TORREÓN, COAH.- Han sido nueve días de recoger experiencias de diferentes partes del mundo. El recorrido comenzó el 18 de agosto en Algún Lugar de África, y terminará este día –Tan de Repente- en Argentina.
Con un éxito total, esta noche culmina el ciclo de la XLI Muestra Internacional de Cine con la película Tan de Repente, ópera prima del cineasta gaucho Diego Lerman.
Esta ópera prima basada en la novela de César Aira, es un viaje que se interrumpe para dar paso al retrato de un grupo de personajes que forman una de las familias espontáneas más raras que desfilaron por alguna pantalla argentina; y el público local será testigo de esto a las 6:00 y 8:30 de la noche, hora en que serán proyectadas las funciones en Cinépolis Cuatro Caminos.
En este trayecto de lo cotidiano a lo absurdo, se desacomodan varias categorías que se cruzan por el camino, sin nunca perder una chispeante sobriedad en magnífico blanco y negro. Cada uno de los personajes, como toda la película, no deja de ser encantador ni cuando resulta muy obvio, ni cuando se entrega a sus sofisticados caprichos.
Y es que, Tan de Repente, podría decirse es una road-movie cuyo desarrollo exhibe el derrotero de la escritura. Es un film que es posible a medida que avanza, ya que el movimiento es la prueba de su existencia. Todo puede ocurrir en cualquier momento, como el paracaidista atropellado en medio de la ruta. Todo imprime un cambio en el relato, produciendo un cambio de dirección y, también, un cambio en el modo de medir el tiempo.
Todo comienza cuando dos chicas “punkies” seducen a una empleada de una lencería -acomplejada por su cuerpo-. De aquí en adelante, lo que suceda estará atado al devenir del deseo, y ese devenir impondrá cierta trayectoria que se convertirá en film: de Buenos Aires a la costa para conocer el mar; luego a Rosario y, por último, una dispersión de los personajes que siguen esa senda del goce. Aquí hablar de deseo significa no encontrarse nunca en una fijación de la identidad sexual, sino, al contrario, la posibilidad de probar y cambiar, dejando libre al cuerpo. De tal forma, Tan de Repente intenta negar todo determinismo, componiendo una noción que afirma “todo es posible que pase”. Una definición que involucra tanto el azar como la predisposición a accionar sobre él, esencia del juego.
De este modo, el público lagunero verá cómo la historia investiga sobre la vieja pregunta “qué es la libertad” y brinda una respuesta posible.
Durante diez días, la gente de la región gozó con cintas provenientes de Alemania, España, Rusia, Túnez, Francia y Taiwán, entre otras, lo que le permitió darse una idea de cómo están las cosas en otros lugares del mundo.