07 noviembre 2003
El elevado consumo de sal está relacionado con varios padecimientos, pero eliminarla de la dieta resulta difícil para mucha gente, sin embargo, se cuenta con una opción para disfrutar de la buena mesa y mantener a raya enfermedades como la hipertensión.
Las sociedades industrializadas consumen grandes cantidades de sodio (sal), ya que la mayor parte de los productos embotellados, enlatados, conservas, embutidos, contienen este elemento. Su alto consumo es uno de los factores que provoca la hipertensión arterial (HAS), una de las enfermedades cardiovasculares más frecuentes.
La ingesta moderada de sodio es recomendable para toda la población, ya que disminuye el riesgo de HAS. En los pacientes que sufren de este mal, o de insuficiencia cardiaca, daño renal, embarazo, diabetes, y otras condiciones especiales, resulta imprescindible bajar su consumo, y así retener menos líquidos y reducir los molestos síntomas como el edema (hinchazón).
LA PIZCA DE LA VIDA
Existe un producto de nombre Novoxal, cuya función en el organismo es la de auxiliar en la regulación y el control de la presión arterial. Instituciones dedicadas a la salud y la nutrición estiman que un consumo de 4 gramos diarios de sal es una dosis segura y adecuada para un adulto; pero advierten que en la zona urbana del país, existe un consumo aproximado de 10 a 12 gramos.
Al consumir Novoxal Ligth se reduce un 60% la ingestión de sodio en relación con la sal común, además de proporcionar al organismo una dosis de potasio y magnesio, indispensables para el buen funcionamiento del aparato circulatorio y cardiovascular.
Es un producto ciento por ciento natural que puede ser consumido por toda la familia, pues aporta yodo y flúor. Se recomienda su consumo en las mismas cantidades a las que se está habituado, con la diferencia de que proporciona sólo la tercera parte de sodio que la sal común, así como un suplemento adicional de potasio y magnesio, que combinados reducen el riesgo de HAS, facilitan su control en caso de existir, y disminuye los riesgos de contraer otras enfermedades cardiovasculares.
La mayoría de las personas que padecen hipertensión arterial lo desconoce, y cuando acuden al médico necesitan sujetarse a dietas estrictas para reducir su ingesta, entre otros alimentos, que les ocasiona problemas con la presión.
El proceso de cambio en los hábitos alimentarios se convierte en un problema, porque mientras en el mercado hay numerosas ofertas de sustitutos del azúcar, los de la sal brillan por su ausencia.
Una consulta al doctor de cabecera resulta importante, para conocer más sobre las bondades que puede tener disminuir de los alimentos el sodio, sobre todo en la tercera edad o entre personas que sufren de sobrepeso.