sido sustituido por un cardenal, en este caso Sodano. Fuentes vaticanas precisaron que el Papa, que desea estos encuentros con los fieles de todo el mundo, no ha querido que se quedaran sin la audiencia los 15.000 que ya habían confirmado su asistencia.
Juan Pablo II, según el Vaticano, siguió la audiencia por televisión y al final saludó vía radio. Sus palabras fueron acogidas con grandes aplausos en el Aula Pablo VI, mientras los peregrinos españoles y suramericanos presentes corearon el ya famoso "Juan Pablo II te quiere todo el mundo".
La salud del Papa ha desatado una fuerte preocupación en la opinión pública mundial tras su reciente viaje a Eslovaquia (del 11 al 14 de septiembre) en el que mostró su debilitado estado.
La "alarma" saltó nada más llegar a Bratislava, donde tuvo que renunciar a leer el corto discurso previsto ante el presidente de la República, Rudolf Schuster, ya que no podía respirar y de su boca salía un hilo de voz, inaudible. A lo anterior hay que unir sus problemas para desplazarse, ya que no camina.
Navarro achacó el estado de salud al calor sufrido este verano por el Papa, el mismo que han padecido también miles de ancianos. Fuentes médicas aseguraron, por su parte, que el estado que presenta es la evolución normal de la enfermedad de Parkinson, que padece desde hace años.
Las dolencias de Juan Pablo II comenzaron tras el atentado del 13 de mayo de 1981, que estuvo a punto de costarle la vida, tras ser disparado por el turco Ali Agca. El Papa fue sometido a una operación en la que le fueron extirpados 55 centímetros de intestino.
Poco después sufrió una infección derivada de la operación y, en 1992, se le manifestó en el colon un tumor benigno que le fue extraído y le extirparon la vesícula biliar.
Un año después, sufrió una caída que le produjo una luxación del hombro derecho con fractura de la glena, y tuvo que volver a pasar por el quirófano.
En 1994 se fracturó el fémur derecho en otra caída, al resbalar cuando salía de la bañera de su apartamento privado. En aquella ocasión se le implantó una prótesis de titanio para sustituirle la cabeza del fémur.
A lo anterior hay que unir, entre otras, gripes, trastornos intestinales y la extirpación de la apéndice.