Hace 17 años escribí en el libro original, algo de lo que a continuación reproduzco: ?Hace muchos años eché raíces en Torreón. Vine a esta ciudad siendo muy joven, en el año de 1944, en viaje de paseo, pues debería regresar a Jerez, Zacs., para iniciar mis clases como maestro en el colegio Libertad, que dirigía el maestro Vicente Viramontes, y cuyo año docente comenzaría en el siguiente enero.
El creciente progreso de Torreón, así como la franqueza de su gente me hicieron pensar seriamente en quedarme permanentemente, y lo hice, porque siendo yo un joven luchador y de aspiraciones, vi que el horizonte lagunero era de un futuro muy prometedor. Así fue como eché raíces en estas márgenes del Río Nazas; me casé y formé un hogar en estas tierras calcinadas por el radiante Sol, que fecunda ricas vides y capullos de algodón.
Muy pronto me incorporé al grupo literario de Torreón. Así conocí por los años mil novecientos cuarenta y tantos (1946-1948), entre otros, al infatigable historiador, maestro y periodista Pablo C. Moreno Vivero, con quien especialmente compartí inquietudes hasta su muerte (1972). Juntos recorríamos el café literario, las librerías, bibliotecas y periódicos locales.
Nuestras reuniones eran con Luis Díaz Flores, periodista y hombre de teatro; Alonso Gómez Aguirre, dedicado al mundo de la radiodifusión; Enrique Mesta, filósofo y periodista; Juan Antonio Díaz Durán, poeta y experto en música clásica; Emilio Herrera Muñoz, poeta y periodista y entrañable compadre de Pablo C. Moreno; Salvador Vizcaíno Hernández, poeta y catedrático; Joaquín Sánchez Matamoros, poeta, periodista y brillante matemático y astrónomo; Rafael del Río Rodríguez, poeta y catedrático; Federico Elizondo Saucedo, escritor y catedrático.
También David Berlanga, escritor; Pedro García Reyna, enciclopedia viviente de la Revolución Mexicana; Aureliano Rodríguez Tamez, ex-presidente municipal, que vivió las etapas revolucionarias; Emilio Rodríguez Lobo, hijo del Dr. y General José María Rodríguez, que había sido diputado Constituyente de 1917; y poco después se unió a nuestro ?Café Literario?; el poeta yucateco Felipe Montilla Duarte; el dueño de librería José Antonio Faedo; y Juventino Colores, cuñado, mejor dicho concuño del historiador Pablo C. Moreno. Tampoco puedo olvidar a Felipe Sánchez de la Fuente, poeta y tribuno elocuente; a Luis Felipe del Río Rodríguez, poeta y periodista; a Raymundo de la Cruz López, poeta de la Revolución Mexicana y gran orador y declamador; al poeta, novelista y periodista, Eduardo L. Fuentes, saltillense, pero relacionado con nuestro grupo; después al periodista Salvador Sánchez y Sánchez; al pintor Raúl Esparza Sánchez y a muchos más, que al igual que los mencionados, figuran en este libro.
Ahora doy cima (dije en aquellas fechas) a mi original idea. Este libro, que lleva el título de ?Torreón en las Letras Nacionales?, se editó bajo el patrocinio del Ayuntamiento de Torreón que encabezaba Manlio Fabio Gómez Uranga, preocupado por las cosas culturales de su ciudad. Lo secundaban en esta labor, y eso me consta, el tesorero municipal Víctor Moreno Medina, para impulsar los valores regionales y hacer justicia y reconocimiento a los ya consagrados; al Director del Consejo Municipal de Arte y Cultura, Francisco (Paco) Fernández Torres...
Alrededor de cien personajes que han participado en el desarrollo y progreso de Torreón, desde sus orígenes, figuran en este libro?.