Ciudad del Vaticano (EFE) - Los admiradores de Harry Potter podrán estar tranquilos: el Vaticano le dio el visto bueno al niño mago, según declaraciones de un funcionario.
La pregunta de si los libros de la escritora J.K. Rowling y las películas sobre el tema tenían una influencia positiva surgió en una conferencia de prensa, donde el Vaticano presentó un documento sobre la espiritualidad de la "Nueva era", que contiene elementos de lo oculto.
Un buen católico puede realizar yoga u otras técnicas de meditación oriental, conocer su horóscopo o ver películas de magia y fantasía, como Harry Potter, siempre que sepa discernir y distinguir entre el bien y el mal y no pierda de vista las enseñanzas cristianas.
Así lo manifestaron hoy el arzobispo Michael Fitzgerald, titular del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, y Peter Fleetwood, secretario del Consejo de las Conferencias Episcopales Europeas, durante la presentación en el Vaticano del documento "Jesucristo manantial de Agua Viva. Una reflexión cristiana sobre la New Age".
Además de preguntar por este movimiento que mezcla símbolos de numerosas religiones, algunos periodistas se interesaron sobre si es compatible ser "un buen católico" y hacer yoga, leer los astros o ver películas como "Harry Potter" o "El Señor de los Anillos".
"No existe ningún problema. No hay nada de malo siempre que se sepa discernir. En la imaginación de todos los niños, en todas las épocas, siempre ha habido brujas, magos, magia y ángeles. Películas como Harry Potter o el Señor de los Anillos no son malas, siempre que los pequeños puedan ver en ellas el conflicto entre el bien y el mal", dijo Peter Fleetwood.
Fitzgerald, que coincidió con esas palabras, agregó que tampoco es malo hacer yoga o escuchar el horóscopo por la radio, siempre que no se pierda de vista cual es la enseñanza cristiana y que el objetivo de todo cristiano es Dios".
"Prestar atención a la ecología es bueno, pero divinizar la tierra no. La música que relaja es buena, pero cambiar las plegarias por esa música no. Hay que utilizar las cosas siempre que sean compatibles con nuestra fe", precisó Fitzgerald.