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Un acercamiento al 2005...

Roberto Orozco Melo

El gobernador de Coahuila, Enrique Martínez y Martínez, rendirá su cuarto informe de Gobierno el próximo 15 de octubre. Ante los ansiosos políticos la fecha enmarca el virtual banderazo para la sucesión gubernamental y por lo tanto se aprestan a otear el horizonte político y tomar posiciones en cuanto aclare la densa bruma que cubre su panorama: hoy por hoy suenan varios nombres, pero no todavía con la fuerza suficiente para convocar partidarios... Todavía sin ruta crítica o cronograma, los anhelantes piensan que ya es tiempo de apresurar los tiempos. Se presume que el arranque sería en el mes de Enero del 2004, pues evocan que por esas fechas, hace cuatro años, empezó a ponderarse la democratización del Partido Revolucionario Institucional en trance de escoger candidato a gobernador de Coahuila; aunque también habrían de hacer memoria de que sería un año después cuando se destapó lo que algunos eruditos comentaristas consignaron como ensayo de “elecciones primarias” en forzada equiparación con el sistema pre-electoral de Estados Unidos. Ténganse presente dos condicionales: La elección constitucional se efectuará el último domingo del noveno mes del año 2005 y la actual tendencia en la organización electoral obligará a abreviar los tiempos de las campañas y recortar el costo de las mismas.

De todas maneras nadie ordena en los corazones inquietos. A los “suspirantes” se les queman las habas en el lomo y quieren acelerar el tic-tac del reloj político; pero ninguno podrá ponerle mayor velocidad, aunque quiera:, pues el dios Cronos define el ritmo preciso de los segundos, de los minutos, de las horas y de los días. Las cosas sucederán cuando tengan que suceder, ni antes ni después. No vale comer ansias.

Las listas de los pre-candidatos en el PRI, en el PAN y en el devaluado -por lo menos en Coahuila- PRD son amplias. Las comentaremos poco a poco, en el orden clásico de prelación por la fecha de registro como partidos políticos. Hoy toca al Partido Revolucionario Institucional, en cuyos corrillos se habla, muy en serio, de los siguientes personajes de nuestra vida pública: Alejandro Gutiérrez Gutiérrez, Jesús María Ramón Valdés, Óscar Pimentel González, José María Fraustro Siller, Humberto Moreira Valdez, Raúl Sifuentes y Javier Guerrero.

De los dos primeros se puede decir que han hecho huesos viejos en la aspiración a la gubernatura. Los priistas saben que el actual gobernador les guarda un buen trato público y gratitud en su memoria. Gutiérrez y Gutiérrez despejó el camino a Martínez y Martínez en el proceso interno anterior, con su oportuna retirada en 1999 y Jesús María Ramón resultó, después de todo, un contendiente maduro y civilizado. Óscar Pimentel González y José María Fraustro Siller vienen del equipo original de Enrique Martínez. El primero fue Alcalde de Saltillo y sus tradicionales críticos aseguran que guarda en su cuerpo los moretones causados por las acusaciones muy publicitadas, aunque no probadas por el PAN en relación a su trabajo como alcalde de Saltillo.

Eso, dicen, le hizo perder la elección federal en Saltillo, pero la ganó en el distrito. Sin embargo en el ambiente político, donde bien se conoce el real alcance de los golpes bajos, se le reconoce ser triunfador de tres elecciones: dos de diputado federal y una de presidente municipal, en las cuales noqueó a un mismo candidato panista. Pimentel tiene la coordinación de la diputación del PRI coahuilense y su destino mediato dependerá de cómo se desempeñe en la 59 legislatura.

El ingeniero Fraustro Siller no ha dicho esta boca es mía y cumple puntualmente con su responsabilidad como subsecretario de Educación Pública en el Gobierno Federal. “Todo a su tiempo” pensará y no estará equivocado, pues la virtud principal de un político es la discreción. Por su parte, Humberto Moreira tampoco se acelera, aunque su efectivo trabajo municipal por las clases menos favorecidas lo coloca en el arrancadero. Moreira es político joven, carismático y conocedor del arte de comunicar sentimientos a los ciudadanos.

Si me preguntan, al bote pronto, con qué personaje cinematográfico lo identificaría por su estilo personal, diría que con Robert Redford en la película “The natural”. Quienes lo llamaron con mala intención “el hijo del pueblo” ignoraban el favor que le harían. Con tal eslogan un político avispado puede llegar alto cuando tiene vocación y juventud.

Está visto que los dos funcionarios más importantes del gobierno estatal, Raúl Sifuentes y Javier Guerrero, desean la gubernatura y velan armas para conquistarla. Les pesan, sin embargo, las responsabilidades oficiales. El primero: abogado, pragmático, organizado, discreto, casi inaccesible y secretario de Gobierno con remotos antecedentes en la procuración federal de justicia; el segundo: administrador público con ciencia y experiencia política, fue presidente municipal de San Pedro, diputado federal y ahora es secretario de Finanzas del Estado. Los dos, sampetrinos y adversarios en luchas municipales, podrían haber madurado en el desempeño de las responsabilidades estatales pero quienes los conocen dicen que son como el agua y el aceite. En el PRI este es el panorama objetivo, salvo la sorpresa de algún emergente. ¿Cómo verían en La Laguna a Jorge Viesca?...¿O en el Norte a Claudio Bress?....

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