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Un gigante en apuros/Actitudes al día

José Santiago Healy

Cuando el reportero de 27 años Jayson Blair renunció al The New York Times nunca imaginó que su horrenda labor ocasionaría una de las peores tormentas en contra de la institución periodística más reconocida y admirada en el mundo entero.

Aquel refrán de que el que siembra vientos recoge tempestades se reflejó puntualmente en el caso Blair, pero los jefes y editores del célebre matutino neoyorquino tardaron cinco años en descubrir los nubarrones provocados por el falaz periodista.

La historia inicia en 1998 cuando Blair fue contratado para realizar sus prácticas profesionales en la redacción de Nueva York. Gracias a su habilidad para relacionarse y a su agilidad para producir notas fue asignado a trabajos especiales como el caso del francotirador en Washington y la secuela de la tragedia del 11 de septiembre.

En mayo de este año Blair se vio obligado a renunciar al detectarse que en varias ocasiones había plagiado artículos de otros diarios e inventado historias en sus coberturas periodísticas. La trama concluyó aparentemente la semana pasada con la caída de dos pesos completos de la redacción del Times.

Howell Raines, editor ejecutivo, y Gerald Boyd, gerente editorial, no tuvieron más remedio que renunciar al descubrirse graves fallas en el seno de la Redacción del Times que permitieron que Blair se burlara flagrantemente del prestigio, fama y reputación mundial del diario neoyorquino.

El caso Blair representa para el Times el incidente más bochornoso en sus 152 años de ejemplar trayectoria, pero es también una fuerte llamada de atención para los medios del mundo entero que están más preocupados en ganar audiencias que en transmitir la verdad a sus lectores y auditorios.

Es conocido que el rotativo neoyorquino basa su fama y prestigio en dos factores esenciales:

En primer lugar su afanosa búsqueda por la verdad a través de un periodismo de investigación profundo y acucioso. La redacción del Times está integrada por alrededor de mil periodistas que no escatiman tiempo, dinero y esfuerzo por escudriñar los hechos para llegar al fondo de la verdad o para reflejar algún hecho histórico.

Cuando los ex gobernadores mexicanos Jorge Carrillo Olea y Manlio Fabio Beltrones fueron relacionados con el narcotráfico en un artículo del Times, el diario no publicó réplicas porque basó su trabajo en una investigación de más de seis meses que tiempo después originó un premio Pulitzer para los autores del reportaje.

El segundo factor es la apertura editorial que le ha dado al periódico una fama bien ganada de equilibrio, sensatez y liderazgo de opinión.

El Times fue de los escasos medios norteamericanos que criticó al presidente George W. Bush por sus excesos bélicos antes y durante la guerra contra Iraq. Es prácticamente el único periódico en Estados Unidos que ha defendido abiertamente los derechos de los migrantes mexicanos y que se ha manifestado a favor de un convenio migratorio.

Por ello el caso del fallido reportero de color Blair viene a convertirse en un certero golpe contra la credibilidad del Times que no será fácil superar a pesar de las renuncias y los esfuerzos denodados por superar este amargo trago.

Una expresión clara de su ética periodística fue lo ocurrido el 11 de mayo cuando el Times dedicó cuatro páginas para reseñar con lujo de detalles las barrabasadas que en los últimos dos años escribió Jayson Blair como reportero titular de la sección nacional.

Se reveló que en por lo menos 36 de sus últimos 73 artículos, Blair engañó a los lectores con información errónea, citas falsas, entrevistas inventadas y otros errores propios de un estudiante preparatoriano y no de un reportero titular del The New York Times.

Gracias a que el diario San Antonio Express News reportó el 29 de abril el plagio de uno de sus artículos por cuenta de Blair, el Times inició la investigación que detectó prácticas increíbles del reportero tales como escribir reportajes fechados en otras ciudades desde su escritorio de Nueva York.

Los medios norteamericanos aprovecharon la recta para cuestionar al gigante del periodismo mundial, en especial a sus directivos que aparentemente por las políticas de diversidad optaron por mantener en el equipo de Blair en lugar de mandarlo a la calle por sus terribles errores.

La lección es dura aunque enriquecedora. Por un lado el editor del Times, Arthur Sulzberger, decidió ventilar sin tapujos el incidente que semanas después ocasionó la renuncia de los responsables principales de la redacción del matutino.

Además se vio obligado a ordenar una revisión exhaustiva de las estructuras internas para evitar se repita esta historia, aunque nadie sabe con certeza si las secuelas del caso han terminado y menos cuando una empresa de tal magnitud está sujeta a la percepción de los inversionistas y a los vaivenes del mundo bursátil.

* Licenciado en Comunicación por la Universidad Iberoamericana con Maestría en Administración de Empresas en la Universidad Estatal de San Diego. Comentarios a josahealy@hotmail.com

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