Es obvio que el alcalde de la vecina Matamoros, Felipe Medina Cervantes, se siente “sobradito” e intocable en sus sueños de poder como jefe de la comuna. Esto viene a colación porque la semana pasada El Siglo de Torreón publicó algunas inconformidades de ciudadanos externadas en contra del organismo municipal de agua potable denominado Simapa, cosa que molestó y puso rojo de coraje al Alcalde, a grado tal que el jueves pasado trató en forma despótica a la reportera de esta casa editora, acusándola de publicar información tendenciosa y de mala fe. Es probable que en sus desvaríos don Felipe se sienta intocable, olvidándose que los tiempos cambiaron y que su municipio tiene muchas carencias administrativas y rezagos que motivan inconformidades; por ello es tan importante la voz del pueblo como la suya (así se lo dijo la reportera), pero lo que no se vale es molestarse porque se publiquen las quejas de los ciudadanos. Se dice que el Alcalde ve “moros con tranchete” por todos lados y cualquier piedrita que le molesta en el zapato se la atribuye a su enemigo político, el ex alcalde Contreras Pacheco, lo cual es solamente una manera fácil de justificar su incompetencia. Sería más conveniente que don Felipe se quitara las “pulgas” saltilleras que lo traen nervioso y haciendo a un lado los pretextos se pusiera a trabajar en beneficio de Matamoros. ¿Podrá?
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En el hospital del ISSSTE de Torreón las cosas van de mal en peor, lo que se nota hasta en pequeños detalles. Ahora resulta que el módulo de información que se localizaba a la entrada del hospital, como debe ser, fue reubicado a un costado donde nadie lo ve, por lo que prácticamente quedó inservible. Curiosamente el espacio donde se encontraba, ahora es ocupado por máquinas de refrescos y golosinas, dándole más importancia al comercio que a la atención de los derechohabientes y sus familiares. ¿Qué pensará de esto su director Edmundo Gurza Jaidar?; a lo mejor considera que todo está bien por aquello de que pudiera llevar una comisión en las ventas. De no ser así, valdría la pena que investigara quién fue el “listillo” que le está comiendo el mandado, pero en todo caso deberá poner orden y regresar las cosas a su lugar.
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Al decir de nuestros sub-agentes que deambulan en las oficinas públicas de Lerdo, es frecuente encontrarse al alcalde, Luis Fernando González Achem, bostezando en las mañanas por los pasillos de la presidencia o cuando concede entrevistas a los medios de comunicación. Hace unos días, mientras proporcionaba información a la prensa en la sala de audiencias, a la mitad comenzó a bostezar como león desvelado por la caza nocturna. Hablaba del desempleo en el municipio y las acciones que se pretenden llevar a cabo para abatirlo y cosas por el estilo. Al tercer bostezo, interrumpió la frase, volteó a ver el reloj de la pared y dijo, campechanamente, con los ojos llorosos y la voz distorsionada por la flojera: “son las diez y media, mano, tengo hambre, por eso estoy bostezando”. Al no escuchar ningún comentario del reportero, que lo miraba fijamente y con cierta extrañeza, prosiguió su declaración como si nada hubiera pasado. Hay quienes piensan a don Fernando ya se le cansó el caballo y que sólo está “dando bolita” para salir del paso.
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Ya que andamos por los rumbos de la “Ciudad Jardín”, conviene recordar el dicho que reza: “el que calla otorga” y esto bien le viene al alcalde Luis Fernando González Achem, quien prefirió quedarse callado y no contestar las acusaciones del regidor panista, Nicolás Rangel Campos, al señalar que el presidente municipal tenía un adeudo con el municipio y que además no había comprobado gastos por 206 mil pesos en la cuenta pública del 2002. Ayer los medios de comunicación se dieron cita en la oficina del Alcalde para tomar nota de su contestación a este señalamiento, algunos incluso lo esperaban en la puerta de su privado; sin embargo, el edil lerdense se hizo como que no vio a los reporteros y se introdujo en su privado para atender la audiencia y extrañamente decidió suspender la tradicional rueda de prensa del medio día. Se confirma aquello de que: “el que calla, otorga”.