“La información sobre mi muerte fue una exageración”. Mark Twain
En diciembre del 2002 parecía que la decisión en torno a la composición de la Cámara de Diputados de la 59ª legislatura estaba ya tomada. En la encuesta del periódico Reforma el PAN mostraba una intención de voto del 47 por ciento entre los electores probables, mientras que el PRI se encontraba a 17 puntos de distancia, con apenas el 30 por ciento. El PRD, con el 17 por ciento, no era factor en la competencia, mientras que todos los partidos pequeños alcanzaban en conjunto apenas el seis por ciento de la intención de votos
Faltaban, es verdad, demasiados meses para la elección. Pero ciertamente en el gobierno del presidente Vicente Fox y en el PAN había una actitud de confianza. Diecisiete puntos de ventaja son muchos, incluso en una elección volátil. Se esperaba, por otra parte, que la ventaja del partido del gobierno se fortalecería conforme se consolidara en el 2003 la tan esperada recuperación económica. Los 47 puntos permitían soñar, incluso, con una mayoría absoluta del PAN en la Cámara de Diputados. Es verdad que el Senado no cambiaría en la elección del seis de julio, por lo que la piedrita en el zapato nadie la podía quitar, pero el PRI y el PRD correrían un gran riesgo para el 2006 si se opusieran en la cámara alta a un mandato electoral tan definitivo a favor del Presidente y su partido. Fox parecía acercarse a su intención de quitarle el freno al cambio. El escenario, sin embargo, se ha descompuesto para el PAN. Las encuestas de Reforma, realizadas todas con la misma metodología, han venido mostrando un gradual pero indudable deterioro del PAN, el cual en apenas seis meses ha perdido 14 puntos en la intención de voto. De éstos el PRI ha recogido ocho, el PRD dos y los partidos pequeños cuatro. Con un PRI que tiene una intención de voto del 38 por ciento contra el 33 por ciento del PAN, el 19 por ciento del PRD y el diez por ciento de los partidos pequeños, el problema del PAN ya no es pensar si logrará la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, sino cómo evitar que el PRI se consolide como el mayor partido del país. Otras encuestas no muestran una ventaja del PRI.
En la de El Universal, por ejemplo, hay un empate entre los dos principales partidos. Pero la tendencia es la misma: el PAN ha bajado y el PRI ha subido. Las cifras disponibles permiten darse cuenta de que la apatía es el peor enemigo del PAN. Quienes en el 2000 votaron por el perredista Cuauhtémoc Cárdenas y por el priista Francisco Labastida muestran hoy una mayor intención de ir a votar que quienes sufragaron por Fox. Esa diferencia explica en buena medida la actual ventaja del PRI.
La apatía es el verdadero lastre del Presidente. No sorprende así que Fox quiera la campaña de promoción del voto y que no esté satisfecho con dejarle esta responsabilidad al IFE. Lo realmente sorprendente en lo que nos dicen las encuestas es la capacidad de recuperación del PRI. En un momento se consideró como dogma que una vez que el PRI perdiera el control de la Presidencia no podría ya obtener nuevos triunfos electorales. La idea era que la única fuerza de este partido era la que le proporcionaba la indebida apropiación de facultades y recursos del gobierno. Pero el PRI ha demostrado una sorprendente capacidad de supervivencia.
¿Significa esto que el PRI está en una buena posición para reconquistar la Presidencia en el 2006? El problema radica en la división interna del partido. En esta elección federal intermedia poco le importa a los electores que, por ejemplo, Manlio Fabio Beltrones y Elba Esther Gordillo estén en lucha por la coordinación de los diputados priistas. Pero en el 2006, cuando las personalidades serán tan o más importantes que la marca partidaria, las disputas internas tendrán un mayor costo. El resultado final de la elección aún está en el aire. La distancia entre el PRI y el PAN en las encuestas dista de ser definitiva. Pero en los resultados que se van perfilando hay lecciones para todos. Para el PAN y para el Presidente, la principal lección tiene que ver con la necesidad de evitar la apatía política. Para el PRI lo importante será evitar divisiones internas. Y para el PRD, que ya ha evitado las desastrosas alianzas del 2000, el gran reto será traducir su predominio en la ciudad de México en una propuesta realmente aceptable a nivel nacional.
Naturalizados
Los directivos de la Federación de Futbol decidieron limitar el número de jugadores naturalizados en el futbol mexicano. La decisión parece inconstitucional. Nuestra Constitución le da a los naturalizados los mismos derechos que a los nacidos en México. Las excepciones son unas cuantas y están claramente definidas.
Correo electrónico: sergiosarmiento@todito.com