Wenceslao Villarreal Torre, joven lagunero que no se detieneante los muchos obstáculos
TORREÓN, COAH.- Wenceslao siempre fue un chico entusiasta, educado y muy querido por sus compañeros y amigos; practicaba el basquetbol desde primer grado de secundaria, hasta que el 30 de noviembre de 1996, a la edad de 20 años, un coma cambió por completo el rumbo de su vida para no volver a encestar jamás.
A Wenceslao Villarreal Torre, conocido por sus familiares y amigos como “Chelao”, los médicos le detectaron un cordoma, es decir, una malformación congénita en el tallo del cerebro, el cual afectó su capacidad motriz, paralizándole el lado derecho de su cuerpo e impidiéndole desempeñar sus actividades cotidianas.
Hace siete años le extirparon el 90 por ciento del tumor; el resto fue imposible extraerlo ya que no es un tumor blando, aunque su familia afirma que ha ido disminuyendo de forma milagrosa, aún así, la operación es sumamente riesgosa.
Debido a la dificultad que Wenceslao tiene para comunicarse, su madre, la señora Patricia Torre de Villarreal, fue quien narró los difíciles acontecimientos que ha tenido que sobrellevar la familia.
“Chelao era un niño inquieto como todos los demás, asistía a la escuela y jugaba como cualquiera de su edad; siempre se mostró interesado en los deportes, estudió karate hasta cinta verde y fue campeón de basquetbol a la edad de siete años. Le gustaba estar en forma y tenía cuerpo atlético”.
Cursó la primaria, secundaria y preparatoria en el colegio Carlos Pereyra, la carrera de Contador Público en el Tecnológico de Monterrey, -Campus Laguna-, pero sólo hasta quinto semestre, en donde incluso perteneció a la selección de basquetbol compitiendo a nivel nacional en los Estados de Zacatecas y Laredo.
“Nunca olvidaré ese día, era un tumor inoperable y los médicos nos dijeron que no le daban ni dos meses de vida, pero yo sabía que despertaría”.
La familia viajó a la Ciudad de México en busca de una esperanza, Chelao estuvo internado y sin conocimiento por el lapso de un mes. “Comencé a utilizar la técnica que mi amiga Chabelita Medrano me aconsejó. Le colocaba mis manos sobre su cabeza y le transmitía toda la energía que yo emanaba, y eso fue de mucha ayuda, aunque ya se lo había ofrecido a Dios, pero al siguiente día un milagro sucedió. Recuerdo que se acercaba la Navidad, mi hijo recobró la conciencia, yo estaba sola con él y cuando despertó me quise volver loca de la emoción, todavía estuvo un mes más sin moverse, pero los médicos me dijeron que ya me lo podía traer a Torreón. Me asusté porque creía que no iba a saber cómo tratarlo, sin embargo ellos me capacitaron para alimentarlo y curarlo; Chelao había adelgazado 40 kilos, volvió a ser mi bebé...”, dijo su mamá con una gran sonrisa que iluminaba su rostro.
Al comenzar el año de 1997, Chelao se sometió a una cirugía que duró 19 horas. La señora Paty reunió a toda la familia, a su esposo y a sus hijas, incluso a la mayor que radica en la ciudad de Guadalajara, y a todos sus amigos que en ningún momento se separaron de él. Les dijo que tenían que ser muy fuertes porque sólo Dios sabía si sobreviviría. Y después de las estresantes horas, el médico les comunicó que la operación había resultado todo un éxito.
Cuatro años después, el 24 de febrero de 2001, Chelao les dio un gran regalo de aniversario de boda a sus padres, pues con la ayuda de un bastón entró caminando hasta la capilla de Belarmino, donde se celebraba la misa de acción de gracias, todos quedaron atónitos de presenciar tal acontecimiento.
Poco tiempo después, Wenceslao dejó de caminar, y quedó dependiente de una silla de ruedas, que su amorosa madre guía por los pasillos de la casa.
“Ver a tu hijo y no poder hacer nada, es una enorme impotencia”, la señora Paty omitió en su frase la palabra sufrir, lo cual no es de extrañarse, pues su hijo nunca se ha quejado, ni se cuestiona el por qué le sucedió a él, aún después de las nueve operaciones por las que ha pasado. “Sólo algunas veces lo he visto desmotivado, pero enseguida le digo, aquí no existe la palabra no puedo, si no lo intentamos no sabemos si podremos, y el día en que tú dejes de luchar, yo también lo haré, así que no nos vamos a dejar vencer, y recuerda que los fracasos y errores son los que nos hacen crecer como seres humanos”.
La señora Paty se mostró muy agradecida hacia quienes les han demostrado su cariño, entre ellos están sus hermanas Begoña, Lorena y Lalis, por todo el apoyo brindado; además de los médicos que han atendido a Chelao y su grupo de amistades, que dijo, si tuviera que enlistarlas, nunca terminaría de nombrarlas.
“Hemos recibido la ayuda de tanta gente, que estoy segura es una gran muestra del amor de Dios en esta prueba tan difícil”.
Con talento para la pintura
A pesar de sus limitaciones, Chelao es un nuevo y gran artista; comenzó a tomar clases de pintura en abril del año pasado y actualmente cuenta con cerca de 40 obras.
En un principio sólo lo hizo por complacer a su mamá, ya que le insistió mucho de que debía tener una actividad que lo mantuviera ocupado, y en la que obtuviera un beneficio.
Empezó con la técnica de carboncillo, posteriormente se interesó por trabajar el gis y ahora emplea también el pastel. Algunas pinturas que considera especiales, se las ha regalado a sus tías, quienes ya comenzaron a apreciar su arte y por tal motivo le solicitaron más de sus cuadros.
Chelao no es muy paciente, en ocasiones se desespera de no terminar una pintura en el tiempo que él quisiera, lo que pasa es que tuvo que aprender a utilizar la mano izquierda, ya que anteriormente era diestro. Cuando alguna de sus obras no es de su total agrado, prefiere dejarla definitivamente y no volver a retomarla más.
Es una persona independiente. Los domingos, por ejemplo, arregla su recámara, hace ejercicio, se baña sin ayuda de nadie y una vez que cumplió con sus deberes, se dispone a presenciar misa por televisión.
Le encanta el futbol y admira al equipo local, Santos Laguna, sobre todo a Jared Borguetti quien es uno de sus grandes amigos y lo visita constantemente; además le está muy agradecido por su apoyo y motivación.
Cada martes, sin falta, de cuatro a siete de la tarde, asiste a terapias de rehabilitación, las cuales le servirán para reafirmar sus músculos.
Chelao como todo joven de su edad, tiene grandes sueños y esperanzas, el mayor y más importante de ellos... volver a caminar.