Madrid, España.- Se hace simpático incluso con una extraña pose que podría provocar lo contrario: Tim Robbins se pasa la media hora de entrevista retrepado en su silla con los brazos cruzados, en una actitud que podría parecer chulesca. Pero su sonrisa perpetua, su traviesa mirada azul, su exquisita amabilidad y su discurso progresista, crítico e inteligente, acaban por darle la razón. Parece un buen tío.
La charla se desarrolla en Cannes, en la presentación de Human Nature, y ocho periodistas rodean al actor que, justo antes de empezar, pregunta a sus interlocutores su nacionalidad y ¡las apunta en un papelito que tiene a su lado!
La película es una extravagante comedia escrita por Charlie Kaufman, el perro más verde de Hollywood (Cómo ser John Malkovich, Adaptation), protagonizada por Patricia Arquette y dirigida por el realizador de videoclips Michel Gondry. ?Hay un público para este tipo de humor. Hay mucha gente rara por ahí deseando que llegue algo nuevo, aburridos con las cosas tan predecibles que se estrenan en las que cada frase del diálogo se ve venir?.
Robbins sabe que Human Nature es incluso bastante más rara que Cómo ser John Malkovich y Adaptation, así que hay que defenderla a capa y espada.
Tras el fracaso de La Verdad sobre Charlie, vulgar remake de Charada, Robbins ha recibido excelentes críticas por Mystic River, dirigida por Clint Eastwood y en la que está acompañado por Sean Penn y Kevin Bacon. ?Como actor no tengo tantas posibilidades de elegir?, afirma, ?como he dirigido tres películas he estado un poco apartado de la interpretación y no es fácil reengancharse?.
Lo ha hecho también con Code 46, del británico Michael Winterbottom (Wonderland), un thriller futurista. El intérprete californiano, a punto de cumplir 45 años, cree que el cine tiene ?miedo? a que se traten ciertos temas: ?Saben que hay mucha gente receptiva, dispuesta a escuchar?.
Entre estos temas, Robbins habla de contar lo que estamos haciendo con las condiciones de trabajo en el Tercer Mundo. ?Hemos vuelto al año 1900, porque cuando la industria creció los trabajadores se dieron cuenta de sus derechos, se organizaron y se legisló en consecuencia. Ahora, como no pueden imponer ciertas cosas, se llevan las fábricas a países pobres para que trabajen 14 horas en condiciones infrahumanas. ¡Y encima es legal! Nadie lo denuncia, no se habla de ello en los telediarios y nosotros tan contentos, porque nuestra economía crece?.
Robbins forma, junto a su mujer, Susan Sarandon, Sean Penn y algún otro (los menos), el grupo de artistas más reivindicativo de EU. Muy crítico con la labor del presidente Bush y con la política exterior de su país, cree que desde los medios americanos se les trata de una forma ?muy condescendiente? como si ?no supieran? de qué están hablando: ?Los políticos y los medios tratan de intimidarnos para que no demos nuestra opinión, pero tenemos que aprovechar que llegamos a mucha gente para reivindicar este tipo de cosas?.
Tras pequeños papeles en películas como Top Gun, Robbins tuvo su primer éxito con Los Búfalos de Durham (1988), donde obtuvo un premio mayor al conocer en su rodaje a la que se convertiría en su esposa, Susan Sarandon, 12 años mayor que él.
Después, ha trabajado con algunos de los mejores directores del mundo, caso de Robert Altman (El Juego de Hollywood, Vidas cruzadas); Joel Coen (El Gran Salto), o Frank Darabont (Cadena Perpetua). Además, ha dirigido tres películas muy distintas pero de enorme valor para la crítica: la sátira política Ciudadano Bob Roberts (1992), el drama social Pena de Muerte (1995) y el retrato coral al mundo del teatro Abajo el telón (1999).
Para Tim, el problema de dirigir está en que los productores siempre quieren pagarle su anterior película, pero no su próximo proyecto: ?Quieren que repitas tu anterior historia y no se abren a nuevas cosas. No quieren producirte a ti y a tu visión, lo que quieren es que hagas realidad la suya?.
Padre de dos hijos de 14 y 11 años, respectivamente, nacidos de su relación con Susan, el protagonista de Human Nature cree que ?no hay manera de ser un padre perfecto? y que es inevitable que los hijos renieguen de sus padres en determinados momentos, ya que tienen que convertirse ?en sí mismos?.
Está encantado de su visita a Cannes y se le nota, al tiempo que reconoce que se siente ?un poco solo?, ya que no parece haber gente dispuesta a implicarse políticamente: ?Es refrescante tener esta charla con vosotros aquí en Europa; los periodistas en EU tienen clara la consigna de que no tienen que dejarme hablar de política, así que muchas gracias?. De nada, un placer.