BAHÍAS DE HUATULCO, OAX.- Despreocupados, los turistas pasean a caballo por la riberas del río Copalita; sobre sus aguas -a veces mansas, a veces broncas- navegan en canoas; suelen caminar en los alrededores para observar de cerca aves exóticas que se posan en ceibas y pochotes. De repente, entre sus pasos encuentran un tepalcate de barro, en ocasiones vasijas completas, trípodes. A sus pies yace una antigua aldea multiétnica que apenas empieza a ser explorada.
De acuerdo con investigaciones arqueológicas a cargo del personal del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) se trata de un sitio cuyos vestigios más antiguos datan del año 400 antes de Cristo al 300 después de Cristo. Luego, al parecer, estuvo desocupado y volvió a poblarse hacia el año 900 ó 1000 de nuestra era; desde entonces se mantuvo habitado hasta la llegada de los conquistadores españoles.
“Estoy seguro que este lugar es el Copalitlán del que hablan las Relaciones Geográficas en 1538; un pueblo tributario del Señorío 8 Venado de Tututepec que controlaba la zona costera del territorio oaxaqueño, al que entregaban pieles y oro en polvo”, sostiene el arqueólogo Raúl Matadamas, asignado a la zona desde 1996.
El sitio se conoce como Bocana de Copalita y forma parte del complejo turístico Bahías de Huatulco. Aquí desemboca el río del mismo nombre al Océano Pacífico. Se encuentra a escasos kilómetros de la bahía Tangolunda que alberga la zona hotelera de este balneario al que arriban cerca de 250 mil turistas al año. Atraídos por el ecoturismo y los deportes de aventura, acuden a practicar “rafting” y “rapel” y a observar el fuerte oleaje que choca contra los macizos rocosos.
El arqueólogo Matadamas, asegura que este fue un sitio donde convergieron distintas culturas prehispánicas: “aquí probablemente se registró una multietnicidad porque está clara la presencia del grupo mixteco que corresponde al Señorío de Tututepec, pero están muy cerca los chontales y los zapotecas del Istmo, con quienes se presume tuvieron intercambios; sin embargo también notamos rasgos de los náhuas y los chichimecas”. Esta característica, dice, puede observarse en otras regiones de Oaxaca como la Cañada de Cuicatlán, donde coexisten las etnias mazateca, cuicateca, mixteca, chinanteca e ixcateca.
Para fines de estudio, el INAH delimitó una superficie de 15 hectáreas situadas entre la carretera costera que comunica el Istmo de Tehuantepec con la Costa, el río Copalita y el Mar, en donde centra sus investigaciones. Cerca del mar se identifica un juego de pelota más pequeño que el de Monte Albán, que probablemente se construyó por el año 1000, en la segunda etapa de ocupación de la aldea. Se aprecia también la existencia de algunos edificios ceremoniales que estiman los expertos son previos a la era cristiana, así como terrazas donde se instalaron los habitantes de la última etapa de ocupación prehispánica.
“Suponemos que los habitantes abandonaron el lugar algunos años después del arribo de los españoles por epidemias provocadas por los mismos conquistadores. Hemos encontrado veinte esqueletos, 18 de estos con huellas de infecciones virales, algunos con señales de sífilis, una enfermedad que anteriormente no se había registrado”, sostiene el responsable del estudio del lugar.
A lo largo de las nueve bahías que integran el desarrollo turístico de Huatulco se tienen identificados 47 sitios prehispánicos, de acuerdo con las exploraciones realizadas en 1985 por el arqueólogo Enrique Fernández. Sin embargo, el de Copalita parece ser el de mayor importancia y al mismo tiempo el más expuesto al saqueo por el constante arribo de turistas que acuden con fines de recreo. Pobladores de Huatulco comentan que hasta hace seis u ocho años, podían encontrarse utensilios, tepalcates y vasijas prehispánicas a flor de tierra, algo que a la fecha ya no ocurre.
El Fondo Nacional de Fomento al Turismo (FONATUR), instancia responsable del desarrollo del complejo turístico Bahías de Huatulco desde los años ochenta, planeó construir en esa zona un acuario donde se exhibieran especies vegetales y animales marinas. Este proyecto conocido como Bota zoo no prosperó.
Hacia 1994, el representante del gobierno de Oaxaca en Huatulco, Juan Arturo López Ramos, dio aviso al INAH de la presencia de vestigios prehispánicos en Copalita ya que estos podían apreciarse a simple vista. La institución envió una comisión y desde entonces se viene explorando el sitio.
“Hasta ahora sólo tenemos un vigilante, el antiguo dueño de esas tierras, quien cuida para que la gente no extraiga piezas ni transite por lugares donde están las edificaciones prehispánicas; pero una sola persona no puede cuidar 15 hectáreas, así que el saqueo no ha podido detenerse”, lamenta el arqueólogo Matadamas.
El especialista considera que para detener esta situación, es necesario dar al lugar el carácter de sitio arqueológico para que los visitantes tengan la conciencia de su valor cultural. Para ello es necesario realizar algunas pequeñas obras como camellones, protecciones y descubrir algunas edificaciones, e instalar servicios básicos como son agua potable y sanitarios y una caseta de vigilancia.
Este sitio también es considerado como un espacio apto para iniciar el proyecto de un Centro de Estudios sobre las Culturas de la Costa que incorpore a etnólogos, antropólogos, arqueólogos y lingüistas.