POR CRISTAL BARRIENTOS
EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- En más de una ocasión las tolvaneras han dejado polveado a uno que otro candidato para Presidente Municipal cuando han acudido al ejido Ana a conseguir los votos. Y es que en este ejido no hay drenaje ni pavimento, por eso todos los políticos prometen lo mismo y a la fecha ninguno ha cumplido.
Doña Antonia Argil primero se enoja cuando dice que el ejido Ana no logra salir de la pobreza por la apatía de las autoridades, pero luego ríe al recordar la polveada que se dio Salomón Juan Marcos Issa en la plaza. Hacía mucho aire y como no hay pavimento, las tolvaneras no se hicieron esperar.
“Salió todo blanco pero de polvo, llegó a la plaza con todos sus ayudantes en unas camionetotas del año, quería nuestros votos y se los dimos porque nos dijo que iba a poner el pavimento y el drenaje, nosotros le creímos porque por un momento estuvo en nuestros zapatos, pero cuando fue Alcalde no nos cumplió”.
Desde hace 25 años, dice doña Antonia, los habitantes del ejido Ana han pedido lo mismo: drenaje y pavimento, pero nada, nadie los escucha: “hasta eso sí tenemos mucha agua y cuando pedimos lámparas las ponen, pero nada más”.
Irma Rocha también se queja. La falta de pavimento provoca serias molestias entre los vecinos, sobre todo cada vez que llueve y los charcos tardan semanas en desaparecer, entonces hay que poner tablas y echar piedritas en las calles para hacer “caminitos” y poder salir de las casas.
Las calles, dice Irma, están en muy mal estado: “nada más dése una vuelta en su carro para que vea que no puede ni pasar, están horribles pero ni así nos hacen caso con nuestra petición, ni creo que lo vayan a hacer”.
Las épocas de lluvia son las peores para los vecinos del ejido Ana, pues según dice Irma, las tolvaneras como quiera las aguantan, basta con cerrar bien las puertas y ventanas de las casas para que los muebles no se “atierren”, pero el lodo y los charcos en las calles son muy molestos.
Ante la falta de drenaje, las familias han optado por construir letrinas o fosas en los patios de sus casas, pero en tiempo de calor despiden olores desagradables y cuando llueve se llenan y el “mugrero” comienza a salirse.
“Además ahí vienen las enfermedades del estómago, los niños se nos enferman mucho por la falta de drenaje, pero cómo le hacemos para construir un baño si no hay drenaje, nos tenemos que aguantar, ni modo”.
Cuando la lluvia, dice Irma, inunda las letrinas o fosas, la gente debe acudir al “monte” para realizar sus necesidades fisiológicas o de plano hacerlas en el patio de las casas, con todos los riesgos para la salud que ello implica.
En una ocasión, agrega Irma, las autoridades municipales acudieron al ejido para realizar estudios y así instalar el drenaje, además de pavimentar todas las calles: “dijeron que primero iban a hacer las obras en el ejido El Perú y luego seguíamos nosotros, pero ese rancho ya lo arreglaron y nosotros seguimos igual”.
“Con perdón de usted, pero nosotros somos el rancho más j... Aquí muchos vienen y nos piden cooperación que para ahora sí poner el drenaje o el pavimento, pero tampoco los líderes hacen nada, por eso luego ya no les queremos dar dinero”.
La drogadicción afecta hasta a los niños
Algo más que unas calles sin pavimentar y letrinas inundadas, preocupa a las madres de familia del ejido Ana: la drogadicción. Aseguran que niños de apenas diez años de edad son “enviciados” y consumen de todo.
San Juana Rocha Martínez, reconoce que tiene un hijo adicto. Lo mismo hacen doña Antonia Argil e Irma Rocha. Y es que las madres de familia de esta comunidad ya no saben qué hacer para salvar a sus hijos de las adicciones.
Ellas proponen de todo para resolver el problema: desde la construcción de un Centro de Rehabilita-ción hasta incrementar la vigilancia en el ejido, pero hay algo más que consideran importante: la participación de todos los padres de familia, pues muchos no se interesan por los problemas de sus hijos.
“Yo sé lo que tengo, no lo voy a negar, mi hijo se envicia, creo que hace falta en el ejido una clínica de esas de rehabilitación, también estaría bien que construyeran una caseta en el rancho porque las patrullas sí vienen pero no hacen nada”, dice San Juana.
Doña Antonia pertenece al grupo de la Iglesia del ejido. Dice que en muchas ocasiones han traído gente para que de pláticas acerca de los riesgos de la drogadicción, pero nadie va: “siempre acuden los mismos pero es gente que no tiene esos problemas”.
Irma se siente un poco aliviada porque su hijo cuando se droga no se pone violento, pero tiene miedo de que no pueda superar su adicción y termine convertido en un delincuente: “nosotros nos hemos tratado de poner listas para ver quién les vende el ‘chemo’, pero no hemos podido averiguarlo”.
San Juana en varias ocasiones ha amenazado a su hijo con ya no sacarlo de la cárcel cuando lo detienen los preventivos por andar drogado en la vía pública, pero ni así hace caso: “sí es cierto que es nuestra responsabilidad vigilarlos, pero necesitamos ayuda porque no sabemos cómo hacerlo”.
A últimas fechas, según dicen las madres de familia, niños y jóvenes acostumbran a juntarse en las esquinas, ahí pasan muchas horas hasta que el efecto de las drogas se les pasa y luego regresan a sus casas como si nada.
Algunas madres también proponen que policías vestidos de civiles acudan al ejido para investigar quién está vendiendo drogas. Y es que cuando los preventivos acuden en las patrullas, inmediatamente son reconocidos y entonces no logran averiguar nada porque los responsables se esconden.
Antes de que sus hijos ya no puedan salir de las drogas, las madres de familia piden la ayuda de las autoridades municipales: “pero en este asunto tan delicado no podemos esperar tanto tiempo como hemos esperado por el drenaje y el pavimento, en esto no”.
LAS PETICIONES
Amas de casa del ejido Ana manifestaron a El Siglo de Torreón, algunas de las promesas que han realizado las autoridades municipales y que no han cumplido.
· Construcción de un cárcamo de bombeo de aguas negras
· Pavimentación de las calles
· Introducción de drenaje
FUENTE: amas de casa del ejido Ana