Los campesinos inconformes con la apertura del sector agropecuario a los productores de Estados Unidos y Canadá, aunque es aplicable también a la inversa, continúan manifestando su inconformidad ante el Gobierno Federal y exigen de éste que busque la forma de renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, a fin de diferir la entrada en vigor de esa apertura la que inició su vigencia desde el día primero de este mes, de acuerdo con lo pactado entre los estados suscriptores.
En una posición que no se puede menos que calificar de amenazante, los dirigentes campesinos anuncian la realización de protestas de diversa naturaleza, entre las que se encuentra el bloqueo de los puentes fronterizos con la finalidad de detener el tráfico de las importaciones y exportaciones, lo que de llevarse al cabo generaría un grave daño al país y colocaría al gobierno en una delicada posición frente a sus socios comerciales.
Pero, por si eso fuera poco, en forma por demás temeraria, la Unión Nacional de Trabajadores, en voz de su dirigente Francisco Hernández Juárez, amenaza con que el día treinta de este mes, los trabajadores afiliados a esa organización podrían suspender el servicio telefónico como un acto de solidaridad con los campesinos y para apoyarlos en sus demandas, lo que aunado a las acciones de bloqueo traería como consecuencia el desquiciamiento de todo el país.
En un país en donde priva un Estado de Derecho no es válido que alguien pretenda hacerse justicia por su propia mano ni amenazar de esa manera al gobierno, porque finalmente ese tipo de amenazas se extiende a toda la sociedad que sufriría igualmente los perjuicios derivados de actos de protesta como los comentados. Por lo que además de asumir una posición temeraria, Hernández Juárez actúa sin duda de manera irresponsable.