EL PAÍS
Bagdad, Iraq.- Un soldado norteamericano mató ayer a dos iraquíes al disparar contra una manifestación de veteranos del Ejército que exigían su paga a las nuevas autoridades del país. Varios centenares de militares desempleados se concentraron a primera hora de la mañana ante la puerta del Palacio Republicano, sede de la Autoridad Provisional de la Coalición, situado en pleno centro de Bagdad. La protesta discurría pacíficamente hasta que la llegada de un convoy de la Policía Militar, que quería entrar en el recinto, encrespó los ánimos de los manifestantes, que empezaron a arrojar piedras contra los vehículos. En ese momento, el soldado -una mujer, según los testigos- disparó indiscriminadamente contra la multitud. Horas más tarde, al sur de la capital iraquí, moría un soldado de EU y otro resultaba herido tras ser tiroteados por unos desconocidos. La violencia de posguerra ha llegado a Bagdad.
Los portavoces militares norteamericanos explicaron que la violencia de los manifestantes empezó antes de la llegada del convoy pues ya habían zarandeado y pateado anteriormente un vehículo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Aseguraron también que se habían realizado disparos de advertencia y que el soldado que abrió fuego actuó “en defensa propia” ante la lluvia de piedras que le caía encima. Los dos heridos fallecieron posteriormente en el hospital a donde habían sido trasladados por tropas norteamericanas.
La versión de los militares iraquíes, que están desesperados porque no cobran desde que el pasado 23 de mayo el máximo responsable civil de las fuerzas de ocupación, el diplomático estadounidense, Paul Bremer, decidió expulsarlos a todos del Ejército, es diferente. Hussein Yasin, que tenía el empleo de Mayor, explica que esa mañana fueron a unas oficinas próximas a cobrar “los 50 dólares que tenían que pagarnos”. Al no obtener ninguna respuesta ni mucho menos un dinar salieron en manifestación hacia la sede de las autoridades de ocupación, como hacen regularmente en las últimas semanas. Una vez allí comenzaron los eslóganes “Down Bush, Down America” (Abajo Bush, abajo EU) y los intentos frustrados de ser escuchados por algún responsable norteamericano. Luego llegaron el convoy, las piedras y los tiros. “Una soldado rubia se puso a disparar a lo loco. Hay al menos tres heridos y han detenido a dos a culatazos. A un fotógrafo le han roto la cámara”, contaba el capitán Hussein Alawy. “Vengaremos a nuestros mártires”, gritaba otro al disolverse la manifestación.
Las tropas norteamericanas volvieron a ser atacadas en Bagdad. El vehículo militar en el que viajaban dos soldados de la 1ª División Acorazada fue tiroteado cuando pasaba por la refinería de petróleo Hamadi, al sur de Bagdad, según la información oficial del Ejército de EU. Uno de ellos murió y el otro resultó herido de gravedad, aunque su condición era estable. Ya son 42 los soldados estadounidenses muertos en ataques desde que el pasado primero de mayo el presidente George W. Bush decretara el fin de las hostilidades.