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México, D.F.- Uno de los retos más desafiantes para la planeación del desarrollo regional y la política de población en México es definir estrategias y poner en marcha programas que impulsen un desarrollo con equidad y que favorezcan en mayor medida a los sectores que menos tienen, entre ellos, los indígenas.
Y es que los municipios donde vive la población indígena ofrecen una precaria estructura de oportunidades que compromete su presente y su futuro, ya que de los 346 municipios indígenas, 209 tienen un grado de marginación muy alto y 133 un grado de marginación alto.
De acuerdo con un estudio del Consejo Nacional de Población (Conapo), sólo cuatro de esos municipios indígenas tienen grado de marginación medio, por lo que resulta urgente fortalecer la justicia distributiva en el país.
Visto en el contexto nacional, esas cifras significan que de un total de 386 municipios identificados en el año 2000 con grado de marginación muy alto, 209 son indígenas, o dicho de otra forma, más de la mitad de los municipios marginados son indígenas.
El organismo reconoce que los indígenas conforman una población históricamente excluida de los beneficios del desarrollo nacional.
Aún en el comienzo del nuevo siglo, ese sector sigue padeciendo con mayor intensidad las desventajas y vulnerabilidades relacionadas con la explotación de tierras de bajo rendimiento y la práctica artesano-manufacturera mal retribuida por la sociedad.
Asimismo, son objeto de una menor cobertura de servicios esenciales en sus lugares de residencia, lo que también propicia que más de 12 millones de indígenas diseminados en pequeñas microrregiones del territorio nacional vivan atrapados en la pobreza extrema, la marginación y el rezago demográfico.
La dependencia de la Secretaría de Gobernación señala que los municipios con presencia indígena significativa ascienden a 812; de los cuales 346 son “indígenas”; 186 son “predominantemente indígenas”, y 280 tienen “fuerte presencia indígena”, los cuales representan 14, ocho y 12 por ciento del total de municipios del país, respectivamente.
Agrega que mil 630 municipios restantes, la población hablante de lengua indígena representa menos de diez por ciento; es decir, se ubican en el apartado de “otros municipios”.
La incidencia de una alta marginación también sobresale en los municipios “predominantemente indígenas”, donde 57 tienen grado de marginación muy alto y 106 alto; 18 municipios tienen grado de marginación medio, tres tienen grado de marginación bajo y dos muy bajo.
A su vez, la marginación disminuye en intensidad donde es menor la presencia de la población indígena, como es el caso de los municipios donde entre diez y menos de 40 por ciento de la población es indígena.
En esas unidades político-administrativas, 43 tienen grado de marginación muy alto y 150 alto, seguidos de 62 municipios con grado de marginación medio y 20 municipios con grado de marginación bajo y cinco muy bajo. Así, prácticamente la totalidad de los municipios “indígenas” tienen grado de marginación muy alto o alto; casi nueve de cada diez municipios “predominantemente indígenas” tienen grado de marginación muy alto o alto, y casi siete de cada diez municipios “con fuerte presencia indígena” ofrecen una precaria estructura de oportunidades para que las personas y sus comunidades desarrollen el proyecto de vida que tienen razones para valorar.