Reportajes

Torreón de noche | Navegar en la periferia

Por Luis Guillermo Hernández Aranda y Arturo González González

Drogas, la invasión silenciosa.

Primera de tres partes.

El "narcomenudeo" gana terreno en la ciudad"

Torreón, Coah.- Recorrer esta ciudad de noche es navegar por una superficie de luces y sonidos pero también hurgar en rincones de sombras y silencios, ahí donde se desarrolla un mundo no para todos perceptible.

La condición social es lo de menos. En todos los estratos se tiene la posibilidad de experimentar con sustancias prohibidas. Únicamente cambian las preferencias, los involucrados buscan lo mismo: evadirse de su realidad, ingresar al mundo de las sensaciones.

En fin de semana Torreón muestra su lado oscuro, una oscuridad donde convive el trabajador de maquila y el estudiante de Universidad privada. La cultura de la droga llegó para quedarse.

TORREÓN DE NOCHE. DROGAS, LA INVASIÓN SILENCIOSA

“Aquí no hay cárteles, cada quien se mueve por su cuenta... lo que más se vende es la mariguana, la cocaína, la ‘tacha’, la reina y el cristal”, platican los guías nocturnos, agentes policíacos involucrados en la lucha contra el “narcomenudeo”.

El vehículo avanza primero por las arterias urbanas transitadas, de pronto se interna en calles oscuras y pequeñas. Ésas que muy pocos conocen, ésas que únicamente son visitadas en los tiempos de campañas políticas.

Por la antigua carretera a San Pedro, a la altura del ejido Ana, un centro nocturno es señalado. “Aquí acude gente del poblado, algunos trabajadores de maquilas; vienen mujeres que también se prostituyen... a través de ellas hacen el contacto los clientes para comprar la coca”.

La negritud del exterior contrasta con la luminosidad que se deja ver por la puerta entre abierta. Tres mujeres conversan a pie del umbral, observando con extrañeza el vehículo que lentamente pasa enfrente de ellas.

“En otros lugares de este tipo, los mismos meseros o meseras son las que consiguen la droga, luego hay claves para identificar a los que la consumen”, comenta uno de los agentes.

Explican además que los taxistas juegan también un papel importante en este negocio. “Nadie se puede arriesgar a tener la droga en su propio local, entonces, lo que hacen es que cuando les piden, hablan a los choferes y éstos son los que la llevan”.

Combatir el “narcomenudeo” es una tarea nada sencilla. El problema tiene muchas bifurcaciones, es un sistema abierto, cualquier persona puede involucrarse en esto.

“Te enfrentas a un potencial de universo de distribuidores que rebasa las capacidades de las instituciones”, comenta Gerardo Pérez, delegado de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Coahuila.

La autoridad define el problema como un sistema abierto, “en el libro, la guerra de la cocaína se maneja en la dinámica del comercio”. Por tal motivo se hace necesario buscar nuevas estrategias policiales.

“Los controles de la droga son dos: uno es el de la intervención, que son decomisos y uno más que es el del combate al consumo a través del tratamiento y prevención. Debe haber un equilibrio en los dos aspectos”.

Las preferencias

El recorrido por el Torreón desconocido continúa. Los guías platican anécdotas de su trabajo, un trabajo donde la vida se puede perder en cualquier momento. La marginación de las colonias duele, hay pocas opciones para lograr un mejor nivel de vida, la droga está al alcance de la mano, el vecino, el primo, cualquiera puede ser “puchador”.

La investigadora, Laura Orellana, sitúa el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, como el período histórico donde la venta de los estupefacientes se comenzó a expandir, la oferta estaba en cada esquina, los narcotraficantes apoyan campañas políticas, la descomposición es parte ya del sistema.

Los guías policíacos comentan que son varias las cantinas y cervecerías de nivel socioeconómico medio, medio bajo, en donde el principal estupefaciente es la coca. “Unos la usan porque dicen que así aguantan más bebiendo... no es fácil entrar a averiguar a estos lugares, por lo común ya se conoce a los clientes, con alguien desconocido toman sus precauciones, al menos las primeras veces”.

No obstante, el “narcomenudeo” sigue encontrando el campo más fértil en las colonias de la periferia oriental de Torreón, donde el acceso se torna difícil.

Coca, mota y, en menor medida, el cristal, es lo que abunda en estos lugares, advierten. El vehículo deja el bulevar Rodríguez Triana y toma el Laguna. Se pasa por la fábrica de cemento y unos cuantos metros adelante de las vías se interna en las terregosas e irregulares calles de la colonia Cuca Orona. Fuera de las humildes casas o desde dentro cada mirada se vuelve un detector de extraños. “Luego luego saben cuando un carro no es de aquí, dan el pitazo”.

Y es que a pesar de los vidrios polarizados, las miradas traspasan los cristales. El joven que pasea en bicicleta, el niño que juega futbol, la señora que disfruta de la noche sentada en una mecedora, cualquiera de ellos puede avisar que agentes policíacos visitan el lugar. Los clientes siempre acuden en los mismos carros, de ahí que los sentidos se alerten cuando por las calles de tierra circule alguien ajeno a la cotidianeidad.

Los agentes aseguran que en este lugar se vende el cristal, que es una droga sumamente adictiva y potente, que se fuma y es como cocaína petrificada. “Nada más que no a cualquiera le venden y es casi exclusivamente por teléfono a través de algún conocido... si no saben quién eres, no te venden”.

