CARACAS, (Reuters) - Empeñó su televisor y también una vídeocassettera. A sus 39 años, ya le puso precio a uno de sus riñones porque también quiere empeñarlo, aún cuando sabe que se trata de un préstamo sin retorno.
Jenny Navarro decidió vender por 150.000 dólares uno de sus dos órganos renales para poder educar a sus tres hijos, quienes viven con ella en una pequeña habitación alquilada en un barrio popular en la zona del Junquito, al oeste de Caracas.
"Tengo dos años con esa idea entre ceja y ceja, y hasta que no lo logre no me la voy a sacar y sé que lo voy a lograr", dijo a Reuters la técnica superior en informática, quien manifestó que no encuentra empleo fijo desde hace siete años.
El desempleo en Venezuela ha crecido vertiginosamente en los últimos cuatro años y hasta junio rondaba el 18,4 por ciento, más de la mitad de los 23 millones de habitantes vive en la pobreza y el país está azotado por una de las peores recesiones en su historia contemporánea.
"Yo he hecho muchas cosas, pero por mis hijos soy capaz de hacer cualquier cosa porque ya he llegado a un extremo", dijo con voz temblorosa. "Por mí ellos no van a perder la educación", agregó mientras la mirada de sus inmensos ojos negros se fijaba en una pared.
Sus padres, quienes viven en el estado llanero de Barinas, en el oeste de Venezuela, la ayudan a pagar los 80.000 bolívares (50 dólares al cambio oficial de 1.600 bolívares por dólar) del alquiler de la habitación. También le dijeron que la ayudarán a pagar los estudios universitarios de su hija Natalí, de 16 años, quien quiere ser médica.
!QUIEN DA MAS POR UN RIñóN!
La idea de deshacerse por dinero de un riñon la tomó Navarro de una amiga de quien dijo que por 200 millones de bolívares lo vendió hace 10 años a un ciudadano italiano.
"Mi amiga me dijo lucha, que lo vas a lograr. Ella tiene cuatro niños, se compró una camioneta de pasajeros", dijo.
Hasta el año pasado Navarro pidió 100.000 dólares por su riñón, pero "lo subí después del paro" que entre diciembre del 2002 y principios de febrero pasado mantuvieron en pie opositores al presidente Hugo Chávez para obligarlo a dimitir.
En Venezuela, donde hay alrededor de 6.500 pacientes esperando por la donación de un riñón, no está permitida la venta de órganos, según fuentes médicas.
Para dar a conocer su mercancía, Navarro hizo con la ayuda de una computadora unos 200 minúsculos volantes que dicen: "dono riñón a cambio de ayuda económica, tipo de sangre O Negativo" y su número de teléfono móvil. Los ha pegado en los quioscos cercanos a las principales clínicas de Caracas.
Pero hasta ahora sólo ha recibido tres llamadas que no prosperaron porque los tejidos y tipo de sangre no eran compatible o porque la dejaron esperando.
"Para mí es lo mejor que yo he inventado (...) no pierdo la oportunidad y ahora voy hacerme uno así de grande (un cartel) y me voy a pegar uno en la espalda y uno en el pecho y me voy a sentar en la clínica todo el día", aseguró.
Aunque dejó claro que está dispuesta a vender su alma al diablo para criar a sus hijos, puntualizó con tono cortante que a la computadora "ni la empeño ni la vendo; es lo único que me da para comer".