Niega Andrade Cansino que sólo se traigan empresas “escoria”
“Si mis hijos llegan a pedirme que les compre juguetes o cosas que están fuera del alcance del bolsillo, no hay de otra: hay que hacerlos entender la situación. Mi esposa, es lo bueno, ya entendió y trata de administrar bien el gasto”, dice uno de los miles de obreros que se desenvuelven laboralmente en las maquiladoras duranguenses.
Comer tortas o burritos con un refresco en el diminuto tiempo que les otorgan para esos menesteres, ganar 600 pesos a la semana, trabajar cuando menos cuatro horas extras diariamente y no recibir un incremento salarial desde hace casi tres años, son elementos de coincidencia entre Martín Soto, Joel Isaac Salazar, Bernardo Mata, Luis Enrique Marín y Juan Manuel Márquez.
Ellos son empleados de la maquiladora Greater Durango. Casi todos están casados. La mayoría ya incluso mantiene a esposa e hijos con ese ingreso. Pocos son los que desarrollan otra actividad adicional para allegarse más recursos.
“Van a ser las seis de la mañana. ¡Es hora de partir!”, exclaman en la mente los obreros antes de salir de su casa rumbo a la fábrica de textiles, en la Ciudad Industrial.
Las tareas en las diferentes áreas de producción de la maquiladora esperan a Martín, Joel, Bernardo, Luis y Juan, quienes dejan a su familia por más de 12 horas con una realidad poco atractiva: un empleo que apenas da para sobrevivir y, necesariamente, las fuerzas suficientes para aguantar medio día continuo de agotable trabajo.
Mientras ingieren sus alimentos vespertinos antes de regresar a sus puestos de trabajo, ellos dicen con naturalidad que sí cuentan con la prestación del IMSS, que no son de los que ganan menos en la maquila, que otros, muchos trabajadores más, ganan 350 pesos semanales.
Martín Soto es coordinador del área de impresión. Tiene dos años laborando en Greater Durango.
“Inmediatamente te dan Seguro Social” -explica. “Pero en lo particular mi familia y yo nos la vemos bien difícil. Tengo dos hijos, uno de ocho y otro de seis años. Mi esposa es ama de casa. Aparte de este ‘jale’, vendo dulces en un localito... eso deja más”.
Por el hecho de trabajar desde las siete de la mañana hasta las siete de la tarde, tienen derecho a un desayuno y una comida.
Sin embargo, como si se pusieran de acuerdo, salieron de inmediato las opiniones de los obreros consultados al respecto: “Para el almuerzo nos dan un pan de azúcar y un vaso de leche. Para la comida, arroz y frijoles. Si te queda hambre, compras en la cafetería todo lo que quieras”, dicen.
Después de todo, Martín, Joel, Bernardo, Luis y Juan no creen que esté tan mal su empleo o su ingreso, pues reconocen: “¿Qué más hacemos?. ¡El gobierno trae puras maquiladoras y, pues, tenemos necesidad de chambear!”.
Han sabido, eso sí, enseñarles a sus esposas e hijos a decir que no, a fin de no hacer gastos que no concuerden con el ingreso familiar, pues éste debe subsanar al menos las necesidades más apremiantes de sus integrantes.
Grave desempleo
Nuevamente, la Secretaría de Desarrollo Económico reiteró que sí es grave el nivel de desocupación que se registra tanto en el estado como en la ciudad de Durango.
Empero, su titular, Jorge Andrade Cansino, fustigó la metodología usada por El Siglo de Durango para ubicar el crecimiento que ha tenido la tasa de desempleo de enero a mayo del 2002, en comparación con la registrada en ese mismo lapso del presente año.
“No digo que no haya desempleo. Sigue siendo un tema de debate y, también, un problema fuerte en la entidad. Nos preocupa y nos ocupa el tema, por eso nos dedicamos a no traer empresas escoria, sino a aquéllas que coadyuven en la solución de esa problemática social”, expuso el funcionario.