La acusación que hacen gobernadores de origen priista en el sentido de que el Gobierno de Vicente Fox está desviando recursos públicos para favorecer a un partido político no puede calificarse sino de muy grave. Ese quehacer proselitista, según los mandatarios estatales, consiste en manejar algunos programas de tipo social, los correspondientes a las áreas rurales, con fines eminentemente proselitistas. Y advierten que si Fox no da marcha atrás en su intención de promover el voto a favor del Partido (de) Acción Nacional, “pese a su investidura presidencial”, los gobernadores priistas actuarán de la misma manera en sus respectivas entidades, para que haya condiciones de equidad. En eso coinciden los gobernadores de los Estados de Veracruz, Chihuahua, Quintana Roo y Tabasco, reunidos en el tradicional café de la Parroquia de la tres veces heroica ciudad de Veracruz.
Así mismo aluden a la frase de Fox de que sería un retroceso que el tricolor gane la mayoría en la Cámara Baja como resultado de los próximos comicios. Esto da la impresión al ciudadano de que los gobernadores pretenden amedrentar al Presidente no por que verdaderamente esté inmiscuyéndose, que yo diría que sí lo hace, sino como una estrategia electoral dirigida a convencer a los ciudadanos de que el Presidente es un bribón de siete suelas y los gobernadores unos tiernos e inocentes angelitos. En el fondo les importa un ardite que Fox convoque a la ciudadanía a votar por su partido, lo que en la realidad se proponen los mandatarios es conseguir que la gente se distraiga olvidando el pasado. La clásica treta del ladrón que, para distraer la atención sobre sí mismo, da grandes voces pidiendo que agarren al ladrón.
Si no fuera una cosa tan seria, causaría risa lo que dicen los gobernadores amenazando con desviar fondos públicos de las tesorerías de los Estados a las campañas de los diputados en los distritos electorales que quedan dentro de las fronteras de sus feudos, según ellos para igualar las fuerzas, ¿usted cree? ¿no se quejaban hace poco que sus haciendas no les alcanzaban ni para comprar papel para el W.C.? Bueno, como diría el ranchero: para qué tantos brincos estando el suelo tan parejo. Si hay desviaciones de dineros oficiales ¿qué esperan para acudir al Instituto Federal Electoral? Hay un procurador para delitos electorales ¿no les parece que deben de ser serios, los que acusan, debiendo acudir a esas instancias? ¿No será porque no pueden demostrarlo siendo más sencillo litigar en los medios de información donde no se requiere más prueba que el dicho del denunciante?
Los mandatarios estatales no han tenido que esperar mucho por la respuesta del Gobierno Federal. Ya empiezan a salir en los diarios las notas que hablan de presuntos fraudes presumiblemente consumados por Gobiernos estatales de Tamaulipas, Chihuahua, Baja California, Guerrero, Morelos y Yucatán, comprendiendo también el Estado de México y el Distrito Federal. Si nos exprimimos el cerebro, aunque sea un poco, recordaremos que se ha venido manejando el asunto que se ha dado en llamar el Pemexgate con una lentitud ad hoc, lo que evidencia la intención de inscribir ese asunto en el proceso electoral en puerta. Bien, no podemos ignorar que los golpes abajo del cinturón, de aquí en adelante, estarán a la orden del día. Los estrategas de los partidos en lo único en que al parecer son expertos es en enlodar la reputación del contrario. Si no me creen vean los bodrios que se difunden en la pantalla chica por los partidos PRI y PAN en estos días. En fin, es un guión que se repite cada vez que hay procesos electorales.