El proceso electoral del pasado domingo revela aspectos importantes en Coahuila, que seguramente servirán de análisis y reflexión a candidatos, partidos y analistas del acontecer polaco. Destaca primero el abstencionismo que en el estado llegó al setenta por ciento, ocupando a nivel nacional un deshonroso tercer lugar; ello revela el descontento ciudadano por la pobreza política de partidos y candidatos, así como la ineficiencia de estos y del Instituto Electoral para motivar el voto. También es obvio que el abstencionismo perjudicó al PAN y benefició al PRI, haciendo lucir el llamado voto “duro” de sus militantes. Es cierto que el PRI arrasó en Coahuila al ganar seis de los siete distritos, con lo cual los panistas de la entidad, que tenían cuatro curules, apenas alcanzaron una; sin embargo los priistas bajaron en un veinte por ciento su votación en relación a la elección de 1997, revelando una pérdida de fuerza en su voto controlado. Por su parte el panismo se exhibió como una fuerza desvalorada en el estado, concentrando su poder en Torreón, desde donde (para como están las cosas) difícilmente podrán presentar un proyecto y un candidato que tenga éxito en su intención de gobernar el estado. De todo este sainete, el que debe estar feliz y contento es el gobernador Enrique Martínez, pues rendirá buenas cuentas a su partido, aunque en el Sexto Distrito de Torreón la candidata perdedora se encuentre llorando y haciendo comprensible berrinche, al grado de acusar a los “Anayas”, “Zermeños”, “Garcías Villas”, y otros panistas de ser “sucios, tontos y tramposos”. De todo este asunto queda claro que la próxima legislatura a nivel nacional será producto de apenas el cuarenta y uno por ciento de los electores, por lo que se dice no tendrá legitimación al no tener la aprobación de cuando menos el cincuenta por ciento más uno. Estos son algunos de los diversos aspectos que podrían llevar a la reflexión a los partidos, candidatos y grillos coahuilenses para ver si se salen de la hamaca.
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Cosas extrañas y posiblemente delictivas están sucediendo en el feudo del alcalde de Lerdo, Luis Fernando González Achem. Resulta que una licenciada de nombre Jacqueline del Río López, envía citatorios a diestra y siniestra, indicando que “le ha sido encomendado un negocio jurídico”, lo que hace suponer se trata de asuntos particulares. Los mencionados citatorios los firma como “Director jurídico externo”, lo que puede entrañar una usurpación de funciones o un uso indebido de éstas, pues no es posible que una persona que se dice integrante de una oficina jurídica externa envíe citatorios con el membrete del Republicano Ayuntamiento, los escudos del municipio y del estado, inclusive con la leyenda “sufragio efectivo, no reelección”, como si se tratara de una servidora pública. Si es parte del ayuntamiento, la licenciada no tiene por qué ser “externa”, y si no lo es, indebidamente utiliza papelería oficial, pues se arriesga a ser acusada por los delitos mencionados. En el colmo del descaro, la citada profesionista invita al destinatario del citatorio para que llegue a un arreglo conciliatorio a fin de evitarse “mayores gastos”, lo que hace suponer que está cobrando por sus servicios. El alcalde González Achem debe investigar y en su caso impedir que se utilice al ayuntamiento de Lerdo como oficina de cobros judiciales.
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Apáticos y sin cumplir su función se han visto los “polis” que comanda Javier Gutiérrez Pesquera, con relación a las quejas de los automovilistas que diariamente se ven “asaltados” por las grupitos que se apostan en los principales cruceros de Torreón con el pretexto de limpiar parabrisas, vender chicles, hacer “malabares” y lanzar fuego por la boca. Hay cruceros como: el de Juárez y Diagonal Reforma, Independencia y Colón y Cuatro caminos, en donde llegan a juntarse hasta quince personas en cada uno y sin decir “agua va”, se lanzan sobre los vehículos, alguno de los cuales han estado a punto de atropellarlos, pues se atraviesan sin ninguna precaución. Se hace necesaria la intervención de las autoridades para retirarlos, y en su caso, a través de la dependencia correspondiente, proponerles alguna solución de trabajo; curiosamente en Gómez Palacio y en Lerdo no se observa esta “plaguita”, por algo será.
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Una vez que terminaron las campañas políticas para diputados federales, el ganador por el segundo distrito en Gómez Palacio, Carlos Herrera, anunció que mantendrá los recorridos por los diferentes municipios; que lo hará como diputado federal, pero con el objetivo de empezar una especie de precampaña para la gubernatura de Durango. El dos veces presidente municipal de Gómez Palacio lo dice sin tapujos, y lo mismo está haciendo el senador Hernández Deras, por lo que se prevé que en el estado de Durango, al estilo foxiano, se van a adelantar los tiempos políticos, le guste o no al gobernador Ángel Sergio Guerrero Mier al que los aspirinos le dirán: hágase a un lado porque nos estorba.
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Al decir de nuestros sub agentes saltilleros, el ex alcalde y actual diputado local, Salomón Juan Marcos, quien durante los primeros seis meses de su gestión, cumpliendo sus obligaciones como legislador se ha dedicado a bostezar en su sillón de diputado, próximamente realizará viajecitos a ésta ciudad con la misión encomendada por el Secretario de Gobierno de hacer grilla y recomponer a los grupos políticos priistas que se sienten marginados, buscando fortalecer la estructura del partido con la finalidad de recuperar la presidencia municipal de Torreón dentro de dos años y medio. Para ello se traerá a su “escudero” y también diputado, Miguel Mery Ayup. Se dice que en el fondo la intención es la de proyectar a Gabriel Calvillo hacia el edificio de Matamoros y Galeana. De ser verdad este chisme, mejor convendría que pidieran licencia en sus cargos y se acomodaran como presidente y secretario del PRI local respectivamente.