DOS EQUIPOS
SALTILLO, COAH. (Exclusivo).- Los directivos que integran la Liga Mexicana han descubierto que el mejor camino para aspirar a la grandeza es ser dueños de dos equipos tal como lo demuestran en estos momentos los Diablos Rojos y Tigres que han acaparado prácticamente las finales de los últimos seis años.
Pero no vaya a pensar el lector que es un asunto tan sencillo (en el buen sentido de la palabra) como tener dos estaciones de radio, dos canales de televisión, dos periódicos, dos bancos, etc.
El principal ingrediente es la voluntad del dueño por invertir fuertes sumas de dinero en el sistema de scouteo para firmar jóvenes cuyas facultades les permitan aspirar a no solamente ser estrellas de Liga Mexicana, sino con potencial incluso para jugar en Estados Unidos.
Aquí es importante señalar que el dinero es importante, pero no lo indispensable, porque como están las cosas los equipos grandes no están dispuestos a vender jugadores a organizaciones que están a un paso de aspirar a una final.
Así las cosas prefieren venderle a clubes que no son aspirantes al campeonato y obviamente, si llegan a playoffs no les puedan hacer daño.
No quieren resultados dolorosos como el que asestó Oaxaca a Diablos en 1998 o Tecolotes a Sultanes en 2002.
DE COLOR ROJO
Es asombroso ver cómo en el caso de los Diablos no solamente se dan el lujo de armar a los Guerreros donde los casos más recientes son Saúl Soto, Cornelio García e Iván Cervantes, sino que ahora también le prestan elementos a Vaqueros de la Laguna y Cafeteros de Córdoba.
A los Vaqueros les enviaron el catcher dominicano Alberto Castillo que estaba haciendo un excelente papel en la capital del país con .350 de promedio, un jonrón y 14 producidas en 17 desafíos, el novato Omar de la Torre, el infielder Efrén Espinoza y apenas hace un par de días al utility Cosme Valle, así como varios lanzadores novatos.
En el caso de los Cafeteros les enviaron al pitcher Asdrúbal Amarillas, así como los importados Juan Melo y José Parra, este último ex cerrador de Diablos y Guerreros.
Obviamente el beneficio de los campeones del circuito es tener a su gente en actividad, foguear a los jóvenes y cuando estén listos para ayudar al equipo grande, recuperarlos...
LOS FELINOS
Están en la misma situación que sus odiados enemigos, en este caso trabajan directamente con los Pericos de Puebla a quienes este año les enviaron al shortstop de 18 años, Kevin Flores que ha sido una revelación.
Así ayudaron a paliar las ausencias de los jugadores de cuadro Pedro Díaz y Francisco Minjárez (ya reapareció de bateador emergente).
Los Tigres no han producido tanto talento joven como los Diablos, por eso no han podido darle a los Pericos la misma dimensión que los Guerreros, aunque este año los verdes han impresionado sin tener un núcleo importante de peloteros estelares.
LOS QUE SIGUEN
Juan Manuel Ley y Gustavo Ricalde no tardan en seguir el sistema porque ambos empresarios han destinado fuertes inversiones al trabajo de scouteo los últimos años y necesitan urgentemente otro equipo donde foguear a los jóvenes.
Saraperos, por ejemplo, ha recurrido a la alternativa de prestar jugadores a otros equipos como a los Langosteros de Cancún y Leones también ha hecho lo mismo.
Pero no es lo mismo que tener otro equipo donde se pueden ir a foguear novatos. En el caso de Saltillo, por ejemplo, hablamos de los pitchers Miguel Ángel González, Carlos Castro, Arturo Ruiz, Jorge Meza, Aldo Johnson, los catchers Omar Bustamante, Jonathan Esqueda, etc.
Lo ideal sería que el beisbol mexicano tuviera el sistema de sucursales que funcionó a la perfección en los años sesentas y setentas con la Liga Central y la del Sureste. Los jugadores de primera firma se iban a la Central y cuando se fogueaban lo suficiente, brincaban a la del Sureste, donde también se tenían que graduar antes de llegar a la Mexicana.
Ahora las circunstancias son diferentes. Ante la carencia de ligas de desarrollo como aquellas, el mejor y más rápido camino para sobresalir es tener dos equipos en el máximo circuito veraniego.
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