Todos los seres humanos tenemos el potencial para evolucionar hacia un gran caudal de conocimiento y de sabiduría. Unos más y otros menos, pero la mayoría, y en función del desarrollo de su voluntad, pueden conseguir metas que en muchos casos nos asombrarían. Y es que en la alquimia de nuestro interior, se producen procesos milagrosos cuando logramos elevar el listón de nuestro crecimiento.
La atención, la memoria, la inteligencia y la voluntad tienen que ser cultivadas, pues no se desarrollan por sí mismas. La habilidad o maestría se alcanza por el conocimiento y la práctica. El cultivo de nuestras capacidades y facultades mentales es una gimnasia fácil. Si aprendemos a mirar con atención, podemos percibir los más sutiles detalles que son los pilares donde se estructura la existencia. Desgraciadamente, desde que nacemos se nos educa a mirar al exterior y muy poco al interior. El secreto de las mentes elevadas es que prestan atención a las cosas más pequeñas.