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Un centenario de anécdotas

EL SIGLO DE TORREÓN

TORREÓN, COAH.- Su historia en la Comarca Lagunera refleja una lucha constante en el trabajo, su vida... Un ejemplo de que todo sueño se puede hacer realidad con esfuerzo y voluntad; su generosidad habla de ayuda a la comunidad, acción que realizó siempre de manera discreta.

Este párrafo describe en contexto los ideales de don Óscar Russek Mijares, sobresaliente hombre de negocios, ahora en la celebración de su siglo de vida.

Su padre era de ascendencia rusa y alemana y su madre mexicana, pero este querido lagunero nació en San Pedro de las Colonias, Coahuila, desde donde marcó la pauta en actividades empresariales y agrícolas en la Comarca.

Sus ranchos son el mejor aprecio de don Óscar, ya que fueron herencia de su padre quien le enseñó a trabajarlos arduamente; a ellos les debe su prosperidad como empresario de negocios, tales como la maquinaria agrícola, así como en la construcción y adquisición de bienes inmuebles dentro de la Ciudad de México, Torreón y San Pedro, y la oportunidad de invertir en el club de futbol de primera división Laguna.

Después, adquirió acciones de una conocida industria textil situada en Parras de la Fuente, a la cual le tenía un especial afecto porque su padre vendía la manta de la fabrica La Estrella.

La idea de crear un sector habitacional residencial fue otra de las ilusiones del señor Russek, y así surgió la colonia El Campestre la Rosita. Sus aspiraciones no se quedaron ahí y fundó junto con el señor Alfonso Estrada González, el club social y deportivo El Campestre.

Sus anhelos seguían “al pie del cañón”. Incursionó en el ámbito turístico con la edificación de un hotel ubicado sobre el Paseo de la Rosita, además de un recinto social que ha sido sede de importantes acontecimientos.

Excelente ser humano, don Óscar Russek, ahora en sus 100 años de edad, goza de excelente salud y ha delegado en sus siete hijos la administración de sus empresas.

Es un claro ejemplo de honestidad en el trabajo y en la forma de hacer negocios, es una muestra de ayuda a sus semejantes, actividad que ha tratado siempre de realizar de manera discreta, esperando recibir la gracia de Dios y no la de los seres humanos.

Actualmente, don Óscar Russek Mijares vive su longevidad a plenitud. Tal vez sea gracias al deporte que practicó por muchos años, el box, o también la buena alimentación.

Su familia en ocasión de sus 100 años de vida le organizó el pasado 18 de noviembre, una recepción en su propio centro social, la que fue todo un suceso.

El umbral...

Los padres de don Óscar fueron los señores Heiman Russek Davis, de nacional rusa y alemana, y Ana Mijares, a quien conoció en la ciudad de Chihuahua.

Don Heiman, buscando un mejor futuro, embarcó hacia América específicamente a Nueva York, invitado por su tío quien se ofreció ayudarle. Después se desplazó a Chihuahua, lugar en donde su tío Marcos Russek tenía un prominente negocio, en el que trabajó vendiendo caballos finos.

En esa ciudad fronteriza conoció a su esposa Anita, quien provenía de una familia ferrocarrilera, motivo que provocó el distanciamiento con su tío por no estar de acuerdo en su relación. El amor venció todos los obstáculos y su vida la unió a la de esta bella dama.

Después, don Heiman cambió su residencia a San Pedro de las Colonias, debido a que la tienda que logró crear en Jiménez, fue quemada por las fuerzas Villistas. Ahí logró crear la tienda El Puerto de Tampico, que comercializaba manta. En esa parte de la Comarca Lagunera nació su segundo hijo, Óscar, en el año de 1903. La infancia de este pequeño y la de su hermano mayor, Leopoldo, transcurrió en dicha localidad.

Al estallar la Revolución Mexicana, don Heiman y familia tuvieron que cambiar su hogar a la Ciudad de México, pues era el único lugar seguro en el país y sobre todo para escapar de Francisco Villa, quien perseguía a cualquier persona de apellido Russek, ya que estuvo a punto de ser fusilado por haberse robado una yegua fina propiedad de uno de los señores Russek de Chihuahua y quería cobrar venganza. Afortunadamente, Villa no dio con ningún miembro de esta familia, pero si alcanzó a quemar la tienda de don Heiman, en San Pedro

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