Extrañamente el Procurador de Justicia del Estado Oscar Calderón, “ningunea” a los integrantes del Consejo de Seguridad Pública que preside Francisco de Urrutia. En repetidas ocasiones lo han invitado a dialogar sobre aspectos de seguridad en beneficio de la región; lamentablemente el “Procu” se hace de oídos sordos y no ha podido o no ha querido atenderlos. Se tuvo conocimiento que ante sus desaires los consejeros enviaron una carta al gobernador Enrique Martínez, dándole a conocer dichas desatenciones por parte del funcionario, a quien nuevamente invitan a una reunión el próximo sábado en esta ciudad. Se dice que entre otras cosas le pedirán que aclare a la comunidad los recientes acontecimientos en los que se encuentran involucrados diversos elementos de la Policía Ministerial, incluyéndose en dos de ellos a su propio hijo. Se espera que en esta ocasión don Oscar no salga con pretextos y responda a la invitación que ahora, por conducto del Gobernador le hicieron los consejeros. Su presencia serviría para explicar a los torreonenses la forma en que aplicó la ley en los mencionados casos que han indignado por parecer un caso más de indignante impunidad.
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Sobran los comentarios en el sentido que la administración de Guillermo Anaya no se ha caracterizado por la “ejecutividad” en la implementación de proyectos. Al inicio de su octavo mes al frente de la comuna da la impresión de ser un equipo “amorcillado” al cual le queda bien el saco de que “las cosas en palacio, caminan despacio”. Los torreonenses se preguntan: ¿Qué paso con la barda del Bosque, el tabaretismo, los vendedores ambulantes, los aparatos para medir la contaminación, el “Pabellón Hidalgo”, la eliminación de los camellones en el Independencia, la anunciada compra del edificio del Banco de México, la remodelación de la Alianza, etc., etc? En la calle se comenta que al igual que el presidente Fox, ambos, hicieron a un lado el “hoy, hoy, hoy” y lo cambiaron por un: “mañana, mañana” que nunca llega. Con esta falta de ejecutividad del gobierno panista, no podrán quejarse si el electorado les voltea la espalda.
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En el tiempo que lleva operando en esta región, la Policía Estatal Preventiva, se ha ido forjando una imagen de temor por sus abusos y pillerías, comentándose que su comandante, Rafael Sayavedra, se muestra ineficiente para cortarles las uñas y “amordazar” a sus muchachitos, que traen asoleados a choferes de camiones de carga y demás vehículos que circulan por caminos vecinales. Algunas voces afirman que no tiene la intención de poner orden por aquello de que el “tequiliu” corre abundantemente de abajo hacia arriba. Además, como se les hace chico el territorio de acción. En los últimos meses han estado invadiendo áreas municipales, siendo común verlos transitar (y no de a gratis) por bulevares y colonias aledañas a la ciudad. Si el citado jefazo no puede meter orden en la corporación que comanda, sería mejor que pidiera su cambio, y a lo mejor con un poco de suerte se los llevan a todos, porque aquí están dejando un mal sabor de boca entre los ciudadanos.