Qué explicación pudieran dar a los torreonenses el Procurador Oscar Calderón y el presidente del tribunal Ramiro Flores Arizpe; pues de nueva cuenta ha quedado en entredicho la impartición de justicia en Coahuila, al dejar en libertad a Ignacio Alberto Salas Artega, señalado por sus cómplices como presunto autor intelectual del homicidio de su concuño Enrique Casillas Treviño, conocido entre sus amigos como “El Casco” u “El Español”. Comentarios escuchados en los pasillos del Palacio de Justicia, indican que el pasado miércoles se reunieron por la noche Carlos Durán Fernández, secretario técnico de la Procuraduría, Gerardo Villavicencio Valdez, coordinador “B” de Homicidios y Fernando Ruiz Castañeda, agente del MP a cargo del caso, quienes dialogaron amplio y tendido y estuvieron de acuerdo en que la jueza María Luisa Valencia García, unos dicen por “jugoso arreglo”, (que para todos alcanzo), y otros que por ordenes superiores, se exonerara al presunto homicida intelectual, quien abandonó el Cereso a las seis de la mañana del jueves, una hora impropia, además de que los más allegados al acusado, sabían de su salida y estaban a las puertas del Cereso para recogerlo. Lo cierto es que la justicia en Coahuila, por este, y otros casos similares, está devaluando su imagen y de pasada la administración “enriquista”, pero lo más lamentable es el daño que con ello se ocasiona a la comunidad.
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En la ciudad de Torreón están proliferando los anuncios por todas partes; lo anterior en el marco de un reglamento surgido en la administración de Jorge Zermeño y que desde sus orígenes quedo “rabón” y adaptado más a los intereses de los anunciantes que al de la comunidad. En ese tiempo se integro el “Consejo de los anuncios” mismo que solo ha de existir en el papel porque en cuanto a trabajo no se les ha visto nada; prueba de ello es el desorden de anuncios en la ciudad. Como ejemplo se pueden ver los llamados “puentes peatonales” autorizados por la pasada administración, y que por su pésima ubicación, molestas escaleras y en ocasiones riesgosa construcción quedaron convertidos en armatostes que nadie utiliza, además en forma extraña, la iluminación de los anuncios la toman del alumbrado público. Por otra parte en los últimos meses está apareciendo la exhibición de anuncios en remolques que sus promotores paran en las calles y ciertos lugares que consideran estratégicos. De todos es conocido que las banquetas y camellones están invadidos por postes con anuncios o mamparas que instalan sin que las autoridades pongan freno a esta práctica, que se da no solamente en el centro sino en la mayoría de los bulevares y avenidas. Es obvio que se requiere la actualización del citado reglamento de anuncios, pero es más urgente que las autoridades municipales ejerzan su función y no se dejen intimidar por intereses particulares; Torreón requiere orden en muchos aspectos, este es uno de ellos, y la administración de Guillermo Anaya poco está haciendo nada para lograrlo.
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Entre panistas se comentan que el asuntillo del ex tesorero León Urow, de supuestas ventas irregulares de su empresa al municipio, será “revivido” en el próximo mes de junio con intenciones electorales; sin embargo también comentan que las investigaciones a poco o nada llegarán, porque la verdadera “goliza” la metieron Alejandro Gidi (el poder tras el trono) y Mario Domínguez Serboni, los que con habilidad borraron las huellas y no dejaron ni los balones. Esto se dice entre blanquiazules que consideran que Leon Urow es solamente el “chivo expiatorio” de la pasada administración y que Salomón (ocupado en nuevos negocios) ya lo dejó colgado de la brocha ¿será?.
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Comentan que el alcalde Guillermo Anaya durante el pasado festival de la madre organizado por el DIF en la Plaza de Torreón, logró unificar a los asistentes arrancándoles un grito que debió ponerlo a pensar; resulta que en el momento que rifaron dos terrenos entre las madres asistentes, el maestro de ceremonias se refirió al Alcalde solicitando un aplauso de la concurrencia, pero de inmediato, se dejó escuchar un estruendoso ¡Nooooo!, acompañado de chiflidos, lo que pudiera ser muestra de que Don Memo, a poco mas de cuatro meses de gobierno, no cuenta con todas las simpatías que se supone lo llevaron a ocupar la Presidencia.—A propósito de los terrenos sorteados, es extraño que primero se rifen, adjudicándose a los ganadores y hasta dos días después, en la junta de Cabildo, se proponga la autorización y desincorporación de los mismos del patrimonio del Coproder; obviamente debería haber sido al revez, primero solicitar la aprobación para enajenarlos a titulo gratuito y después rifarlos, pero así se las gastan en la administración de don Memo, tal vez por falta de experiencia y de buenos asesores.