¿En que barco de la “polaca” a nivel nacional navega el gobernador de Coahuila Enrique Martínez?. Esta preguntilla circula entre los analistas y grillos de la polaca que consideran que el priismo se encuentra dividido y navegando entre dos fuerzas: por un lado los “salinistas” capitaneados por el jefazo del PRI Roberto Madrazo, integrados con diversos grupos de poder, entre ellos el llamado “Atlacomulco” de los Hank Ron, así como también una cauda de viejos “zorros” de las épocas gloriosas del PRI. Por otro lado los “Zedillistas”, representados por el ex jefazo de Gobernación, Diódoro Carrasco. Estas dos fuerzas se enfrentaron recientemente por el reparto de las candidaturas a diputados plurinominales, resultando claro que el control político priista en el país está en manos de los “salinistas”, que se llevaron la mayor parte del pastel, sin descartar en el otro grupo también hay políticos de peso, pero por lo visto poco pudieron hacer con un “guía” como el ex presidente Zedillo al que nunca se le dio el “arte de la grilla” para la que parece tener tacto de elefante. En este contexto nacional, convendría saber a los coahuilenses con cual de los dos grupos juega la baraja política el gobe don Enrique.
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Buscando una respuesta al anterior comentario, cabe recordar que hace cinco años Martínez y Martínez andaba como pre candidato buscando la gobernatura del Estado y su rival más fuerte en la campaña interna del PRI era el empresario Jesús María Ramón, “apadrinado” y apoyado por el entonces gobernador Rogelio Montemayor, situación que ponía en riesgo el triunfo de don Enrique al que nadita quería don Rogelio y por ello se vio en la necesidad de buscar apoyos en la capirucha del smog. Es ahí, según comentan los que de estas cosas dicen saber, donde surgió como “salvador martinense” Federico Berrueto, quien le dio “respiración artificial” conectándolo con políticos en la cúpula del poder, entre ellos con Lievano Sáenz, entonces poderoso secretario del presidente Ernesto Zedillo. Con este apoyo y el obtenido a través de “Pepe” García Triana, cuñado de un personaje muy ligado con el presidente Zedillo, don Enrique fortaleció su posición política como precandidato, pues obligaron desde el centro a que el gobernador Montemayor dejara de apoyar a “Chuy María” y le diera todo su respaldo (aunque fuera con el hígado inflamado) a Martínez y Martínez, quien finalmente fue el candidato del PRI a gobernador, y desde entonces vive “agradecido” con quienes lo acercaron con Zedillo.
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Lo anterior es un reflejo de que el gobernador de Coahuila navega en el barco zedillista; prueba de ello es que su “gallo” como candidato a diputado plurinominal fue Federico Berrueto, a pesar de que no tenía buena imagen ni aceptación entre los madracistas, pues poco antes en la campaña del PRI para escoger a su dirigente nacional, Berrueto fue el representante en Coahuila de Beatriz Paredes, candidata opositora que perdió frente a Madrazo. Con este antecedente (que fue el que lo hizo perder), surge la pregunta ¿Por qué lo escogió el gobernador teniendo otros gallos que no tenían conflicto? La respuesta pudiera ubicarse en el “pago de favores políticos” del reciente pasado. Sin embargo otros sesudos analistas consideran que el gobe don Enrique “juega a la baraja” y su futuro político en un proyecto nacional que, por lo visto no es el de Madrazo, sino el de los “zedilistas”. ¿Será?.-Todo esto son chismecillos que corren por los cafés y toman fuerza al paso de los días, pero hay que recordar que en política las mentiras pueden ser verdades y las verdades mentiras. Este su 007 cumple con pasar a sus lectores lo que se dice hoy por hoy en los mentideros políticos para que cada quien haga sus propios juicios.
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