Se dice que la empresa Peñoles ha venido realizando serios esfuerzos para la remediación ambiental, tanto de la llamada contaminación histórica (acumulada por años en el suelo), como la referida a las emanaciones de sus procesos en los últimos cuatro años. Para la empresa todo está en orden y apegado a la normatividad permisible; sin embargo, siguen surgiendo niños con altos niveles de plomo en la sangre. Los torreonenses están preocupados y desean información verídica y confiable. Si en el fondo no hay nada que tenga qué ocultar Peñoles, sería conveniente que junto a las autoridades retomaran las conclusiones y propuestas de la investigación que realizó hace casi cuatro años el CDC de Atlanta. En ellas quedó clara la necesidad de llevar a cabo un nuevo análisis trascurridos tres o cuatro años, a fin de confirmar si las medidas de remediación habían dado resultado. Se hace necesario que el Alcalde Guillermo Anaya y la Secretaría de Salud del Estado promuevan este análisis siguiendo el mismo “protocolo” que utilizó el CDC de Atlanta, pues cabe recordar que los investigadores de ese centro utilizaron los laboratorios de la UA de C de Torreón contando con el apoyo del Director de la Facultad de Medicina, doctor Rene Pérez Vertti y del investigador Gonzalo García Vargas. Seguramente con un bajo costo y apegados al modelo citado, se obtendrían resultados confiables que permitirían conocer si hubo importantes avances para frenar la contaminación, o si todavía seguimos atrapados en un grave problema. Éste fue uno de los acuerdos tomados, la comunidad requiere y merece que se realice un nuevo esfuerzo por parte de sus autoridades. En ello el alcalde Guillermo Anaya tiene la palabra.
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Abundan los “aspirinos” priistas a la gubernatura del Estado de Coahuila, pero en el fondo muchos de ellos saben que tienen escasas posibilidades; sin embargo, hacen ruido buscando se les mencione a fin de hacer méritos para colarse en alguna nómina oficial y no quedarse “viviendo en el error”. Hasta ahora el gallo más fuerte que ha venido trabajando el Estado es el actual senador Alejandro Gutiérrez, pero detrás de él está la cauda de los que también sueñan con la silla del Palacio Rosa, aunque en realidad aspiran a obtener una curul en el senado. En esta lista se anotan: el Alcalde de Saltillo Humberto Moreira, el diputado federal Jesús María Ramón, a quien por cierto cuando viene a Torreón no se le paran ni las moscas); el secretario de gobierno Raúl Sifuentes; el de finanzas Javier Guerrero; el Subsecretario de Educación José María Frausto Siller, e inclusive algunos ilusos entre los que se incluye al actual jefazo del Congreso local Abraham Cepeda Izaguirre, quien con sus desatinos al frente de ese importante poder, lo más seguro es que acabe en la fría banca del olvido. La realidad es que si al gobe don Enrique no se le hace la candidatura priista para la silla grande de Los Pinos, para no quedarse chiflando en la loma seguramente buscará la senaduría y si termina bien en Coahuila, pudiera obtenerla.
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El distribuidor vial que se construye en la carretera Torreón-Matamoros constituye una obra de gran importancia para la ciudad, por lo que es comprensible que durante su realización se causen problemas en el tránsito y se vean afectados los comercios e industrias aledaños. Pero es inexplicable que el director de Obras Públicas del Estado, Jorge Viesca Martínez, no haya previsto la planificación y arreglo oportuno de las vialidades alternas. Circular por ellas resulta un verdadero caos, sobre todo en la desviación del tráfico que se hace por Mieleras para llegar a Torreón. Ni siquiera se preocuparon por instalar señalamientos, provocándose un laberinto donde numerosos conductores de vehículos transitan desorientados pidiendo información. No caben las justificaciones que pretende dar el jefazo Jorge Viesca, pues en una obra de esa magnitud se deberían haber invertido recursos para agilizar el tránsito. Esta falta de profesionalismo técnico es lo que irrita a los ciudadanos. Sería conveniente que el citado director de Obras Públicas circulara por el trayecto mencionado; así se podría dar cuenta del desbarajuste que ha ocasionado su falta de previsión. Ya se dice: la obra es buena y necesaria, pero como funcionario y técnico previsor obtiene una calificación reprobatoria de la comunidad.