A mes y medio de que don Memo Anaya se hiciera cargo del “barco municipal”, da la impresión que no ha “encendido los motores,” como si los nuevos jefazos estuvieran temerosos de tomar decisiones. Las anclas de la desconfianza e inexperiencia lo tienen varado en el puerto del que debió haber zarpado desde el primero de enero. La triste realidad es que a la fecha los “pasajeros” desconocen la ruta que tomará el capitán, pues dicen no ha tenido tiempo de trazarla por estar muy ocupado buscando “ratas” en las bodegas, pero hasta ahora no ha encontrado ninguna, tal vez porque fueron muy listillas y ni migajas dejaron; por lo que a estas alturas no se vale seguir asustando con el “petate del muerto” y tener medio paralizada a la administración. Los torreonenses requieren conocer el programa a desarrollar en estos tres años, es decir, el compromiso con fechas para solucionar problemas tales como: transporte público, vendedores ambulantes, Pabellón Hidalgo, estacionamiento del centro, el abandonado periférico, las donaciones pendientes de algunos fraccionamientos, la planta tratadora de aguas y su distribución, etc., etc. Estas son las cosas que interesan a la comunidad, y para darles solución se requiere echar a andar las calderas del barco, las que desgraciadamente hasta ahora no han emitido calorcillo alguno y el pueblo sigue padeciendo como cuando eran otros los colores de los uniformes de la tripulación.
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Mientras que el PAN ya definió sus candidatos a diputados federales por el quinto y sexto distritos de Torreón, en el PRI todavía no saben con que gallos darán la pelea. En el caso del Sexto Distrito (ganado por el PAN en las tres últimas elecciones), los priistas casi lo dan por perdido; inclusive con sorna algunos comentan que el candidato del PRI para ese puesto pudiera ser algún “enemigo” del Gobe, que aprovecharía para “enterrarlo” señalándolo con su dedote para que resultara candidato a la hora de las “democráticas” elecciones. Lo anterior pudiera estar exagerado, pero la realidad es que nadie quiere entrarle y si no habría que pregúnteles a: Lalo Olmos, Carlos Román Cepeda y Manlio Gómez Uranga, quienes seguramente harían como que no oyen. Sin embargo, el optimista Leonel Chahúl estaría más puesto que un calcetín. En cuanto al Quinto Distrito, mayoritariamente campesino, las cartas siguen siendo las mismas. Por un lado, el bien peinado ex alcalde Carlos Román Cepeda, a quien en los últimos días se le ha visto frenadón en su loca carrera de aparecer en todas las bodas y entierros que se le presentaban al paso para saludar a vivos y muertos, (dicen que el Gobe le mando atento recado diciéndole se disciplinara y como parece no tiene un peinado pelo de tonto, se disciplinó). De otra, parte está Lalo Olmos, a quien pocos campesinos conocen aunque ahora ya use bota vaquera y diga traer la “bendición” del Secretario de Gobierno Raúl Sifuentes. En cuanto a Simón Vargas, está esperanzado al apoyo del magisterio, y al que le pudiera dar la coordinadora de la U. A. de C. Rosa María Franco Parra. Por su parte el ex alcalde matamorense, Jesús Contreras Pacheco, se dispone a dar la pelea en contra del PRI estableciendo alianzas con los panistas. Esto es lo que se dice, habrá que esperar para saber que sale de todo este cuento no precisamente de hadas.
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Causó revuelo entre polacos el que algunos convencionistas que participaron en la elección de candidatos del Partido Acción Nacional el pasado domingo, se hubieran movilizado en vehículos oficiales, con lo cual pusieron de manifiesto que también están contaminados por las “monerías” que se suponía eran “mañas” solamente de los prisitas. Habrá que ver si el alcalde Guillermo Anaya también levanta actas a los que violaron la ley, y las turna a las contralorías del Estado y de la Federación para que se sancione a los que utilizaron vehículos oficiales en una labor meramente partidista. Bien haría.
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En las investigaciones por supuestos malos manejos en Desarrollo Rural, se menciona que en Francisco I. Madero se detectaron varios cheques a nombre de una persona llamada Pedro del Toro Pedroza, al parecer familiar de un ex funcionario municipal y quien habría cobrado trece mil quinientos pesos por un triturador que no existe, además de que la requisición para ese artefacto viene duplicada; investigándose también el establecimiento de seiscientas hectáreas de “zacate Buffel” que nadie sabe en dónde se encuentran y que debieron sembrarse hace más de un año, por lo que a estas alturas deberían estar en plena producción. Lo anterior confirma que las grillitas están a la orden del día entre los campiranos, y en el estira y afloja se están sacando sus trapitos al sol. A ver en qué acaba el sainete.