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Sustenta Bush petición de fondos para Iraq

EL PAÍS

WASHINGTON, EU.- El presidente George W. Bush asume que la situación en Iraq, tanto en los aspectos militares como en los económicos, necesita una rectificación urgente y tiene previsto lanzar una enérgica campaña de explicaciones –dicho por el propio Bush a congresistas republicanos- a una opinión pública intranquila y a una clase política insatisfecha en el mejor de los casos y en ocasiones claramente hostil. Además, la Casa Blanca va a enviar con carácter de urgencia al Congreso una petición de fondos suplementarios para la ocupación y reconstrucción de Iraq que podría superar los 60,000 millones de dólares.

Paul Bremer, responsable civil para Iraq de EU, adelantó ya la semana pasada que los gastos necesarios para poner en pie las infraestructuras básicas del país son mucho mayores de lo que se había calculado. Los congresistas republicanos que se reunieron el miércoles por la noche con el presidente dijeron que Bush empleará un tono de campaña para explicar “exactamente por qué estamos en Iraq”, con argumentos como el del “imperativo moral” de la ocupación en la batalla antiterrorista mundial.

Imperativos aparte, la cifra transmitida –de 60,000 a 70,000 millones de dólares, prácticamente la mitad del presupuesto español de 2003, cifrado en 114,500 millones de euros- llega en un momento delicado, cuando EU tiene un déficit presupuestario récord y con una economía que da señales mixtas en cuanto a la solidez de la recuperación. Bush aseguró el miércoles en Kansas City que esas señales son sólidas, atribuyó problemas y desequilibrios al impacto del 11-S y a las malas prácticas empresariales de los dos últimos años y mantuvo que los recortes fiscales son adecuados en un momento como este.

La campaña de Bush tiene otros dos objetivos: contrarrestar las fuertes y crecientes críticas de los demócratas por la situación en Iraq y tratar de superar la crisis interna que su gabinete ha vivido y que ha supuesto el refuerzo del secretario de Estado, Colin Powell, y el deterioro del secretario de Defensa, Donald Rumsfeld. Powell ha sabido recoger el efecto de las dos semanas de atentados en Iraq y la impresión de los responsables militares de que hacen falta más tropas para plantear a Bush lo que The Washington Post llama “una política de hechos consumados”: la necesidad de conseguir una nueva resolución de la ONU que permitiera formar una fuerza multinacional bajo mando estadounidense, una idea que horrorizaba al secretario de Defensa. Powell, asegura el Post, se ganó rápidamente el respaldo de Bush y de su asesora de Seguridad, Condoleezza Rice.

Powell, en una apreciable muestra de generosidad, aseguró que la información del Post era “ficción absoluta y total”, que no había problemas internos y que “se ha dado un paso adelante, como el presidente siempre ha dicho que se haría con respecto a Iraq, en coordinación completa del equipo de Seguridad Nacional”.

Por su parte, los nueve candidatos demócratas, que arrancaron anoche una nueva serie de debates, han perdido ya el miedo a criticar abiertamente a Bush en política exterior; no se condena la guerra –nadie se atreve a tanto aún- pero sí las prisas que hubo en invierno y primavera, el abandono de la diplomacia, el aislacionismo y la falta de planeamiento para después de la victoria militar.

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