EFE
Munich, Alemania.- Los aliados de la OTAN multiplicaron ayer los llamamientos a evitar que la crisis de Iraq dañe los fundamentos de la amistad transatlántica, aunque no se perfila un acercamiento entre los socios enfrentados sobre la oportunidad de lanzar una ofensiva contra Bagdad.
La Conferencia de Seguridad de Munich, una reunión de expertos y políticos que se puede considerar el Davos de la defensa y que se celebra este fin de semana en la capital bávara, permitió ayer un debate informal sobre la crisis de Iraq entre personalidades del nivel del jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld.
Las intervenciones confirmaron el desacuerdo profundo entre EEUU y Francia y Alemania, que, según confirmó el ministro germano de Defensa Peter Struck, preparan una propuesta alternativa pacífica para resolver el problema de Iraq.
Dicho plan que, según el ministro, es algo concreto no una vaga idea, consistiría, según el semanario alemán “Der Spiegel”, en reforzar considerablemente el número de inspectores de armamento en Iraq y otras medidas para garantizar un desarme sin violencia.
Al ser preguntado sobre esta propuesta tras una reunión esta noche con Struck, Rumsfeld dijo que no la conocía y añadió que no hay que olvidar que el principio de las inspecciones reposa sobre la voluntad de cooperación del país afectado.
Ni Rumsfeld, ni la ministra francesa Michele Alliot-Marie, ni el ministro alemán de Exteriores, Joschka Fischer, se anduvieron por las ramas en Munich a la hora de expresar sus posturas y formular sus críticas a la parte contraria.
Rumsfeld acusó a quienes, como Francia y Alemania, se oponen abiertamente a una guerra de disminuir la presión sobre Iraq y así minimizar las posibilidades de que Bagdad se someta sin tener que llegar a un conflicto.
Fischer afirmó que no entiende cual es el peligro urgente que obliga a atacar a Iraq ahora, y Alliot-Marie advirtió que ser aliado “implica un diálogo y un respeto...no decir mi idea es forzosamente la correcta y quienes no estén de acuerdo hay que aislarlos”.
Otros oradores, sin embargo, advirtieron contra el peligro de caer en una retórica tan agresiva entre aliados, de recurrir a tópicos despectivos, de olvidar lo que une a los socios y de subestimar la necesidad que tienen Europa y EU de entenderse.
El ministro español, Federico Trillo, señaló, por ejemplo, tras entrevistarse con Struck, que, pese a que Alemania se opone incondicionalmente a una guerra cosa que no hace España, hay voluntad de lograr un consenso en la Unión Europea y a nivel transatlántico y la consonancia es mayor de lo que parece.
El secretario general de la OTAN, George Robertson y su predecesor y actual responsable de la política exterior y de seguridad de la UE, Javier Solana, recordaron que la alianza ha superado otras muchas crisis.
Robertson afirmó que sin “subestimar la importancia” de la actual crisis, no la cree capaz de “minar el nuevo consenso transatlántico” y señaló que respecto a Iraq las diferencias son “sobre métodos no sobre fines, sobre tácticas no sobre estrategias”.
En cuanto a la cuestión de la oportunidad de prestar protección a Turquía en caso de guerra contra Iraq, el secretario general afirmó que es una cuestión sobre la que no hay duda, aunque Francia y Alemania de entrada no han querido dar una respuesta.
Otros, como el senador estadounidense y aspirante a la Casa Blanca, Joe Lieberman, llamaron la atención sobre las raíces profundas de algunos desacuerdos entre Europa y EU.
Estados Unidos, y en particular el actual gobierno, dan a veces la sensación a Europa de que no escucha o, como en el caso del calentamiento del planeta o el tribunal internacional, que actúa por cuenta propia.
Por su parte los europeos deberían en el caso de Iraq tomar posición de forma independiente y no “como reacción a lo que hace Estados Unidos”, dijo el senador.
Algunos participantes estadounidense llamaron la atención en los debates sobre el hecho de que parece que Europa vea más peligro en EEUU que en Iraq.
“El problema -explico a EFE el que fue consejero de Seguridad Nacional del presidente Bill Clinton, Samuel Berger- es que en Europa no se entiende bien lo mucho que ha cambiado la forma de pensar en Estados Unidos desde el 11 de septiembre”.