La complicidad tiene explicación: muchas veces son familiares los que viven a un lado de la casa donde se expende la sustancia. Cuando hay un cateo, difícilmente se sabrá en qué vivienda se quedó la droga.

“También, lo que hacen muchos ‘puchadores’ es ayudar económicamente a sus vecinos para así ‘amarrarlos’ y evitar la delación”.

Situaciones similares se viven en la Pancho Villa, La Rosita, San Joaquín, la Vicente Guerrero, la Merced y la Braulio Fernández.

Los policías informan que las casas donde se venden los estupefacientes no son las mismas que en donde se parte y se distribuye la droga.

El incremento de las cifras

Juan Carlos Alonso, psicólogo del Centro de Integración Juvenil (CIJ), comenta que de acuerdo a investigaciones realizadas, alrededor de cinco personas de cada cien han consumido drogas. Al hablar de la cocaína las cifras son impresionantes.

“Antes de 1994 en los pacientes del Centro de Integración Juvenil alrededor del seis por ciento consumía cocaína, en la actualidad es casi el 70 por ciento quienes consumen esta sustancia de los pacientes del Centro”.

El psicólogo explica que este incremento se debe a que es la droga de moda, “tiene que ver el error de diciembre del 94 en donde la crisis del país agravó todo este tipo de problemas, relacionados con la delincuencia”.

La tesis pareciera cumplirse: los factores sociales, económicos, determinan el acercamiento de las personas con las sustancias prohibidas.

“En las clases marginadas el problema es aún más grave”, comenta Laura Orellana, “porque ¿qué futuro tienen?, ¿qué les espera?, no hay educación, no hay trabajo, pareciera que la única salvación en esos niveles es la droga”.

Pero también en el corazón del Torreón antiguo abundan las sustancias enervantes. El vehículo se interna entonces por las reducidas calles de la vieja colonia de La Fe, al sur del centro. “Aquí se vende de todo: pastas, mota, coca... pero aquí también es difícil entrar porque hasta cuentan con aparatos de radiocomunicación y una organización que no se ve en todos lados”.

Cerca de un puente que comunica a una angosta callejuela, unos jóvenes se encuentran sentados. “Ellos no son los que venden, sólo indican a los clientes... el negocio está hasta dentro del callejón, donde no entran autos”.

Otras colonias del sector que aparecen comúnmente en los partes policíacos son la Durangueña, la Cerro de la Cruz, la Moderna y los alrededores de la Alianza. “En esta parte del centro, a todas horas y en donde sea es posible encontrar la droga”, advierten los agentes mientras el carro se mueve lentamente frente a la esquina de los músicos folclóricos.

“Los mariachis callaron... algunos de ellos también andan en el negocio”, comentan.

Cantinas y bares son puntos importantes de venta para los “puchadores” que van saltando de un lugar a otro ofreciendo su mercancía.

Por la calle Primero de Mayo, entre las avenidas Allende y Matamoros, se presume que existe un “picadero”. El edificio de dos plantas se ve oscuro y deteriorado. Después de unos segundos de observar, un sujeto sale del mismo tambaleándose y se acerca a otro que se encontraba recargado en una vieja camioneta. Ambos, intentan clavar sus ojos en la unidad que pasa frente a ellos.

Las drogas están en todos lados, en los antros “fresas” de la ciudad también se puede conseguir algo para “viajar”, algo para navegar en el lado oscuro de Torreón de noche.

Las acciones

Para María López Urbina, delegada de la Procuraduría General de la República, es importante que todas las instituciones encargadas de la justicia se involucren en la lucha contra el “narcomenudeo”.

Actualmente existe en el Congreso de la Unión una iniciativa de Ley para lograr una mayor cooperación entre todas las instituciones, el proyecto se encuentra en la etapa de análisis.

“Hemos implementado remedios de coordinación institucional, compromisos de trabajo tanto operativo como disuasivo, este último se ha desarrollado en centros nocturnos, bares y cantinas, en conjunto con los tres niveles de gobierno. También hemos echado a andar en coordinación con las dependencias federales, municipales y estatales, la operación Guardián, que ya se encuentra en la parte fronteriza en Acuña, Piedras Negras, en Saltillo, Torreón y San Pedro de las Colonias. Estamos trabajando a través de las coordinaciones de Booms (Bases de Operaciones Mixtas) en Monclova, San Pedro y Saltillo”.

En la ciudad de Torreón, Coahuila, se coordinan esfuerzos a través del operativo Águila, obteniendo un resultado positivo del 89 por ciento.

“Porque en la gran mayoría se han detenido “puchadores” en plena flagrancia y que han sido coordinados. Ésta es una unión de esfuerzos entre el Municipio de Torreón y la Agencia Federal de Investigación y que nos ha llevado a actualizar los mapeos delincuenciales. Pero si lo vemos desde el punto de vista de los Booms o de la operación Guardían, pues todas las corporaciones federales y estatales hemos unido esfuerzos no sólo en cuestión de derechos contra la salud, sino en cuanto a ‘piratería’ y contrabando, esto nos ha permitido tener un mayor control del índice delictivo en Coahuila”.

La delegada de la Procuraduría General de la República advierte que en la lucha contra las drogas todos los sectores de la sociedad deben unir esfuerzos.

“Necesitamos involucrar a los sectores escolares, comerciales, empresariales, medios de comunicación, maestros, alumnos, padres de familia, Club Rotario, Club de Leones”, finalizó.

Leer más de Reportajes

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Reportajes

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 56131

elsiglo.mx