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Un frío recorrido

La Patagonia de Chile ofrece grandes atractivos para los turistas

SUN-AEE

SANTIAGO DE CHILE.- Casi estoy en el fin del mundo, con un hielo de alrededor de 30 mil años de antigüedad en mi mano, que se extingue rápidamente mientras decido morderlo.

Algunos compañeros de viaje prefieren un trozo de hielo milenario en un vaso con whisky o con pisco, la tradicional bebida de Chile. Al mismo tiempo, las cámaras fotográficas no dejan de tomar testimonio de los vestigios de la última glaciación del planeta que tienen ante sí.

De hecho estamos en una pequeña embarcación para unas 50 personas, en las aguas de la laguna San Rafael, en el sur de Chile.

Atravesamos la Patagonia, un espacio de 100 kilómetros cuadrados de superficie que hace miles de años era puro hielo.

Vamos justo en el cauce de un río congelado entre dos montañas, llamado glaciar de San Rafael.

Es tan alto como un edificio de 25 pisos y tiene más de 300 metros de ancho.

La cerrada neblina nos impide ver hacia adelante o atrás; apenas percibimos la inmensa mole blanca que se yergue frente al bote. Conforme avanzamos, el enorme bloque nos muestra tonos azulados tan variados que por momentos dudamos haber visto tales colores anteriormente.

Todos vamos con el llamativo salvavidas color anaranjado puesto, lo que nos da una sensación de seguridad en medio de una travesía que podría volverse peligrosa en cualquier momento.

El entorno está rodeado de témpanos de tamaños tan diversos, que vemos minucias parecidas a pequeños cubitos jaiboleros, hasta piedras del tamaño de una casa y paredes que son todas unas montañas. Los desprendimientos son constantes.

Por eso el bote no se acerca demasiado al glaciar, porque de cuando en cuando el hielo cruje, se parte y el agua se cimbra con la caída de un bloque milenario que se sumerge y luego flota.

El recorrido dura sólo unos minutos; hay que salir rápido porque el paisaje en unos cuantos instantes puede modificarse y volverse extremo.

Allá, a lo lejos, en una de las montañas que rodean a este valle se aprecia la marca blanca del lugar en que se encontraba el glaciar en el año 2000. Ha retrocedido unos 50 metros.

Y no es que el río haya dejado de avanzar desde el corazón de la Patagonia, lo que pasa es que es más el volumen que se derrite, por el calentamiento de la Tierra.

Los minutos se agotan. El bote va de regreso al barco que nos trajo hasta la laguna San Rafael.

Ahora será el turno de un grupo de turistas europeos quienes se aproximarán al glaciar, al que, por cierto, muy pocos mexicanos o latinoamericanos conocen, porque casi no miran o viajan hacia el sur pensando que es un paseo imposible de hacer.

Nos vamos del lugar buscando apreciar de nuevo la imagen gélida y milenaria que en unos minutos comienza a quedar atrás mientras recorremos, durante cinco horas, un paisaje cambiante que va de islas a canales a fiordos, en ese trayecto de regreso al Puerto de Chacabuco.

Cuestiones prácticas...

Antes de salir de México cambie moneda nacional por dólares, porque en Chile no canjean pesos mexicanos por pesos chilenos.

Una vez en el aeropuerto de Santiago se sugiera cambiar dólares por pesos chilenos, pues no en todos los establecimientos aceptan dólares.

Es una zona donde la mayor parte del año llueve, resulta necesario llevar un impermeable.

En diciembre inicia el verano en esta zona, por lo que se recomienda llevar ropa abrigadora, botas, guantes y un gorro.

¿CÓMO LLEGAR?

A través de LanChile o de su agencia de viajes preferida puede adquirir y reservar el paquete que más le convenga hacia la Patagonia. Para mayor información, consulte la página de Internet de la línea aérea cuya dirección es www.lanchile.com.

-A la laguna San Rafael hay que viajar de la Ciudad de México a Santiago, la capital de Chile (ocho horas de vuelo). Y de Santiago a la ciudad de Balmaceda (tres horas de vuelo).

Y de ahí hacer un recorrido terrestre de tres horas, con intermedios turísticos, hasta Puerto Chacabuco, donde se hospedaría en el hotel Loberías del Sur, el único que se encuentra en la localidad.

-De que su viaje resulte demasiado pesado por las distancias, lo recomendable es que programe una escala de uno o dos días que le permite conocer la ciudad de Santiago, para después continuar con su recorrido hacia el sur.

FUENTE: SUN-AEE

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