TOKIO (AP) .- Desde la ventana de su oficina en el piso 14, Tsunenari Tokugawa casi puede ver el sitio exacto donde sus antepasados se establecieron hace cuatro siglos. Está a sólo unas cuadras, pero bien podría estar en otro universo.
Expulsados del poder hace más de un siglo, el clan Tokugawa de gobernantes "shogun" ya no dirige Japón.
A los 63 años, Tsunenari Tokugawa se ha semiretirado, dividiendo su tiempo entre la asesoría corporativa de una empresa de transportes marítimos y la dirección de una fundación para conservar la valiosa colección de armaduras, espadas y documentos históricos de su familia.
El mayor legado del clan es lo que yace fuera de la ventana de este bisnieto del último shogun, los amplios terrenos del castillo, rodeados por un foso, donde ahora vive el emperador Akihito.
Alrededor del castillo está toda la ciudad de Tokio, que este año celebra los 400 años de su fundación desde que la familia Tokugawa la convirtió en la capital.
"La opinión de la gente sobre la era Tokugawa va desde que fue oscura y negativa debido al cierre del país al mundo exterior a un sentimento nostálgico por todos los dramas televisivos situados en esa época", dijo Tokugawa en una entrevista. "Pero me complace todo el interés generado por el aniversario".
Hasta ahora ha sido un tipo de interés más bien silencioso.
Los festejos de Tokio _ principalmente pequeños festivales y exposiciones _ han sido discretos si se les compara con, digamos, el festival lleno de celebridades de la ciudad rusa de San Petersburgo que este año cumplió 300.
"Desearía que hubiéramos podido montar festejos como los de San Petersburgo", dijo Shoichi Okuaki, funcionario del ayuntamiento. "Pero Tokio no tiene el dinero".
La ciudad, llamada Edo hasta 1868, tiene mucho que celebrar. Pero el momento no es exactamente el más propicio.
Con la economía deprimida crece el número de personas sin hogar, aunque aún es bajo en comparación con los estándares internacionales. Hay más chozas de cartón o de vinilo azul en parques o bajo los puentes. El desempleo y las quiebras están cerca de establecer una marca en alza, y el nivel de las arcas de Tokio es bajo.
Se ha gastado poco dinero en promocionar el aniversario, y muchos habitantes no se han percatado que hay algo en preparación.
"No tengo idea", dijo Keiko Omura, un oficinista de 24 años. "Realmente no me interesa eso".
Las autoridades esperan que esa actitud cambie pronto.
El mayor evento del aniversario será un festival de desfiles, carros alegóricos y espectáculos teatrales al aire libre durante el cuarto fin de semana de noviembre, dentro y alrededor del parque principal, Hibiya Koen, que circunda el foso del Palacio Imperial.
Takuji Fujimaki, funcionario del comité organizador, dijo que el festival sigue el patrón de un festejo tradicional celebrado en Tokio hasta hace aproximadamente un siglo. Se espera que cueste aproximadamente tres millones de dólares y atraiga cerca de un millón de personas.
Tokio, que significa "capital del este", fue un pueblo provinciano con un castillo hasta 1603, cuando la familia Tokugawa trasladó aquí el centro del gobierno, separándose de la corte imperial de Kioto ("ciudad capital").
A fines del siglo XVIII era la ciudad más grande del mundo, con una población calculada en 1,3 millones de habitantes. En esa época Londres tenía 860.000 y París 540.000.
Actualmente más de 12 millones de personas viven en Tokio y dos millones más viajan diario a ella.
Aproximadamente un quinto de los 127 millones de habitantes de Japón viven en los suburbios de la capital, lo cual la convierte en la mayor área urbana del mundo según las Naciones Unidas, superando fácilmente los 18 millones de la Ciudad de México.
Tokugawa dijo que cree que el mayor logro de sus antepasados, además de transformar Edo en una próspera capital, fue mantener la paz durante 200 años.
"Ese fue un gran logro", dijo.
El aislamiento de Japón durante dos siglos por el gobierno de Tokugawa también ayudó a crear un fuerte sentido de independencia nacional y singularidad que continúa siendo un fuerte elemento del carácter del país, el cual ha sido criticado como excluyente por muchos extranjeros y socios comerciales.
Pero también eso está cambiando.
Actualmente Tokio puede considerarse cosmopolita. Hasta el mes de octubre los registros muestran que 354.250 extranjeros viven aquí, cinco veces más que hace 50 años.