Segunda de tres partes.
En los 'antros' visitados por jóvenes de la clase media alta es sumamente fácil conseguir enervantes
Torreón, Coah.- El lado oscuro de la ciudad no es exclusivo de las colonias marginadas. Las drogas son invitadas de honor a los “antros” preferidos por jóvenes de la clase media alta. En ellos no se consume mariguana, ni cocaína, al ritmo de la música electrónica circulan las pastillas, las “tachas”. Es posible volar por tan sólo 200 pesos.
En un viernes cualquiera una cara amable invita a “pasarla bien” en el interior de la primera estación del viaje que es un nuevo “antro” a media cuadra de la calzada Colón. La luz permite observar perfectamente rostros de jóvenes clasemedieros. En la planta baja la mayoría se sienta y platica. En el piso de arriba unos bailan a ritmo de una programación musical electrónica hecha por el DJ, otros los observan desde los sillones.
| TORREÓN DE NOCHE. DROGAS, LA INVASIÓN SILENCIOSA |
Cerveza, coctel o simplemente agua en mano, hombres y mujeres brincan, sacuden sus extremidades bajo una luminosidad que de intensa resulta nada incitante. Uno de los danzantes posmodernos se desprende del grupo para responder a los cuestionamientos.
—¿No traes algo?
—No... nada, ando limpio.
—¿Quién trae que pueda rolar?
—Ay, g... no, ahorita va a estar cañón— responde mientras echa un vistazo a su alrededor buscando a alguien. Luego sus labios dejan escapar un nombre, más bien un apodo: “búscalo a él, quizás esté en el otro ‘antro’ ”.
Después de otorgar algunas características del referido, lanza una advertencia: “deben tener cuidado si les ofrecen un ‘speed’ ”.
—¿Por qué, qué es eso?
—La venden como capsulita, cuesta 200 pesos. Al principio te pone bien arriba, hiperactivo, con ganas de bailar, bien chido, pero luego te empiezas a sentir de la fregada, con dolor de cabeza, náuseas, fiebre... muy mal. No se los recomiendo, hace unas semanas como cinco personas nos la metimos y ya nos andaba. Es pura basura.
Mundo de sensaciones
El individualismo se hace presente acompañado por potentes beats. Es poco el diálogo entre los danzantes, nadie maneja un discurso. En los 70´s las drogas acompañaban movimientos sociales, intelectuales, hoy es lo de menos, sólo importa sentir.
“Ahora las reuniones de jóvenes son más en el terreno de las sensaciones que en el de la reflexión. Están más enfocados en buscar sensaciones nuevas, porque la promesa es ésa, el que la droga te ayuda a captar con mayor magnitud la luz, el sonido”, comenta María Luisa Madero, psicóloga de la Universidad Iberoamericana.
Y es que a diferencia de décadas anteriores, ahora existe una mayor facilidad para comprar. La droga está al alcance de la mano. Una investigación realizada por Laura Orellena entre 330 jóvenes de universidades privadas así lo demuestra. Una tercera parte de los jóvenes entrevistados conocía a más de cinco personas que utilizaban algún estupefaciente, la cercanía aumenta la posibilidad de consumirla.
A la pregunta de que si sabían de un lugar donde se vendieran drogas y si alguien les había ofrecido probarla, la mitad respondió afirmativamente.
Los entrevistados coincidieron en señalar que existe suficiente información respecto a la variedad de sustancias, pero no en cuanto al daño que pueden ocasionar.
La Internet representa una herramienta tecnológica invaluable para los asiduos consumidores, ya que en algunas de sus páginas “orientan” a los cibernautas sobre las maneras de disfrazar sus efectos así como de dar falsos negativos en un antidoping.
En Estados Unidos se venden “kits” hasta en 100 dólares, que contienen los elementos necesarios para evitar ser descubiertos por alguna otra persona o mediante exámenes de laboratorio.
Resistencia a la reflexión
María Luisa Madero, quien tiene 20 años de experiencia en el trabajo con jóvenes, comenta que en la actualidad existe mayor resistencia para llevar a cabo un proceso reflexivo.
“Ahora buscan encontrar las respuestas afuera de ellos mismos”, sentencia.
Las estructuras de las familias mexicanas han cambiado, el proceso de globalización obliga a dedicarle mayor tiempo al trabajo que a las relaciones interpersonales, los modelos a imitar son muchos y la mayoría de las veces no son los mejores. Los medios de comunicación juegan un papel importante.
Así en el “antro” es fácilmente identificable quien se viste como Renton, personaje principal de la película Trainspotting, héroe del posmodernismo o quien desea tener el cuerpo delgado de las protagonistas de los videos del MTV.
“El papel de los medios es muy importante para todo este tipo de figuras o modelos que se presentan, la familia tradicional mexicana está fuera de moda. Los chavos cuestionan el para qué casarse y si lo hacen no hay mayor problema porque si no funciona te divorcias. Como si fuera tan simple”, comenta la psicóloga.
Ante este panorama pareciera que los jóvenes piensan ya en el fracaso antes de adquirir cualquier compromiso. La llamada Generación X por mucho ha sido rebasada, lo importante es lo inmediato.
“Yo los veo como más infantiles, como si fuera un comportamiento de secundaria, a los 18 años tienen que resolver sobre una cuestión vocacional o sea lo inmediato es ‘qué puedo estudiar ahorita’, pero para ya quitarme la angustia de que ya no quiero pensar, así eligen cualquier carrera”.
Tradicionalmente los jóvenes terminaban de estudiar la Universidad a los 22 años, ahora es más tarde, la apuesta es postergar el ingreso al “mundo de las responsabilidades”.
