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Torreón no vive el cambio

Alan Acoyani

La actual administración parece estar dando palos de ciego en materia de vialidad, son pocas las acciones que se llevan a cabo y la mayor parte de ellas parece que son obra de la casualidad, de la improvisación o resultado de la consulta con el compadre o el vecino, para saber qué es lo que mejor conviene en el crucero de la esquina, pero sin tomar en cuenta las necesidades reales de la comunidad y para el beneficio general de conductores y transeúntes.

Torreón es una ciudad en constante crecimiento y como consecuencia crece además el número de vehículos de todo tipo que se encuentran en circulación, especialmente en las llamadas horas pico y en los cruceros más conflictivos, a grado tal que las llamadas en otros tiempos “vías rápidas” como son los bulevares, han dejado de ser útiles para descongestionar el tráfico.

Crece la ciudad, se alargan las calles y avenidas y aumenta el número de automotores, pero hasta el momento no se ha visto que se modernicen las vialidades, que se sincronicen los semáforos ni que se mejore en el aspecto de orientación y colocación de señales de vialidad; ahí el municipio al parecer se ha quedado estancado.

El comentario por parte de las autoridades puede ser en el sentido de que el problema es grave, pero que no se generó en esta administración, sino que se arrastra de muchos años y que los encargados de afrontarlo en la actualidad no tienen la culpa de que se haya complicado por la indolencia de anteriores gobernantes.

Quienes eso argumenten puede que tengan razón, pero también deben tomar en cuenta que fueron electos para solucionar los problemas no para justificarse por la permanencia de los mismos; a nadie le interesa saber el origen, desarrollo y complicación de un problema, a todos interesa saber quién y cómo lo solucionó.

En el aspecto de vialidad, retomando el inicio de esta colaboración, las autoridades municipales tal parece que están trabajando en forma lenta, errática y aislada cuando trata de atender el rubro.

Hoy se les ve cortando parte del camellón central del bulevar Independencia, dizque para dar oportunidad a los automóviles de dar vuelta con más seguridad y mañana se les observa colocando semáforos en cruceros que no hacen falta o por lo menos no tanta como en otras esquinas que están convertidas en verdaderas trampas mortales porque los automovilistas se pasan como quieren y cuando quieren.

En el caso del bulevar Independencia, con la colocación de semáforos que hace en la actualidad en el tramo oriente, donde se ha angostado el camellón central, lo único que se logrará es hacer más lenta la circulación una vez que los aparatos entren en funcionamiento, además de que aumentará la contaminación ambiental por todos los vehículos que obligarán a frenar y arrancar cada vez que esos aparatos lo indiquen.

Pero mientras llevan a cabo esos trabajos que al parecer son el resultado de una consulta con los vecinos del lugar, los que dicho sea de paso es de dudarse que tengan la más remota idea de lo que es ingeniería de vialidad y su aplicación, los sesudos asesores del alcalde Guillermo Anaya se han olvidado de señalarle que hay otros sitios en donde se requiere también la sabia orientación de los expertos en materia de tránsito vehicular.

Ha faltado por ejemplo que se tomen medidas efectivas para hacer de los pares viales, efectivas vías de desfogue, para lo cual deberán retirar de la circulación por esas arterias a los camiones urbanos y suburbanos que por ahí hacen ruta, ya que obstruyen el tráfico cada vez que se paran a bajar y subir pasaje.

Tampoco han puesto atención en los graves problemas y congestionamientos que se forman en el llamado “Nudo Mixteco”, el cual de ser una original obra de control vehicular se ha convertido en una trampa por la gran cantidad de vehículos que ahí confluyen y por fallas constantes en los semáforos que se colocaron.

Falta por atender la sincronización de los semáforos en bulevares como Diagonal Reforma, Constitución y Revolución, no hay señalamientos con los límites de velocidad en los sitios adecuados y en zonas de baja velocidad en forma sospechosa esos señalamientos se encuentran “escondidos”, lo mismo que algunos agentes de tránsito que están a la caza de conductores distraídos.

Lo dicho, en el rubro de Vialidad las acciones de las autoridades municipales han sido aisladas, lentas y en muchas ocasiones erráticas, al parecer sin un programa definido y a largo plazo, como atendiendo las contingencias de diario, pero sin fincar los cimientos de una solución de fondo para problemas del presente y del futuro.

Un ejemplo lo puede ser el bulevar Independencia, en donde ya se tienen los estudios realizados por especialistas de la empresa Cal y Mayor, donde se recomienda la eliminación de los camellones laterales en el tramo de la calzada Cuauhtémoc a la calle Múzquiz, pero en lugar de trabajar en eso, se colocan semáforos en sitios donde se dificultará más el tránsito vehicular.

Se entiende que el Ayuntamiento anda escaso de recursos para llevar a cabo las modificaciones que los expertos recomiendan en el Independencia, pero debe tomarse en cuenta que la obra puede llevarse a cabo en etapas y sin duda la ciudadanía empezará a comprobar y disfrutar los beneficios del cambio en la medida que éste se dé, pero si las cosas siguen como hasta ahora, con dudas, comentarios periodísticos de gente sin experiencia, indecisiones por parte de las autoridades y acciones parciales, no es de dudarse que la obra será otra de las buenas intenciones que se queden en el tintero de Guillermo Anaya.

Ojalá que el Alcalde en verdad cuente con un capacitado cuerpo de asesores en materia de vialidad y así con las ganas que trae de hacer las cosas bien y rápido, les ordene que de una vez por todas le elaboren un proyecto integral de vialidad para Torreón, que le jerarquicen los problemas y las necesidades y una vez que se tengan los resultados, se den a conocer a la comunidad, anunciándoles además motivos y objetivos así como el orden en que se atenderán cada uno de esos puntos.

Voluntad política, no se duda que la haya por parte del presidente Anaya Llamas, pero hasta ahora lo único que ha mostrado es un total desconocimiento en materia de vialidad y carencia de asesores que lo orienten en este rubro.

Estimado lector, salga a las calles de Torreón, en auto o a pie y muy pronto se dará cuenta de que en materia de vialidad “Torreón no vive el cambio”.

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