CD. LERDO, DGO.- Las filas parecían interminables, cientos de católicos se congregaron en la iglesia del Sagrado Corazón, ahí pidieron perdón, se arrepintieron de sus pecados mientras el sacerdote imponía la ceniza en la frente.
Los fieles primero escucharon el sermón, cantaron y algunos también comulgaron, luego de la bendición comenzaron a formarse una vez más para recibir la ceniza en su frente como símbolo de su arrepentimiento y fe en el Evangelio.
La mayoría de los asistentes fueron personas de la tercera edad, como pudieron llegaron a la iglesia, algunos en sillas de ruedas y otros apoyados por un bastón de metal, también hubo quien debió caminar lentamente, casi arrastrando los pies.
Los esfuerzos para las personas de la tercera edad se vieron compensados con las bendiciones del sacerdote y la imposición de la ceniza. Rezaron y cantaron como nadie aunque el aire en ocasiones parecía hacerles falta.
Los niños sólo se dedicaban a imitar a los adultos, cuando alguno se levantaba o se arrodillaba, enseguida los niños hacían lo mismo, parecía que rezaban cuando en realidad sus palabras se empalmaban una con otra.
Para recibir la imposición de la ceniza, la mayoría de los jóvenes acudieron acompañados, algunos por sus parejas y otros por amistades, pero pocos llegaron solos a la iglesia, parecía que necesitaban a alguien a su lado para arrepentirse de sus pecados.
Pero tanto para niños, jóvenes o adultos, llegó el tiempo de la conversión, del arrepentimiento, del ayuno y la abstinencia. Por eso la advertencia del sacerdote fue clara: “arrepiéntete y cree en el Evangelio porque polvo eres y en polvo te convertirás”.