Diferentes voces coinciden en señalar que actualmente en la experimentación no se miden consecuencias, únicamente importa el momento, el beat que dure la canción.
Focos rojos
La cultura rave, de las drogas sintéticas, recorre los salones de las universidades privadas de la región. Aquí el acceso a la Internet, a la moda europea y a los canales de música obliga a los jóvenes a estar ‘in’ para sentirse aceptados. Desgraciadamente el vestuario y los peinados distintos ya no son suficientes.
Las autoridades de las principales casas de estudios conocen de la situación, por este motivo en algunas de ellas se han creado ya comités para erradicar el problema, además que se han acercado al Centro de Integración Juvenil para una mayor asesoría.
“Hasta el momento se han acercado al Centro la Universidad Autónoma de La Laguna, la Iberoamericana, el Tecnológico de Monterrey, Universidad La Salle y la Autónoma del Noreste. Nosotros llegamos hasta donde la institución nos permita”, comenta Juan Carlos Alonso, psicólogo del Centro de Integración Juvenil.
Laura Orellana advierte ciertas características del problema en la clase acomodada, los recursos económicos son una esperanza para salir de la situación.
La investigación realizada por la catedrática advierte que mientras más jóvenes son los entrevistados, es decir cerca de los 18 años, esta población rechaza el uso de sustancias prohibidas, mientras que a los 23 justifican su uso. Pasando de esta edad los jóvenes la censuran, ¿la explicación?, la mayoría de ellos están por casarse y buscan la estabilidad, la experimentación ya dejó de ser novedad.
El Special K
El incesante beat retumba en la puerta de entrada al “antro” de la Valdez Carrillo, a media cuadra de la Plaza de Armas. Adentro, la penumbra y el humo contrastan sus formas sublimes y cómplices con el abanico de luces que rebota en los pocos cuerpos que agitan su pulso, su cabeza y sus brazos.
El lugar es mediano, con nula decoración o al menos no perceptible. Conforme pasan los minutos, caras antes vistas en la misma noche aparecen ahora en este subterráneo recinto que refugia como un búnker a los amantes de las sensaciones adrenalíticas. El espacio para moverse se reduce y la pista se observa cada vez más habitada.
Tres veces, a tres distintas personas, se menciona el apodo del ‘dealer’ (así es como se le dice en este ambiente a los ‘puchadores’) recomendado en la parada anterior. Es casi un susurro, un rumor, y nadie da señas de nada.
Mientras un joven da vida con sus manos a dos luces de neón, dos mujeres se acarician frente a él sin que las observe. En medio de la escena otro hombre se aparece y se aleja de ellos para enfilar sus pasos a una andanada de preguntas.
—¿Sabes si puedo conseguir algún conecte en este lugar?
—Hoy es difícil, el viernes siempre es raro, lo bueno es hasta mañana. Pero ¿como qué andan buscando?
—¿Has oído hablar del Special K?— se le cuestiona.
—¡¿Qué?! ¿Special K?. No, no, no manches, eso está cañón. Con ese rollo mejor ni se metan. ¿Saben lo que es?— arremete asombrado.
—No.
—Es Ketamina, una fregadera que le dan a los caballos, la venden en las veterinarias, ahí cerca de Abastos. Pero no se los recomiendo, si lo toman no pueden estar aquí, es algo que no puedes controlar, te pones muy alterado. Mejor busca otra cosa.
—¿Como qué?
—Una “tacha”, es lo mejor. Yo te puedo conseguir una en 200 pesos, pero hasta mañana— responde y da los pormenores del lugar y la persona con quién hacer el intercambio.
Ese sitio se encuentra en las cercanías de la Alameda... es un local dantesco.
Un testimonio
Karla tiene 24 años, ella conoce muy bien como se mueve la cultura de la droga en Torreón. Su primera experiencia fue en Acapulco. Una noche junto a sus amigas visitó un lugar de moda, ahí además de bebidas de cortesía recibió totalmente gratis unas “tachas”.
Es muy común que la primera experiencia sea “gratuita”, es la táctica de los vendedores para obtener nuevos clientes. A Karla le advirtieron que en caso de tomarse las pastillas, estuvieran junto a un acompañante con el objeto que les controlara en caso necesario.
También, deberían ingerir gran cantidad de líquidos, pues el consumo de la droga las deshidrata e incluso mascar chicle, ya que se han presentado casos en que se les traba la mandíbula.
Una vez tomada la decisión y hechas estas recomendaciones, Karla y sus amigas se dispusieron a efectuar su primer “viaje”.
Durante los primeros minutos luego de haber consumido el alcaloide, la estudiante de Comunicación comenzó a sentir fuertes náuseas que por momentos pensó que iba a devolver el estómago. Media hora después sus emociones se tornaron sumamente sensibles, aunque más tarde supo que esto podía variar según el estado anímico de la persona.
Con una hipersensibilidad nunca antes sentida, Karla fue cegada por las luces de colores de la “disco”, pues sus pupilas no resistían la intensidad de las mismas. Además, la ensordecedora música aturdió sus sentidos.
Luego, sus emociones afloraron y sintió mucha ternura por quienes estaban a su lado, a quienes habló con dulces palabras.
En tanto, una de sus amigas comenzó a recordar hechos pasados que le provocaron el llanto, por lo que durante todo el “viaje” se la pasó llorando. Otra se tornó muy platicadora y sociable con medio mundo, incluso con quienes no la conocían y una más no dejó de bailar en toda la noche sino hasta el día siguiente, que se le pasó el efecto.