El sábado ocho de marzo y en horas pico, Larry King Live le dedicó su programa de análisis político al senador Robert Byrd de West Virginia. Éste tiene 44 años continuos en el Congreso de la Unión y dentro de tres semanas será el legislador que durante más tiempo continuo haya participado en el Poder Legislativo.
Esto no debe sorprendernos, puesto que pocos políticos hay que observen y analicen su propio gobierno tan certeramente, que defiendan con tanto valor las prerrogativas del Poder Legislativo y tan eficazmente representen los intereses de su estado. Su discurso se distingue por un implacable sentido común aplicado a las disyuntivas más problemáticas. Su oposición radical al belicismo personalista y arbitrario de Bush lo ha puesto ahora en la mira. El discurso de Bush de “atacar a Iraq con o sin la aprobación de la ONU”, es la causa inmediata de su indignación actual. Y más que deben indignarse los electores ya que su mandato presidencial es muy poco claro dado lo turbio de su triunfo electoral.
El programa entero de Larry King fue una delicia para quienes consideramos que Bush II, con la iniciativa típica de sus limitaciones mentales y su soberbia ilimitada, constituye un peligro para el mundo mayor que el de Iraq. Byrd señala lo absurdo porque “Iraq no representa una amenaza directa para EU”, amén de que no hubo un solo iraquí involucrado en la destrucción de las Torres Gemelas ni con Al Qaeda mientras que la guerra de Bush implicaría nefastas consecuencias para todo Oriente Medio y un golpe al equilibrio de las alianzas forjadas a través de tantos años.
Larry señala lo incumplido de Hussein y su violación de la cláusula 1441 del tratado en que lo compromete al desarme total. Byrd le contesta que él, lejos de defender a un gangster como Saddam, que no ha respetado ningún tratado previo, no puede desconocer el hecho que ahora, y ante testigos calificados de la ONU, está destruyendo (si bien lentamente y de muy mala gana) sus armas ilegales. Más aún así, Bush no ceja en su determinación de declarar la guerra, por lo cual Byrd concluye que por un supuesto peligro para EU (o sea “por si las moscas”), Bush va a mandar a miles de americanos a morir, ellos después de matar a otros cientos de miles de niños, ancianos, familias inocentes, y todo eso “sin que exista un peligro inminente para Estados Unidos”. Larry: ¿A qué atribuye usted esta decisión?
Byrd: A que el Presidente ha dejado de escuchar. Él ya cerró su mente, clausuró oídos y ojos, causa por la cual no puede entender que el pueblo americano en su inmensa mayoría se opone a esta guerra. Así pues, aunque Hussein quisiera hacerle la guerra a EU, sus armas no representan peligro alguno para territorio americano. ¿Cuál amenaza, pues? Corea del Norte, en cambio, sí es una amenaza inminente, con proyectiles que sí alcanzan su territorio. Sin embargo, Bush le da la espalda. ¿Será porque no huele a petróleo?
King le pregunta a Byrd si está de acuerdo con la creación del nuevo departamento de “Homeland Security” (de seguridad en territorio propio) creado a raíz del “9/11”. Byrd le responde muy molesto que de ninguna manera. Ese trabajo ya estaban haciéndolo el Pentágono y otras agencias. No había ninguna necesidad de crear otra dependencia que requiere un presupuesto multibillonario y miles de gente nueva. Byrd ahí hizo un recuento de los inimaginables gastos militares actuales, mayores que los de toda Europa más Rusia y China juntos, pero dándole siempre la espalda a lo que él y el Senado proponían. Por eso Byrd caracterizó de subrepticio (“secretive”) al gobierno de Bush. Éste tampoco atiende el requisito constitucional de mandar al Senado todo lo referente al extranjero. Pero como “Homeland” es “lo de casa”, Bush pudo crearla a su modo y por sus puras pistolas.
Para cerrar, King comentó que “en sus 44 años en el Congreso, Byrd había servido bajo 11 presidentes...”. Ahí respingó Byrd: “Yo no he servido bajo ningún presidente: He servido con 11 presidentes”. Así habla la democracia.