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Una República extraviada/Addenda

Germán Froto y Madariaga

Ni siquiera cuando uno ha decidido colocarse fuera del mundanal ruido es posible sustraerse a las noticias extrañas, confusas que han aparecido estos días en los diarios.

Cierto es que situarse en medio de un paradisíaco lugar como Cancún alimenta el espíritu y relaja las tensiones que aunque parezca que no, ahí están robándole tranquilidad a nuestro cuerpo. Pero ni la exuberante vegetación, ni el rítmico ir y venir de las olas del mar Caribe logran que la mente se aparte de lo que acontece a nuestro alrededor.

Porque el mundo sigue su marcha con nosotros o sin nosotros y más cuando en esencia somos simples espectadores del acontecer nacional.

Si no fuera porque resultan preocupantes las noticias sobre la renuncia de Leticia Navarro a la secretaría de Turismo, su sustitución y la posición adelantada de Elba Esther Gordillo sobre el IVA, serían excelentes temas para el anecdotario político y podrían ser tratados en plan de chunga.

Pero no es así, al contrario. Esas noticias nos sumergen en el mundo de la reflexión que conduce a la preocupación en razón de que apuntan hacia un escenario en que la República aparece como extraviada ante la falta de una firme conducción que en verdad logre aglutinar a las distintas fuerzas políticas en un proyecto serio de nación.

El tiempo vuela y más cuando se trata de un término de gobierno, pues en el mejor de los casos, apenas si se puede decir que los gobernantes le están encontrando la cuadratura al círculo, cuando ya se acabó el sexenio o el trienio.

Tratándose de la Presidencia el término es fatal según lo dispone la propia Constitución que no le concede a quien se encuentra al frente del Ejecutivo federal ni un minuto más allá de los seis años que comprende el mandato. Suceda lo que suceda, el presidente en funciones debe dejar el cargo.

Por eso resulta preocupante que el presidente Vicente Fox no haya aprendido a designar para los cargos de secretarios a personas que reúnan el perfil para desempeñar las funciones propias de aquéllos y continúe tomando ese tipo de decisiones atendiendo a las conveniencias personales.

Le llegada de Rodolfo Elizondo a la secretaria de Turismo así lo confirma, pues nada tiene qué hacer ahí una persona que desconoce por completo las cuestiones relacionadas con el turismo. La anterior no es afirmación propia, sino que así lo sostienen sectores muy importantes de ese ramo, como es el de Cancún.

Además, el Presidente, al extender ese nombramiento, incurre en el mismo error que tanto se criticó en otro tiempo, por considerar que una misma persona no puede servir para funciones tan distintas como son las referentes a la comunicación con los medios y las de turismo.

Mayor es la preocupación al advertir que Leticia Navarro le renunció al Presidente, porque le había pedido que se realizara una investigación en relación con el manejo de los recursos públicos del Fondo de Promoción Turística y Fox no hizo nada al respecto.

Y la preocupación es mayor, porque es grave que el presidente Fox no haya escuchado a su entonces secretaria de Turismo y aún más grave que no ordenara una investigación cuando una persona de sus confianzas estaba poniendo en su conocimiento actos que a su juicio eran constitutivos de delitos, cuando que el combate a la corrupción ocupa uno de los primeros lugares de exigencia popular.

¿No quiso Fox investigar porque sabía lo que se iba a encontrar? ¿Por que no creyó en lo que Navarro le denunció? ¿O por qué escuchó otras voces que lo disuadieron de hacerlo?

Interrogantes como éstas seguramente permanecerán sin respuesta.

Otra noticia preocupante es la que informa que Elba Esther Gordillo, líder electa de la fracción priista para la próxima legislatura de la Cámara de Diputados, respaldará la propuesta foxista de gravar con el impuesto al valor agregado las medicinas y alimentos.

Y la preocupación no deriva del hecho en sí de que el PRI pueda respaldar una propuesta del Presidente, pues tal debería hacer ese partido cuando el Ejecutivo federal proponga cosas que en realidad beneficien al pueblo. Pero deberían hacerlo los diputados o la mayoría de ellos. No quienes solamente fungen como sus coordinadores, que finalmente eso es lo que son los líderes de cada fracción parlamentaria.

La citada propuesta figura en la agenda legislativa del PRI, sobre la base de que debe establecerse: “La aplicación de un IVA generalizado y subsidios focalizados para la población afectada, como diseño ideal para fortalecer las capacidades financieras del gobierno y cumplir con el principio de distribución del ingreso”.

Es discutible ese supuesto “diseño ideal”. Pero no es en el partido ni únicamente sus dirigentes quienes deben dar un paso de esta naturaleza. ¿O acaso no lo habían estudiado ya desde principios del sexenio cuando se propuso por primera vez? Claro que se estudió y a fondo, pero no se llegó a ningún acuerdo.

Quienes deben estudiarlo, discutirlo y en su caso aprobarlo son los diputados; porque estoy seguro que la gran mayoría de quienes fueron electos el pasado seis de julio ni idea tienen de que ya se debate este tema en los altos niveles ni mucho menos cómo funcionaría de llegar a aprobarse. Seguramente, muchos de ellos aún andan embriagados con las mieles de su triunfo.

Por otra parte, ¿qué acaso no es este régimen el que considera los subsidios como acciones paternalistas? ¿Cómo se podrían aplicar entonces esos “subsidios focalizados” para favorecer a los más necesitados?

Creo, lamentablemente, que con todas estas cosas la República continúa extraviada y dando tumbos.

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