MEXICO, D.F., (SUN-AEE).- Cada país, región o población posee sus propios conceptos y acciones alrededor de los alimentos, en elección que se ve influida por las condiciones sociales, económicas y culturales; al conjunto de acciones repetidas y compartidas por un grupo se le llama hábito.
En México, poseemos una cultura alimentaria muy rica, que a lo largo de los siglos se ha forjando por el contacto con diversas culturas, costumbres y modas. Los hábitos alimentarios los adquirimos por observación y repetición, sobre todo, por nuestras experiencias vividas en la infancia.
Los niños aprenden de lo que ven, escuchan y comen, y gran parte de ese aprendizaje lo conservarán para el resto de su vida. Es muy importante que desde la infancia los padres se preocupen porque sus hijos adquieran hábitos de alimentación correctos, que les ayuden a conservar la salud y la buena nutrición.
Uno de tales hábitos que se deben enseñar es el de disfrutar todo lo que se come, cuidando la cantidad y la combinación de alimentos. No debe fomentarse el miedo exagerado a engordar, porque esto puede acarrear futuros problemas de anorexia.
Tampoco es conveniente creer que estar "llenito" es muy sano, porque el sobrepeso y la obesidad acarrean o empeoran otras enfermedades.
La familia debe procurar que sus integrantes no se "salten" el desayuno, porque es una de las principales comidas del día para reponer energía, en especial, para los pequeños. Muchas personas creen que si sus hijos toman un refrigerio en la escuela con eso compensan el no haber desayunado, pero múltiples estudios ya han demostrado que para los niños es muy importante desayunar, comer, merendar y tomar un refrigerio a media mañana y a media tarde.
La actitud ante la comida también forma parte de los hábitos alimentarios, por ejemplo, si usted come deprisa y sin prestar mayor atención a la comida, los niños repetirán tal comportamiento.
La hora de la comida debe ser un momento disfrutable, ya que también se ha comprobado que comer en un ambiente tenso, triste o de regaños no favorece el aprovechamiento adecuado de las sustancias nutritivas.
El dejarse llevar por modas o por publicidad puede resultar inconveniente, por ejemplo, si se insiste en comer botanas a toda hora porque parece un símbolo de modernidad o diversión, puede acarrear problemas de salud por consumo excesivo de sal, aceites o azúcar.
Comparta con sus hijos la sana costumbre de combinar, variar y disfrutar sus alimentos.